Es muy temprano, pero estaba muy ansioso por empezar el día, quería causar una buena impresión, apenas son las siete de la mañana, llegué al mismo tiempo que la recepcionista, una chica muy amable y sonriente, es la primera que he conocido que no me anda coqueteando cosa que agradezco mucho; en diez minutos me contó que se llama Nakuru, lleva trabajando como recepcionista apenas cinco meses y también me dijo que la empresa es muy familiar, que la mayoría de los que trabajan en la constructora son de entera confianza.–Espero llegar a ser de confianza, ¿sabes si tardará mucho en llegar? –en toda la plática me estuve revolviendo el cabello, la ansiedad podía conmigo–
–Pues... mira ahí viene –vi como se levantó de su lugar, corrió hasta donde estaba el señor Kinomoto con una agenda y comenzó a recitarle infinidad de cosas que tenía por hacer, el señor Kinomoto, le hizo una señal para que Nakuru hiciera silencio ya que supongo que reparó en mi presencia–
–Li, vamos a mi oficina... Nakuru, cuando termine con él, pasas
Sentía un nudo en la garganta, y mis piernas no querían funcionar, sin embargo, me di unas cachetadas mentalmente para poder reaccionar, el señor Kinomoto había entrado a una de las oficinas, así que lo más rápido que pude lo alcancé, era momento de saber qué era lo que quería que hiciera.
Su oficina eran puros ventanales que dejaban apreciar el hermoso paisaje, en un costado tenía una enorme mesa con planos que me parece que no los ha terminado, la iluminación es la adecuada, en un rincón tenía unos sillones color marrón y una mesita, en una de las paredes se elevaba una biblioteca y cerca de esta, estaba un escritorio en forma de "L" que contenía un portátil, algunas carpetas, plumas y unos portarretratos, simplemente es la oficina que me gustaría tener en algún futuro.
–Toma asiento por favor –vi que dejaba su saco en un perchero– Bien, debo admitir que me sorprendieron mucho tus bosquejos, tienes ideas muy claras y los diseños son exquisitos –que me estuviese alabando me encantaba, hacían que los nervios se disiparan–
–Muchas gracias señor... –alzó una mano, supongo que lo hizo para silenciarme y luego continuó hablando–
–El trabajo que te ofrezco es muy demandante, pero te ayudará a crecer profesionalmente –juntó sus manos y sonrió– Li Shaoran, quiero que seas uno de los dos jefes de proyectos, te necesitaré 24/7 hay días de descanso, pero si se necesita deberás estar aquí, siempre dispuesto, ayer me dijiste que aceptabas, pero estás en todo tu derecho si quieres rechazar mi oferta.
¿Acaso este señor está loco? Rechazar la oportunidad que me estaba dando sería una completa tontería, no pensaba obtener un puesto de alto rango, pero tampoco estaba dispuesto a desaprovechar esta oportunidad, de todos modos, no tengo mucha vida social que digamos.
–Por supuesto que acepto, con todo lo que conlleva el trabajo –sonreí– ¿podría decirme cómo obtuvo mis bosquejos?
Sé que no tuve tacto y tal vez mal entienda la situación, pero necesitaba saber, el hecho de que esté aceptando este puesto, no quiere decir que haya olvidado que esa carpeta la perdí y no le encuentro ni pies ni cabeza para que haya caído en manos de Kinomoto.
–Estaba entre una pila de carpetas que me llegaron hace unos días –respondió como si nada– la oficina de junto es la que tendrás, puedes empezar a disponer de una vez y por favor, revisa lo que dejé en el escritorio, tendremos una junta, Nakuru te pasará a avisar.
Hice lo que me dijo, no podía creer que tendría una oficina y era igual de amplia que la del señor Kinomoto, el paisaje es impresionante, cuando el sol esté en su máximo esplendor, tendré una luz natural de envidia, de eso estoy muy seguro, comencé a trabajar en lo que me pidió, tenía en manos unos planos de un edificio que será lugar para oficinas, tendrá poco más de veinticinco pisos, aunque habían algunas cosas que no concordaba y comencé a hacer algunas anotaciones para consultarlas con él más tarde.
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El Dulce Aroma Del Cerezo.
FanfictionSiempre he pensado que las mentiras no son nada agradables y sin embargo, me he enamorado de una mentirosa ¿si la perdonaré? Eso aún no lo sé, pero debo admitir que es la mentira más hermosa que he conocido y aunque la verdad salga a la luz, veré si...