XXXVI.La verdad

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LUCHA

La palabra lucha viene del latín lucta y este del verbo luctari (combate cuerpo-a-cuerpo)

Povs Helena.

Pude sentir el sabor de ferroso de la sangre junto el de la tierra en mi boca. Con todas mis fuerzas evite soltar un quejido mientras me levantaba después del impacto, Bia tenía una mirada feroz como un leona acechando a su presa en busca de su muerte.

-Bonitas formas de recibirme. 

-No mereces menos.

Shura y Saga ya la estaban rodeando en cuestión de segundos.

-Recuerda lo que te pedí Shura.-Lo miré directamente.-No intervengan.

Shura quiso responder pero asintió bajando su espada lentamente sin quitarle la vista a Bia.

-¿Podemos hablar como la gente civilizada?

-Tienes el cinismo de pedirlo.-Dijo más como una afirmación.- Después de tu traición a nuestra familia. ¿Se te olvidó como terminó Atlante? Sosteniendo el suelo que pisas por la eternidad.-Gritó con furia materializando una lanza que parecía de oro.-No tengo porque escucharte.

Acto seguido se abalanzó contra a mi con absolutamente toda la intención de herirme. Por inercia creé el muro de cristal que en segundos cayó destrozado pero dándome un segundo para correr.

-¡No tengo idea de que hablas!.-Grité.- Hasta donde recuerdo yo salvé a padre de arder en el tártaro junto con ustedes.

-¿Y eso creíste realmente?.- Bia volvió a tomar su posición  de combate con una sonrisa sarcástica.- Por favor, Nike. ¿En serio le creíste al mentiroso de Zeus? 

Saga y Shura estaban a la expectativa de mi reacción así que los miré para tranquilizarlos.  Concentré mi cosmos para materializar a Arondight. De nuevo me encontraba en una situación complicada y esta vez más grave que las anteriores. Blandí la espada creando una ola de fuego que empujo a Bia apenas unos metros. 

-Si mal no recuerdo tu y mis hermanos también fueron aliados de Zeus. Así que no me acuses de algo en lo que tu también fuiste participe.

-Sí, pero el trato siempre fue luchar por el bien de nuestros padres, pero tu.-Hizo un pause para mirarme de arriba a abajo.-Vendiste todo lo sagrado para nosotros como últimos descendientes de Palas. ¿Dónde estabas cuando Zeus castigó a Zelo? ¿Cuándo Kratos luchó contra Zeus defendiendo a madre?

Mentiría si digo que sus palabras no me dolieron, faltaba una pieza más para entender por completo el personaje de Nike, ahora más que nunca puse mi causa en duda, ¿realmente Athena y Zeus eran los buenos?

-Te tengo un trato.-Bajé la espada.- Si tu ganas en esta contienda, te dejaré tomar mi vida para que cumplas tu promesa de llevar mi cabeza. Pero si yo gano, responderás todas mis preguntas sin violencia.

-¿Cumplirás tu palabra?

-¡Nike!.-Grito Saga.- ¿Estás loca?

-Son asuntos divinos, no tienen voz ni voto en esto, Saga.- Grite.- Podrás llevarte hasta el cetro de Athena.-Volví con Bía.- La primera que quede desarmada pierde.

Ella pareció pensarlo un par de minutos, técnicamente era la diosa de la fuerza, adiestrada en combate y yo, bueno, yo hasta ahora podía vencer a un juez de inframundo.

-Que sea rápido.-Dijo levantando su lanza nuevamente.

Me deshice de la capa para tener mejor movilidad, alce la espada, respire hondo comenzando a caminar al rededor de ella. Bia imitó mi acción pero en ella era atemorizante como si fuera una leona a punto de saltar por su presa. Lancé el primer golpe blandiendo la espada contra su pecho y ágilmente cubrió mi ataque resonando el metal de nuestras armas. Con movimientos rápidos comenzó a embestirme lanzando puñetazos con su mano libre Y como podía los cubría con mi antebrazo  que poco a poco se cubría con mi armadura. A este punto quizás pasaron más de quince minutos donde sosteníamos la lucha. 

-Aurea Catenis.-Masculló extendiendo su brazo, en seguida el suelo comenzó a temblar y de este mismo unas cadenas de roca sostuvieron mi brazo derecho donde sostenía mi espada.

-Debemos ayudarla.-Grito Shura desesperado.

-Estoy bien.-Grité en respuesta, concentré mi cosmo para crear una onda de energía eléctrica que hizo explotar la cadena. 

Bia en respuesta lanzo su arma directamente a mi pecho pero a tiempo volví a levantar el muro de crital. Corrí lejos de ella sin soltar mi espada, debía pensar mis movimientos con certera.

Otro ataque de Bía se hizo presente pero esta vez me hizo volar un par metros, trate de aterrizar con equilibrio sin soltar la espada. No tenía caso correr, era un lucha que se debía dar cara a cara. Sentí la lanza rosar mi costado así que inmediato lancé mi ataque con la espada chocando ambas armas.  Ella era diestra en el combate mientras yo trataba de seguirle el paso. Hubo un punto donde sus golpes fueron tan fuertes que me comenzaba agotar, no era nada comparado con las demás batallas, esta requería más esfuerzo físico que a Con su brazo derecho se encargaba de bloquear mi espada mientras con el otro me golpeaba el cuerpo, en un instante su lanza golpeo mi estomago sacándome el aire, me doble de dolor, ella remató con un golpe en mi espalda que me hizo caer de rodillas. Ya en este punto veía borroso, quizás había subestimado a mi hermano, creí que al menos tenía una oportunidad.  Otro golpe se encesto en mi rostro girándome en el piso aún con la espada en mi mano. 

-No recuerdo nada.-Susurré escupiendo sangre mientras me levantaba poco a poco.

-No digas mentiras.-Gritó colérica levantando su lanza para dar el golpe final.

Como pude bloqueé su lanza con mi espada, ambas competíamos por no ceder al punto en que mis manos temblaban por usar las pocas fuerzas que quedaban.

-Yo reencarné. No tengo claro lo que pasó antes de esta vida mortal.-La mire esperando convencerla.- Lo único que sé es Érebo confía en mi.

Ella abrió los ojos con sorpresa, lanzó una patada hacia mis brazos que hizo que la espada volará lejos de donde estábamos. Los dos caballeros gritaron mi nombre e intentaron correr hacia mi pero levanté un muro de cristal entre ellos y nosotras para que no intervinieran. 

-Si me vas a matar hazlo, pero deja que ellos se vayan.

-Prefieres usar tus fuerzas en proteger a los humanos.-Tomo con fuerza su lanza dándole una mirada de seriedad a los caballeros dorados. Con un grito de guerra rompió el cristal lo que me hizo cerrar los ojos esperando el golpe final. Cinco segundos pasaron donde no hubo señal de dolor, abrí uno de mis ojos viendo la lanza enterrada en el suelo mientras ella se alejaba murmurando un montón de cosas que no podía entender.

-No soy un monstro que asesina a su propia sangre. 

-Pero tenemos un trato.-Murmuré levantándome. 

-Eres una estúpida.-Saga corrió ayudándome.- Si querías morir debiste pedirme arrojarte de la estatua de Athena.

-¿Por qué?.-Caminé atrás de ella.-Tu me odias.

-Sí, lo hago, pero mi temor a Érebo es más grande. ¿Dónde lo viste por primera vez?

-En Veneto, Italia. Cuando fui por la cabezas de Hypnos y Thanatos.

Ella me miró de arriba a abajo, desapareció su lanza para caminar rumbo a la costa.

-Te contaré todo, pero a solas. 

-De acuerdo.-Me giré a mis caballeros dándoles una sonrisa.-¿La escucharon? No me matará.

Saga y Shura hicieron una mueca ante mi comentario pero permanecieron en su lugar. 

-Primero debes prometer que no harás nada al respecto.

-Lo prometo.

-Un juramento inquebrantable.




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⏰ Última actualización: Jan 23, 2022 ⏰

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