Mi estado de ánimo está igual o peor de como ha amanecido, el cielo anuncia que en cualquier momento caerá un gran diluvio, se me ha hecho tarde, por primera vez en toda mi vida estoy retrasado.
¡Maldición! ¡Esto no puede ser! -Me voy quejando por cada rincón de mi apartamento, al no encontrar lo que necesito, no puedo creer que no lo encuentre, si soy una persona ordenada, pero ayer estaba molesto, frustrado y un sinfín de adjetivos negativos.
Cuando por fin divisé la carpeta azul que tenía el contenido que necesitaba, tomé las llaves de mi deportivo, y me dirigí al estacionamiento, definitivamente, hoy no será mi día, si de por sí mis días son pésimos, el día de hoy será catastrófico, puedo preverlo con tan solo lo que me ha pasado hasta ahora.
Voy pasando por los pasillos del complejo de departamentos en donde resido, al llegar al estacionamiento veo el diluvio que está cayendo, lo que me faltaba, tendré que ir a vuelta de rueda si no quiero ocasionar un accidente, ¿qué otra cosa me podría pasar?
Consejo del día, nunca se hagan esa pregunta cuando vean que todo está saliendo mal, porque las cosas se pueden poner peor, al subir a mi deportivo, este no encendió, no quería dar señal de vida, lo más extraño es que ayer salió de su mantenimiento, ¡no me tendría que pasar esto ahora!
–Tienes problemas –eso era lo último que me faltaba, su voz no la aguanto, siempre se cree el mejor, para colmo de males no solo es mi vecino, también trabajábamos juntos, Kaito De Yuna es el sujeto más irritable que he conocido en toda mi vida, bueno tal vez estoy exagerando, pero enserio no lo aguanto–
–Muy observador –me dirigí sarcásticamente a él, tengo que decir que el sentimiento de fastidio es mutuo, ni yo lo soporto ni él me soporta, y todo ¿por qué? Pues porque ambos deseamos lo mismo, ser el que apoye al muy afamado arquitecto Kinomoto, había llegado la noticia que elegiría a alguien de las oficinas en donde ambos trabajábamos para que lo ayudarán en el diseño de un complejo, aún no se especificaba de qué, pero el trabajar con él abre muchas puertas–
–Guarda tu sarcasmo Li, ¿quieres que te lleve? Aunque es más entretenido verte revolcarte en tu miseria –una sonrisa se dibujó en su rostro, tengo muchas ganas de darle un puñetazo en toda su cara y ver quién se revuelca en su miseria–
Decidí simplemente ignorarlo, si algo les duele a las personas es que las ignoren, esa es una lección que me enseñaron en la vida y desde que la aprendí la aplico, me fui directamente a la entrada principal para tratar de detener un taxi, pero con la suerte que me estoy mandando, ninguno hace parada. Comprobé la hora, voy treinta minutos tarde, completamente inaceptable, necesito entregar los documentos para dar comienzo al pequeño edificio que me habían asignado, sino llego con esos papeles todo se iba a retrasar y llevé mucho tiempo haciendo el bosquejo para que ahora me pase esto y también, precisamente en este día, Fujitaka Kinomoto irá a recibir proyectos y escuchar las ideas de los prospectos a trabajar con él.
Estaba por darme por vencido cuando un taxi se detuvo, tal vez después de todo, si puedo tener un poco de suerte en este día gris, mi estado de ánimo va mejorando después de subir al taxi, le pasé la dirección a la que me dirigía y sentí un gran alivio al ver que después de todo, no todo estaba perdido.
El taxi se detuvo enfrente del edificio en tiempo récord, le pagué al conductor y bajé lo más rápido posible, se me hacía tarde y de seguir así perdería la oportunidad que se me había presentado, esta vez estaba seguro de que le llevaría ventaja a Kaito, él no me ganaría, esta vez no.
–¿En dónde estabas? Kaito está allí adentro con el señor Kinomoto.
Mi orgullo me impidió aceptar su ofrecimiento para llevarme al trabajo, si hubiese hecho a un lado mi orgullo esto no me estaría pasando, ahora tendría que entrar aún a sabiendas de que me he demorado más de lo debido, todavía tenía oportunidad de impresionarlo, de mostrarle mis ideas y bosquejos.
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El Dulce Aroma Del Cerezo.
FanficSiempre he pensado que las mentiras no son nada agradables y sin embargo, me he enamorado de una mentirosa ¿si la perdonaré? Eso aún no lo sé, pero debo admitir que es la mentira más hermosa que he conocido y aunque la verdad salga a la luz, veré si...