VII. Amarillo

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La palabra deseo viene del latín vulgar desidium 'ociosidad, deseo, libido'. Desidium.

Pov's Omnisciente.

La noche de Shaka iba bien solo había un detalle que lo perturbaba; la presencia de Helena con la de Milo. Por alguna razón el rubio sentía esa incomodidad en el pecho ¿Qué podría estar haciendo Helena con él? ¿A dónde abrían ido? ¿Por qué con Milo? Pues bien, el escorpión tenía una fama de ser todo un galán entre las doncellas del Santuario, no dudaba que fuera a intentar algo la pelirroja y eso era lo que lo hacía enfadar hasta cierto punto.

Una luz celeste interrumpió su meditación y en seguida cayó Helena, quien solo se quejaba de la caída y del lemuriano. Shaka se puso de pie para revisar la situación, en la frente de Helena había una nota en papel amarillo.

"Me libero de toda responsabilidad, a final de cuentas. TU eres su caballero dorado".
Pd. Esta algo ebria.

Vio al pie de la nota la firma de Mu solo soltó un suspiro y observó a la joven mientras regresaba a su meditación.

-¿Qué me miras?

-No sé si sirva hablar contigo en este estado.

-¿No has escuchado que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad?

-Ve a dormir.

-No quiero.

-Es una orden, Helena.

-Oblígame.

Shaka se puso de pie tomando a Helena del brazo arrastrándola a la habitación de visitas. La sentó en la cama para retirar pero Helena lo tomó del brazo empujándolo hacia ella.

Las mejillas del rubio estaban ardiendo, era la segunda vez que estaban en una postura comprometedora pero a diferencia de la primera vez, tenían toda la privacidad del mundo.

-Helena esto ...-La voz del rubio fue ahogada por un beso. Helena se había atrevido a traspasar la delgada línea que había entre ellos.

Los besos de la pelirroja seducían al noble caballero, dentro de él se encontraba en una lucha, una que estaba perdiendo gracias a las caricias que comenzaba a brindarle Helena. Poco a poco trato de corresponder los besos, no de la misma manera y experiencia, pero seguía ese ritmo tan exótico que marcaba la pelirroja.

Helena mordió su labio inferior provocando que Shaka soltará un quejido, aquél simple acto había activado todo. Después de eso decidió bajar hasta su cuello donde besaba y mordía la piel blanca del rubio.

Sus respiraciones estaban aceleradas, más las del rubio, que todas esas sensaciones eran nuevas para él. Tener el cuerpo de Helena a su merced lo hacía sentir excitado, con una mano temblorosa comenzó a recorrer sus piernas. No podía negar que su cuerpo era hermoso, no era una súper modelo pero para Shaka era perfecto. Helena alzó su cadera haciendo que sus cuerpos chocaran, una y otra vez, se restregaba sin ningún pudor en la hombría de Virgo. Este solo luchaba por no dejar de escapar algún sonido, pero cada roce, cada beso y caricia era un exquisito manjar para él. Sintió la fría mano de Helena debajo de su camisa recorriendo su espalda de arriba hacia abajo. Por un momento olvidó que era caballero de Athena y se entregó a la pasión que sentía. Tomó a Helena del rostro besándola descontroladamente mientras que su mano se dirigía a su vientre, dando círculos en la piel desnuda. Mordió los labios de la pelirroja haciéndola soltar un leve gemido y esto fue lo que lo trajo de vuelta a la realidad. Se alejó de ella por completo con los ojos abiertos, tomó toda su fuerza de voluntad para levantarse de la cama, miró a Helena. Ella estaba ebria. No podía tomarla en ese estado.

¡Victoria! |Saint Seiya|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora