XIV. Roto

253 13 0
                                    

Lealtad.

Etimológicamente proviene del latín "legalis" y se traduce como respeto a la ley, no solo a la ley en sentido moral.


Pov's Helena

Los rayos del sol me habían despertado de manera molesta así que abrí los ojos para toparme con Shaka aferrado a mi cuerpo. Sonreí ante la tierna imagen del rubio, su pecho subía y bajaba lentamente y sus brazos aprisionaban mi cintura, deposité un casto beso en sus cabellos dorados suspirando si era correcto para Shaka, quien juraba y perjuraba mantener su lealtad a Athena y sus principios en Buda, y para mi; la desconfianza de volver a darle mi corazón a un extraño, eso me impedía a dar el siguiente paso ademas de las constantes variables en nuestro trato diario me hacía dudar si esto era algo carnal o sentimental.
Como pude me deshice del abrazo del rubio sin despertarlo para dirigirme a la habitación de Verónica y llevarme la sorpresa que no se encontraba por ningun lado de la habitación, corrí hacia el comedor y la sala principal pero no había rastro de la pequeña rubia. Volví a la habitación de Virgo y me encerré en el baño para cambiarme sin hacer ruido.

-¿A dónde vas?

-A buscar a Verónica.-Le respondí al rubio que aun se encontraba en la cama. Sin más sali corriendo por los templos siguientes hasta llegar a Libra, el maestro Dokho solía madrugar más que los demás santos así que no me era sorpresa verlo levantado con una maraña de cabellos rubios colgaba del árbol que yacía dentro del jardín trasero del templo.

-Otra vez.-Dijo el azabache con firmeza.

-No pue..do.-Contestó Verónica con una voz ahogada.

-Tu puedes. Anda.

La pequeña volvió a levantar su propio peso por encima de la rama,

-Buenos días, maestro Dokho.

-Oh. Señorita Nike, buenos días.

-Veo que ya conoció a Verónica.

-La encontré en la entrada de Virgo entrenando torpemente así que la traje para corregirla.

-Entiendo.

-Tiene una determinación impresionante, es demasiado pequeña pero es demasiado energética. Me recuerda un poco a Regulus.

-El pequeño cachorro.-Las palabras salieron sin mi permiso pero era una de las cosas que no controlaba, los recuerdos fugases.

-Hemos terminado, Vero. Baja.

-Es muy alto.-Gritó ella.

-Yo te sostendré.-Dicho eso la pequeña se soltó aterrizando en los fuertes brazos del caballero de Libra. Sus ojos se abrieron en par cuando me vio.

-Señorita Nike, disculpe por no avisarle de mi salida.

Me arrodille hacia ella para jalar levemente sus orejas. Dokho rió por debajo ante mi acción.

-Me preocupaste. Casi me da un patatus por tu culpa.

-Lo siento, no quise importunar su sueño.

La solté ordenandole que regresará a Virgo donde Shaka de seguro la estaría esperando quedandome sola con el mayor de los santos.

-¿Puedo invitarla a desayunar?

-Me encantaría pero hoy regresa Athena y de seguro esto será un caos.

-Seremos breves, señorita Nike.

-Pensé que habíamos dejado atrás las formalidades.

-El protocolo, lo siento. Tengo unas galletas de mantequilla que compré en el Rodorio, tienes que probarlas.-Me sujeto con delicadeza del brazo con cuidado y me arrastro a la cocina. Me senté en el pequeño comedor redondo mientras él corría hacia la cocina para traer la pequeña caja de color rojo dejandolo en centro de la mesa junto con dos vasos y una botella de jugo de naranja, me sirvió en contenedor de cristal.

¡Victoria! |Saint Seiya|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora