Capítulo 11

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Caminé con ella lejos del edificio, no le pregunté si quería ir a su casa, por como se comportó Kinomoto no creo que le convenga llegar, y si está en mis manos, no lo hará, aunque pierda el empleo, primero está el bienestar de Sakura.

Sin darme cuenta, habíamos llegado a mi edificio, saludé a Seung y dirigí a Sakura al elevador, seguía sin decir nada, me está preocupando a sobremanera, cuando llegamos a la puerta de mi apartamento, la giré para que quedáramos cara a cara.

–Sakura, ¿Estás bien? –pasé un mechón que tenía suelto detrás de su oreja–

–No, no lo sé –su voz sonaba quebrada– abrázame, por favor

Acorté el espacio entre nosotros, ella quería un abrazo y eso es lo que le daré, no sé que me pasa, pero si quiere la luna también soy capaz de bajársela, no sé si ella sienta lo mismo que yo, pero al menos, puedo intentarlo, intentar conquistar su corazón.

–Xiao Lang

La voz de mi madre hizo que me apartara de ella, había olvidado por completo que siguen en mi apartamento, Sakura bajó la cabeza, y eso me dio un poco de tiempo para aclararme las ideas.

–Madre... –aclaré un poco mi garganta– creo que ya la conoces –dije señalando a Sakura, ella miró a mi madre y sonrió–

–Hola Sakura, qué bueno es verte, hijo, tú padre quiere hablar contigo yo me quedo con Sakura

–Supongo que ya se enteró de lo que hice –rodé los ojos– no tardo –acaricié las mejillas de Sakura y entré al apartamento, mientras más rápido termine con la charla, mucho mejor–

Cuando entré mi padre estaba hablando por teléfono, me senté a esperar a que terminara, siempre he admirado el poder y autoridad que emana, y eso lo logra sin ser arrogante, no sé cómo lo consigue, definitivamente me hace falta aprender demasiado.

–Así que siempre si te vas a casar con la hija de Kinomoto –comenzó mi padre– me hubiese gustado que tú me lo informaras ¿por qué no confiaste en mí?

Las noticias si que vuelan, pero que me podía esperar, si desde un principio el señor Kinomoto quería hablarlo con él, quería saber su opinión...

–Fue de último momento, ¿me apoyarás? –lo miré– sabe que nunca me ha gustado alardear, pero no pude contenerme, si hubiese estado en mí lugar, creo que igual hubiese hecho lo que hice –apreté mi mano en un puño–

–Entonces si conocías a Sakura... –me miró inquisitivamente– Kinomoto no está contento, te considera una amenaza, una que no puede aplastar –enarcó una ceja–

–Sí la conocía, pero no sabía su nombre, es largo de contar –me encogí de hombros– me alegra que me considere así, porque de ahora en adelante no voy a dejar que lastime a su hija –espeté– pienso dejar de trabajar para él, empezar de cero –suspiré–

–Sabes que cuentas conmigo, pero cuéntame, ¿qué pasó entre Fujitaka y tú?

Le conté el arreglo que hice con él en la mañana, mismo que tuve que modificar tras la confesión de Sakura, no le conté todo lo que ella me dijo, solo lo que creí importante y, para terminar, le expliqué el pánico que le tiene Sakura a su padre, y el motivo por el cual está en mi apartamento.

–Ya veo, ¿estás consciente que con Kinomoto te estás ganando un enemigo? Te puede cerrar las puertas en el mundo de la arquitectura –comenzó a darme la espalda– pero yo te las puedo abrir, hay unos edificios que te pueden servir de oficinas, contratarías al personal que requieras y asumirás tu cargo como un Li.

El Dulce Aroma Del Cerezo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora