Tres años atrás...
–Entonces ¿te irás?
–Si Mei, debo emprender mi camino –le respondí a mi prima, sus ojos están cristalinos, estoy seguro de que en cualquier momento se pondrá a llorar–
–No quiero que te vayas, ¿qué haré aquí sola?
El puchero que hizo me dio mucha gracia, apreté sus mejillas y le dediqué una media sonrisa, esa sonrisa especial que ella sabe perfectamente que no le dedico a cualquiera.
–Están mis hermanas, además, podrás ir a visitarme cuando gustes.
Recordar la breve charla con Meiling me deja un poco nostálgico, llevo un año en Japón, un lugar desconocido pero en poco tiempo he conocido personas con las que sé que puedo contar, tal vez no sean demasiados, pero no se trata nunca de cantidad, si no de calidad.
Yamazaki y Eriol, son mis dos únicos amigos, aquí en Japón, los conocí por pura casualidad, nunca he creído en cuestiones del destino, pero conocerlos a ellos, fue como una señal de que estaba haciendo lo correcto.
En Hong Kong, si yo quisiera, podría ser el número uno en todo, mi apellido pesa demasiado allí, es por eso que decidí este cambio, trabajar y forjarme una reputación por méritos propios y no por un apellido.
Por supuesto, extraño mi hogar, tengo comunicación con mi familia, y ellos me apoyaron en todo, sé que me quieren ayudar, pero es mejor estar a kilómetros de distancia, conseguí un puesto de bajo nivel, no es la gran cosa, pero al menos ya estoy aplicando lo que he aprendido en la carrera.
¿Quién soy?
Soy Shaoran Li, tengo 26 años y soy arquitecto, trabajo en una constructora en donde no valoran mis esfuerzos; sin embargo, no me puedo quejar, puedo realizar lo que me gusta y sé que mi oportunidad para ser un gran arquitecto reconocido lo tendré algún día y como he mencionado antes, sin la necesidad de recurrir a mi familia, sin recurrir a mi apellido, en la pequeña Tomoeda, soy simplemente un hombre que llegó de Hong Kong y que quiere superarse ni siquiera mis amigos saben de mi familia, es un secreto muy bien guardado.

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El Dulce Aroma Del Cerezo.
FanfictionSiempre he pensado que las mentiras no son nada agradables y sin embargo, me he enamorado de una mentirosa ¿si la perdonaré? Eso aún no lo sé, pero debo admitir que es la mentira más hermosa que he conocido y aunque la verdad salga a la luz, veré si...