Siempre he pensado que las mentiras no son nada agradables y sin embargo, me he enamorado de una mentirosa ¿si la perdonaré? Eso aún no lo sé, pero debo admitir que es la mentira más hermosa que he conocido y aunque la verdad salga a la luz, veré si...
Cuando llegué a Tomoeda estaba exhausto, revisé mi móvil en busca de alguna señal por parte de Nadeshiko, pero no había nada, es como si se la hubiese tragado la tierra, aunque a estas alturas de la vida, sigo dudando que se llame de esa manera, él único que podría decirme es Eriol, pero no puedo preguntarle.
Dejé mi maleta en un lado, más tarde acomodaría mis cosas, por ahora quiero descansar, conecté el móvil y le puse todo el volumen, tampoco sé nada de mis padres y no creo que se les haya dificultado llegar.
Ya me estaba quedando dormido, cuando mi móvil comenzó a sonar, como detesto que me pase eso, lo desconecté y contesté sin ver de quién se trataba, tampoco es que tuviese demasiadas opciones, o eran mis papás o Nadeshiko, aunque esta última dudo que me haya llamado.
–Hay un señor en tu edificio que no nos deja pasar, podrías venir.
Siempre me han reprendido por mis modales y ellos al parecer carecen de ellos, no me enoja, han sido muy comprensivos con mi cambio de vida, pero un poco de afecto y tacto no les vendría nada mal.
Finalicé la llamada y me fui a rescatarlos, le expliqué a Seung que son mis padres y de que sí los puede dejar pasar, la razón por la que hay ese nivel de seguridad, es porque a algunos vecinos les han entrado a robar por lo que se tiene que informar a Seung que esperamos visitas o ser visitas habituales como Eriol y Yamazaki.
–¡Xiao Lang! Tres años sin verte y siento que ha sido una eternidad –dijo mi mamá al tiempo que se acercaba a mí y me estrechaba en sus brazos–
–Hijo, te ves fatal –el comentario de mi papá me dio gracia, es más de la media noche y quiere que esté fresco–
–Viajé toda la noche y muero de sueño, podemos ir a mi departamento.
Los dirigí al ascensor, cuando llegamos, les indiqué en dónde pasarían la noche, no son horas de platicar, y además tengo obligaciones, así que sea lo que sea que me quieran decir, tendría que esperar.
No les di tiempo de decir nada, me fui a mi habitación, necesitaba descansar, una parte de mí se alegra por tenerlos aquí, pero la otra parte no, porque eso implica que me podrían comenzar a relacionar con ellos y se acabaría mi vida en el anonimato.
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Al día siguiente, seguí mi rutina, en toda la noche no dejé de pensar en Nadeshiko, incluso soñé con ella, en mis sueños, está a punto de decirme algo muy importante, pero me termino despertando en lo más importante.
A pesar de tener a mis papás en el departamento, me fui a hacer mi rutina de ejercicio, necesitaba sacarme de la cabeza a cierta joven con ojos verdes y cabello castaño, aún no entiendo por qué siempre lo tiene atado, estoy seguro de que se vería preciosa si lo tuviese suelto.
"Shaoran, ¡concéntrate!" me reprendí, no puede ser que esté pensando en eso, es mejor darle vuelta a la página y olvidarme de ella.
Cuando acabé mi rutina, me fui a mi departamento, aproveché que mis papás seguían durmiendo para ducharme y desayunar, les dejé el desayuno preparado y me fui a la constructora, necesitaba llegar para trabajar y olvidarme de todo, los planos me ayudan a lograrlo.
