Siempre he pensado que las mentiras no son nada agradables y sin embargo, me he enamorado de una mentirosa ¿si la perdonaré? Eso aún no lo sé, pero debo admitir que es la mentira más hermosa que he conocido y aunque la verdad salga a la luz, veré si...
Trato de entrar sin hacer ruido, creo que sí me afectó el alcohol, mala idea combinar vino con wisky, tiro todo a mi paso, como que eso de ser silencioso no se me da mucho, por más que lo intento.
Tropiezo con algo, ¿desde cuándo tengo una mesita por aquí? Me vuelvo a tropezar y caigo en el sillón, comienzo a reír por mi torpeza, ni siquiera es divertido, pero aquí estoy, riendo como un demente, tumbado en el sillón, mi cómodo sillón que ahora me sirve de cama, ya que hay una intrusa en mi habitación.
Me sigo riendo, me duele el estómago de tanta risa, no recuerdo la ultima vez que bebí de esta manera, una lámpara se enciende, me lastima, comienzo a tener dolor de cabeza, aun así, no dejo de reír por más que lo intento, una silueta se cuela en mi campo de visión, es un ángel, el ángel más hermoso que he visto.
–¿Te encuentras bien? –tiene igual la voz de un ángel, ¿será que morí? –
–Eres un ángel –levanto mi mano y toco su mejilla–
–Shaoran, estás ebrio –¿desde cuándo los ángeles reprenden? – Espero que no hayas conducido en este estado –la imagen del ángel acaba de romperse cruelmente, está furiosa–
–¿Y cómo se supone que iba a llegar? –hasta enojada se ve hermosa, sus labios rosas me llaman, quiero besarla, no solo besarla, quiero más– déjame dormir –mi cerebro se está activando, estoy pensando cosas que no debo, no aún, no en este estado–
La miro, me mira, no ayuda tampoco su pijama, una de las tiras se le resbala y deja al descubierto más piel de la que debería ¡me está torturando! Necesito una ducha con agua fría y no precisamente para la cruda, tomo un cojín y tapo mi cara, antes de hacer algo de lo que me arrepienta más tarde.
–Pudiste haber llamado un taxi o avisado que ibas a beber, no debiste exponerte así –su voz ya no me parece tan dulce ahora–
–Sakura, quiero dormir, posterga la pelea para mañana –sigo con el cojín en mi rostro, lo estoy apretando más de lo normal, al paso que voy me terminaré asfixiando–
Escucho pasos alejarse, me retiro un poco el cojín, al fin se fue, al fin podré descansar, soñar con todo lo perfecta que sería mi vida si tal vez jamás hubiese llegado a Japón o si tal vez el día del diluvio no me hubiese llamado la atención Sakura.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No dormí, al menos eso siento, la alarma suena y suena, son las cinco de la mañana, tengo un dolor de cabeza matándome, debo evitar tomar demasiado, no soy así regularmente, en verdad lo necesitaba, un poco de alcohol para relajarme y desahogarme.
Voy a mi habitación, debo de tener alguna pastilla para el dolor de cabeza, Sakura está durmiendo, se ve linda, tan tierna, tan dulce y así se debe de quedar todo el día, sacudo un poco la cabeza, debo dejar de pensar en esas cosas, solo me torturo y con ganas, al fin encuentro un caja pero no hay pastillas, tal vez con un baño de agua helada se me pase, al menos un poco mientras abre alguna farmacia.