CAPÍTULO 16 - LEJOS DE TODO

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CUANDO TE ENCUENTRE

CAPITULO 16

Pedimos la cuenta al mesero, yo pagué y ella dejó diez dólares de propina, el pobre hombre quiso lanzarse a abrazarla, yo solo miré y sonreí. Pedí cuatro latas de cerveza antes de salir y las guardé en la maletera sin que lo note.

-          Bueno venga, ¡Vamos ya! – Estaba toda emocionada, parecía una niña de cinco años cuando le dices que irá al cine por primera vez, era la primera vez que la veía así, por algún motivo se había quitado el disfraz de mujer de negocios, seria e importante y era una muchacha común y corriente que vive la vida.

-          Vale. Prepárate, apaga tu celular y desconéctate por un instante de tus negocios, correos y del mundo.

Esta vez dejó los formalismos y subió adelante al auto conmigo, no dejaba de sonreír y esta vez era más difícil mirarla sin que se diera cuenta, por ratos volteaba como mirando a los carros que vienen por la derecha y me quedaba mirándola, sin duda era hermosa, pensé que tenía que aprovechar este momento para hacer todas las preguntas que pueda, no sabía si esto podía volver a repetirse.

-          ¿Puedo preguntarte algo? – dije sin mirarla.

-          Sí, dime.

-          ¿Nunca has querido mandar todo al carajo?

Se echó a reír por unos segundos y luego guardó silencio.

-          La verdad es que sí, muchas veces, pero soy la única hija de mi padre y prácticamente me criaron desde pequeña para que al crecer me hiciera cargo de todo esto, en un futuro todo esto será mío y mi padre siempre quiso que esté preparada. No tuve la vida de una chica normal, siempre la pasé entre profesores y libros; nunca hubo baile de fin de año, las típicas fiestas de verano o los paseos en el colegio.

-          Bueno, ¡Para ya!, que me estás haciendo llorar – fingiendo secar unas lágrimas imaginarias.

-          ¡Eres un idiota! – me dio un golpe suave en el hombro y yo fingí que me dolió, ella sonrío y ya me estaba acostumbrando a verla así.

-          ¿Y por qué te golpeó tu padre? – le dije lo más natural posible, exponiéndome a echar a perder todo lo que había avanzado hasta el momento.

-          Unos desacuerdos, está haciendo unas inversiones que creo que no están bien, ambos nos exaltamos, le grité y por eso me golpeó. Él es un buen hombre, pero a veces su avaricia le juega en contra. Prefiero no hablar de eso.

-          Entiendo, entiendo, no te preocupes, no quiero incomodarte.- «Sin duda aquí hay algo que debería averiguar» me repetí a mi interior.

-          No descuida, solo no quiero pensar en eso ahora. ¿Falta mucho para llegar a ese lugar taaaan bonito que dices? – me dijo exagerando el “tan”

-          Unos veinte minutos… no desesperes.

Pasamos unos minutos en silencio y no quise preguntarle nada más para no parecer intenso o inoportuno, le di su espacio y esperé que ella rompa esta vez el silencio. Así pasó.

-          Cuéntame de ti... el día que te entrevisté no conversamos mucho y todo este mes creo que estuve tan ocupada que nunca hablamos.

Me cogió por sorpresa y tuve que recordar los malditos apuntes del Sr. García.

-          Ehh , bueno mi vida no ha sido tan interesante. – «Maldito señor García» - Mi madre es Mexicana y mi padre, de Estados Unidos, viví en ambos países un tiempo, luego mi padre se fue a trabajar allá y nunca más volvió, falleció en un accidente mientras trabajaba y mi madre falleció también por una enfermedad cuando era niño.

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