XXI. Helado en medio de la guerra

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Dualidad

Procede directamente del latín dualitas, dualitatis, dualidad, conjunto de dos cosas enlazadas, carácter de lo que presenta un aspecto doble.


Pov's Helena.

Después de aquella noche el Patriarca había pedido colocar una escolta en la entrada de mi puerta, me mantenían casi encerrada solo se me permitía salir hacia el Coliseo principal pero no más fuera de ahí.

-Otra vez, Verónica.-Dije mientras continuaba mi lectura. La pequeña volvió a concentrar su cosmo partiendo la piedra en dos. Era impresionante el avance en tan poco tiempo, estaba orgullosa, aunque no dejaba de pensar que no era natural que aquella chiquilla ya estuviera a esta altura. 

-Lo logré.-Dijo emocionada mientras se arrojaba a mi.

-Felicidades, estoy segura que serás una gran santia.

-Todo gracias al señor Dokho y al señor Shaka.

Hice una mueca al oír el último nombre había evitado a toda costo tener algún encuentro con él.

-¿Le desagrada el caballero de Virgo?

Suspiré.- Hay veces en las que estar con alguien es complicado.

-Estoy segura que él la quiere.

Era demasiado inocente así que rogué al cielo porque nunca se encontrará en mi situación. Comencé a mostrarle mis técnicas básicas a Verónica para prepararla al siguiente nivel.

-Buenas tardes, señorita Nike.

-Hola, Shura.-Saludé sin mirarlo hasta que me di cuenta.-¿No estabas de misión con Afrodita?

-Por órdenes de Athena cambié de lugar con Death Mask, hoy por la mañana fueron transportados por Mu hacia Italia.

-Ya veo.-Recordé la capilla, estaba segura que se dirigían hacia ese lugar.

-Con su permiso me retiro.

Trate de tranquilizar mis nervios y continuar con el entrenamiento, estarían bien. Afrodita lo prometió.

-Knox.-La piedra se partió en pedazos después que mi rayo la tocará. Estaba satisfecha con mi cosmo aunque debía pulirlo más. -Suficiente por hoy.

Ambas caminamos rumbo a los doce templos con la guardia siguiéndonos los pasos, me giré hacia los soldados para liberarlos ya que me encontraba en lugares seguros.

-Hola, Mu.-Entré para encontrarme con el peliazul en mi celular,  últimamente no le presta a atención más que para llamarle a mi madre.

-Haz terminado.

-Así es. Quiero ir a buscar a Milo para entretenerme un rato.

-Usedes dos son una bomba, no creo que puedas verlo ya que se encuentra con la señorita Athena

-Iré con Saga entonces.

Mu negó sin prestarme más atención por estar embobado con el pequeño rectángulo de luz. Atravesé Tauro hasta llegar a Géminis donde grité el nombre de ambos gemelos. Ninguno apareció  así que entré deliberadamente hacia la sala privada; observe que estaba un poco desordenada, un montón de hojas yacían sobre la mesa central de la sala. Curiosa me senté para leerlos, se entraban de avistamientos de espectros solamente, un lomo verde olivo llamó mi atención así que lo tomé.

Géminis
XVIII

Acaricie el tapiz y las letras plateadas con los dedos, sabía a quien pertenecía. Lo abrí con sumo cuidado acomodándome en el loveseat.  Suspiré al recordar a Aspros, su letra tan legible y exacta. Levante el libro hasta que quedara cerca de mi rostro e inhale el embriagador aroma que el tiempo había preservado en él. Un ruido me sacó de mis pensamientos, dejé el diario en la mesa central y me levanté para averiguar el motivo del sonido, caminé por el pasillo que daba a las habitaciones de los gemelos, la primera estaba cerrada pero la segunda estaba entre abierta, silenciosa me acerqué para echar un vistazo.

¡Victoria! |Saint Seiya|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora