CAPÍTULO 7 - JUEGOS PELIGROSOS

622 7 0
                                    

CAPÍTULO 7

[ Bradd es el típico muchacho que cualquier mujer voltearía a ver, con una estatura mayor a la promedio, un cuerpo bastante trabajado en el gimnasio, el look de chico malo, ojos café, piel bronceada, labios medianamente gruesos y esos agujeros que se formaban en su mejillas cada vez que sonreía, lo hacían un galán que cualquier mujer estaría dispuesta a regalarle una noche de placer sin pensarlo tanto, si a eso le sumamos su sentido del humor, su forma de ser tan descarada para decir las cosas y su habilidad para engatusar a las mujeres, era muy fácil comprender porque hizo lo que hizo en el cine con Emily, porque Anna no tuvo reparos en llevarlo al baño de un bar o a la habitación de los padres de Joan y ahora sumaba a su lista de mujeres a Amanda, una mujer distinta a las muchachas que había conocido, una mujer de verdad con experiencia, de mundo y con habilidades para el sexo que no había encontrado antes. Todo parecía andar de maravilla en la vida de Bradd, se sentía ganador, un galán, pero no todo en la vida es sexo, no todo es placer, a veces también te toca ser golpeado para cambiar el rumbo de tu vida]

Terminamos de hacer el amor y Amanda se fue a su habitación, me dio un beso tierno antes de irse y yo me quedé echado en la cama mirando el techo, exhausto por todo lo que había pasado, pero triunfador por sentir que le había regalado el mejor sexo de su vida, creo que pasaron cinco minutos y caí rendido en un profundo sueño.

Por la mañana del día siguiente el Sr. García llegó de su viaje, Amanda lo recibió como la esposa más enamorada de todas, se tiró encima suyo y lo abrazó como una niña que extraña a su padre, lucía contenta de verlo y en mi mente solo me sorprendía por lo gran actriz que había resultado.  El Sr. García llegó contento, no sé si porque sus negocios habían resultado como él había planeado o porque ya estaba nuevamente en casa; yo me limité a quedarme en silencio, responder solo lo que me preguntaban y apreciar la “romántica” escena.

-          ¿Qué tal se ha portado mi mujer Bradd?

-          Todo bien Señor, sin mayores inconvenientes – sonreí por la pregunta, si supiera que se portó mejor de lo que piensa.

-          ¿Qué tal tu habitación? ¿Te gustó? , gracias por tu trabajo y por aceptar así de un momento a otro, me hubiera gustado avisarte con anticipación pero el viaje salió de imprevisto.

-          La habitación muy cómoda Sr, pero igual uno extraña su casa y no se preocupe, puede contar conmigo para lo que quiera.

-          Gracias Bradd, Edward no se equivocó al recomendarte… te habrás portado bien no?, ¿No habrás metido a nadie a la casa ? jajaja – sonríe de forma complice.

-          Sí señor todo bien, no se preocupe. – sonreí nuevamente más avergonzado.

-          Menos mal, igual puse cámaras en la puerta de tu habitación así que si has metido a alguien y me estás mintiendo me voy a enterar eh. – sonriendo como un padre que reprende a su hijo por alguna tontería que a él le da gracia.

Por un segundo me quedé helado al no saber si era una broma o algo real, miré de reojo a Amanda y ella también me estaba mirando, la expresión de su cara había cambiado, la sonrisa de su rostro se había esfumado y había más bien cierto grado de preocupación y nerviosismo. Sí lo que había dicho era cierto, era hombre muerto; seguramente vería como su mujer ingresó a mi habitación y no salió hasta casi una hora después, el Sr. García no era tonto, inmediatamente se daría cuenta de lo que había pasado, espero que haya sido solo una broma de mal gusto y  no sea verdad.

Una semana pasé sin verla, el Sr. García se quedó en casa intentando compensar su ausencia y le dedicó el tiempo a su esposa, él tenía la idea de que su mujer lo engañaba así que estaba haciendo todo lo posible por recuperarla, durante ocho días no supe nada de Amanda, hasta que un jueves a las ocho de la mañana el Sr. García me llamó.

CUANDO TE ENCUENTRE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora