CAPÍTULO 1 - TARDE DE CINE

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Hoy tiene que ser un gran día, tengo una cita a las ocho de la noche, pero tengo la tarde libre desde las cuatro , ir a mi casa y volver hubiera sido demasiado tedioso así que me pareció una buena idea ir al cine que me quedaba cerca, ver cualquier película y salir justo a tiempo para conocer a esa chica a la que había conocido por tinder.

No recuerdo que película elegí, compré el boleto para los asientos de la última fila, el cine sería el mejor lugar para dormir hasta que llegue la hora de mi cita, la sala estaba casi vacía ; lastimosamente mi plan se fue al diablo cuando  una mujer sentada a cuatro espacios míos, atrapó toda mi atención y no quise mirar nada más desde que la vi. Su cabello era negro y sus ojos azules como el cielo, sus labios estaban pintados de un rojo que provocaba darle una mordida, llevada una camiseta escotada que dejaba ver sus pezones erizados por culpa del aire acondicionado y un vestido floreado, de esos que llevan las niñas buenas.

Miraba a cada segundo la hora en su celular, se le notaba impaciente, como esperando a alguien que ya estaba tardando más de la cuenta; su teléfono vibró y agachó su cabeza entre los asientos para que nadie la escuche.

-           ¿Aló?..... Llevo una hora esperándote ya está por comenzar la película, dijiste que llegarías temprano..... Me lo prometiste Daniel... Eres  un estúpido... ¿En serio ya no vas a venir?... ¡Jódete!

Colgó y comenzó a secar sus lágrimas, pero no eran de tristeza, eran más bien esas lágrimas de cólera, de furia, de impotencia, como cuando ya estás cansada de que te fallen tantas veces.

-          Si fuera yo, nunca te dejaría plantada. - le dije arriesgándome a que me me mande a rodar y me lance su vaso de gaseosa.

-          ¡Cállate Idiota! , métete en tus asuntos.

Me armé de valor y con el mayor descaro del mundo me moví y me senté a su lado.

-         No chica, en serio, es que mírate, hay que ser muy pendejo para dejarte plantada, encima en la última fila del cine, donde se pueden hacen las mejores cosas.

-         Vete ahora mismo o grito.

-          Vale vale tranquila, que tampoco es para tanto, solo quise hacerte compañía porque me di cuenta que te dejaron plantada.

-           Igual que a ti.

-           Sí, también, así son las mujeres, malas, que pena que no me tocó una como tú, que llegue puntualita y me espere con la gaseosa y las palomitas compradas. ¿Tu novio es Brad Pitt o algo así? Porque de otra forma no me explico como te hace eso.

-        No te interesa

-        Bueno si eres así de amargada seguro por eso te dejaron platantada. ¿Me puedo quedar aquí sentado? A estas salas les prenden el aire acondicionado a propósito para que los novios se calienten no?.

-         Estás loco en serio, eres un idiota, tu acaso vienes al cine a tener sexo?

-          No, nunca lo había pensado, pero ¿no crees que sería genial?

-           Largate de aquí asqueroso, una más y en serio grito.

-           A ver, vamos a ser sinceros, si hubieras querido gritar, lo hubieras hecho desde que me senté aquí, si no lo has hecho es porque no me tienes miedo, sabes que no soy un ladrón, ni un violador, o porque quizás te parezco guapo, te gusto un poco y te parece divertido que venga a decirte todo esto.

-           En serio estás loco, eres un idiota.

*La película comenzó y me quedé sentado a su lado, susurrando en vez de hablar*

-           ¿Como te llamas?

-            Que te importa...

-             jajaja eres preciosa en serio.

-             Y tú un idiota y ya ¡cállate!

-            ¿No te gustaría hacer una locura?

-            ¿De qué hablas?

-             Sí, algo que nunca olvides... -

Cada vez que me acercaba a hablarle susurraba en su oreja despacio y sentía como inclinaba un poco su cuello y lejos de botarme sentí que no le molestaba.

-           Y según tú ¿qué cosa crees que podría hacer contigo que no olvidaría?

-           Tengamos sexo aquí... - y antes que me suelte una cachetada - continúe... Nunca lo vas a olvidar.

Lejos de pegarme se quedó callada y no dijo nada, no se asustó, no sé inmutó y yo asumí ese silencio como una señal para continuar.

Es obvio que nunca me diría "Sí, me ha gustado tu propuesta estúpida, me has gustado tú y me parecería muy loco hacer el amor así que acepto" su silencio fue la única señal para no detenerme.

Comencé a acariciar su mano con la yema de mis dedos y no la quitó ni siquiera me miró, supongo que por dentro pensó que era la mejor forma de vengarse de su novio por plantarla, que más da, yo seguí acariciando sus manos despacio, seguí con su pierna y cuando intenté levantar lentamente su falda me detuvo.

-          Eres un maldito loco, piensas que todo es así  de fácil, seguro eso te funciona con todas las mujeres, estás loco en serio.

-          Siente como has puesto a este loco.

Agarré su mano y en un movimiento rápido la puse sobre mi pantalón, dejándola sentir mi erección, ella lejos de quitarla me miró y sus labios rojos por primera vez esbozaron una sonrisa, pero de esas que parecen salidas del infierno, llena de lujuria y ganas de más. Una vez ahí, ya no pudo evitar lo que vino después, comenzó a acariciarme el pene despacio por encima del pantalón y fue el inicio de todo; con mi mano continué acariciando sus piernas, metiéndola por debajo de su falda, mojé mis dedos con la lengua y los comencé a introducir muy despacio, ella quiso gritar pero solo mordió sus labios, bajó mi cierre, sacó el botón del pantalón y comenzó a masturbarme, mientras todos disfrutaban la película y yo disfrutaba de ella.

¡Dios mío! Ni en el mejor de todos mis putos sueños hubiera imaginado esto, se inclinó y comenzó a chuparlo, pasando su lengua despacio mientras yo tocaba sus pezones y ambos luchabamos por no hacer ruido.

Se levantó y nuevamente mis dedos comenzaron a explorar sus partes más íntimas, acariciando su clitoris lentamente mientras ella mordía mi hombro y me dejaba clavado sus dientes para no hacer bulla.

-          ¡Te la quiero meter! - le grité al oído en un susurro.

-          Estás enfermo, nos van a ver.

-           Al carajo todo, hagamos que esta maldita locura valga la pena.

Se bajó el calzón y se sentó despacio encima mío, por ahí algún susurro pasaba la voz para que nos miren mientras otros seguían concentrados en su película.

La adrenalina fue tan grande que a los pocos segundos de estar encima mío mientras se movía, gritó a mi oído.

-         ¡Me vengo, me vengo!

Mordió mis labios, clavó sus uñas en mi espalda y ambos terminamos juntos, fue el mejor orgasmo de la puta vida, de la puta galaxia, de la historia.

Se volvió a sentar y el corazón estuvo a punto de explotar, a punto de salirse, varios curiosos se dieron cuenta, soltaron algunos flashes por ahí, pero en ese momento no importó nada más que esa fantasía hecha realidad.

Se puso las bragas, se acomodó el cabello y se fue...

-       Oye...

-       ¿Qué?

-        Gracias a Dios te dejaron plantada... Cuídate.

-         Imbécil...

Continuará...

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