Cuando lo conocí él tenía 18 y yo estaba en mi penúltimo semestre de universidad con 21 años, a punto de pasar a la vida laboral. No íbamos en la misma Universidad, ni nos gustaban las mismas cosas pero de vez en cuando lo veía entrar con una niña y un señor, probablemente su familia, tomaba el desayuno los sábados en la cafetería en frente de una ventana alta que daba a una tienda de zapatos, tomabamos el mismo camino para la Universidad, vivíamos cerca y las pláticas eran bastante fluidas, él prefería el chocolate y yo el café, a mí me gustaban los gatos y él era un fanático de los perros, a veces nos enojabamos por querer tener la razón de que si mi próximo robot debía ser de color ginda o amarillo, de si los dulces de leche eran mejores que los wagashi y lo único en lo que estábamos de acuerdo era que tanto él como yo no íbamos a ceder la razón, pero de algún u otro modo empezamos a querernos más y tuvimos una amistad buena a pesar de la diferencia de edad.
A veces me esperaba afuera de la cafetería, a veces venía a estudiar conmigo y nos quedábamos en mi cuarto, me enseñaba a tocar la guitarra, escuchábamos su música y veíamos películas, salíamos de vez en cuando porque yo tenía qué hacer mi servicio y estudiar y él tenía que estudiar, trabajar y cuidar a su hermanita, venía más seguido al The Lucky Cat con su familia y tanto mi tía Cass como yo nos alegraba, a ella porque el señor Enrique le hablaba de las recetas casera de algún postre que podía poner en el menú y yo porque venía Miguel y podía hablar con él y su hermanita era tierna, de 4 años, tierna y bastante, de cabello largo negro, piel algo clara y un lunar cerca de sus labios, recuerdo la primera vez que me acerqué a ella ya siendo amigo de Miguel.
—Entonces tú eres Viviana, un gusto — a pesar de que no solía tratar con niños, ella era más fácil de tratar.
—Gracias, y tú eres mamá, ¿verdad? — su rostro mostraba felicidad, una auténtica sonrisa como la de Miguel y este se quedó helado ante esas palabras, al igual que yo.
—Aay esta niña — la tomó de los hombros apresuradamente, riendo nervioso —, es que pues nuestra mamá se quedó en México y la extraña — y me quedé en silencio, viendo como Miguel regañaba en español a su hermana, algo que no entendía de nada.➷➷➷
—¿Qué tanto te gusta la robótica? — lanzabamos piedras al estanque por las tardes, un pasatiempo que se repetía una vez cada dos semanas.
—Mmm... — miré la roca entre mis dedos e inhalé profundo, ese día, tal vez sin pensarlo, quería decir algo que nos acercara más —, no más que tú — lancé la roca tan lejos como pude, no sentí nervios porque lo dije sin pensarlo, sin si quiera percatarme de lo que había dicho era grave.
—¿Neta, me lo juras? — volté a verle y estaba sonriendo, con su rostro de sin poder creerlo, entonces pensé en lo que había dicho pero no me preocupó, porque sabía que no había hecho mal.
—Neta, te lo juro — después de 3 meses siendo amigos empezamos a ser otra cosa y esa tarde de algún modo, todo lo que hacíamos tenía algo más, ya no sólo era lanzar piedras con un amigo, ya no sólo era caminar con un amigo, sólo se volvió más especial.Y empecé a tener más privilegios, podía abrazarlo y tomarle las manos en la calle, podía robar su comida, canciones que me dedicaba en el momento, podía decir plenamente lo que pensaba de él como un "qué bonito te ves hoy", "eres perfecto", "¿quién demonios te hizo tan bello?" sin sentir incomodidad y por fin pude ir a su casa a comer con su padre y su hermanita que no paraba de decirme mamá.
—¿Qué te he dicho Greta Viviana Rivera? — hablaban en español y por el tono de su voz suponía que la estaban regañando, de nuevo.
—Pero... ¿No lo es?
—Tranquilos, está bien, no hay problemas si me llama así — y aunque lo pensaron y me vieran con ojos incrédulos la niña parecía ser la única feliz con eso.Cuando recuerdo todo eso puedo analizar bien el cómo era evidente que Miguel siempre me mintió.
Llegué a su casa después de mi servicio, toqué la puerta pero se abrió lentamente y mi preocupación porque haya pasado algo se encendió, pasé sin hacer ruido, inspeccionando al rededor y anduve con cuidado hasta escuchar lo que parecía una discusión en otro idioma en la cocina.
—¡Ya no puedes seguir con ese chico si no le dices la verdad!
—¿Sabes qué va a pasar si le digo? , me va a dejar, me va a dejar como el otro chico porque se va a asustar.
—Hubieras pensado eso antes, chamaco pendejo, ¿quién demonios crees que en su sano juicio te aceptaría con tal carga?
—Ya papá, no necesito de nuevo uno de tus sermones...
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🎏 Drabbles H I G U E L
Fanfiction🎏 Mentira, One-Shots H i g u e l Encontrarás temas de amor y desamor que se me vayan ocurriendo al momento. Personajes que tomé prestados y que son de sus respectivos creadores ♡