La tarde del día 488 está lloviendo a cantaros, no me levanto de mi cama y no deseo ver a mi madre tampoco. No quiero escucharla hoy, no sé porque, pero no me siento preparada para ello.
Debo recoger a Malcolm en un rato, sale de la escuela a las 5:30.
Me sigo preguntando si realmente el niño enclenque de los libros de ayer esta involucrado con el novio de Leah, y me pregunto lo divertido que sería poder conseguir pruebas de ello.
Parker ha sido siempre una sanguijuela machista, lo he escuchado hablar, lo he visto actuar. Esto si que es una lección.
¿Qué es lo que tiene este niño que atrae a los chicos?
Estoy segura de que Noah también lo mira de esa manera y ahora Parker, si pestañeamos por un rato más se habrá metido con todo el equipo de futbol entero.
De todas maneras, no me importa. Solo quiero conseguir algo para fastidiar un poco a Parker y a Leah.
Tomo mi paraguas y salgo a recoger a Malcolm a su escuela. Queda un poco lejos, pero de cualquier manera tengo que ir caminando. No tenemos coche, mamá hizo que desapareciera de algún modo, no sé cómo. Supongo que tiene deudas, tampoco pienso preguntar.
Encuentro a Malcolm en la entrada de la escuela sentado agarrando las mangas de su abrigo. Sé que tiene frío y yo jamás he hecho nada para mejorar eso, sé que también su corazón va a empezar a enfriarse con el tiempo y eso es responsabilidad de las mujeres en su casa. Su madre y yo.
Le he dicho que no puede llorar. Le he dicho que no puede permitir que le molesten, le he dicho que tiene que ser fuerte.
Él me ha dicho que me quiere.
Sé que mi hermano pequeño es mi punto débil, la columna vertebral dispuesta a quebrarse. Pero no lo voy a permitir y no voy a dejar que él lo permita tampoco.
No quiero que sea como yo, pero tampoco quiero que sea débil. Los débiles siempre sufren.
Viene corriendo a abrazarme cuando me ve, yo le devuelvo el gesto con desgana.
Cuando llegamos a casa todo esta más frio que de costumbre. Son casi las 7 y mamá ya no está. Lo más probable es que no regrese hasta mañana y Malcolm llore toda la noche.
Trato de preparar una cena decente, aunque sé que soy pésima cocinando. Le sirvo un poco de sopa a Malcolm y guardo algo para mí. No tengo apetito, el día de hoy y su clima me generan una sensación insegura que no es frecuente en mí y deseo apartarla.
Malcolm se queda a dormir conmigo porque dice que tiene miedo a estar solo, dice que tiene demasiado frío. Sé que a mi lado no encuentra ningún tipo de calor, pero él no lo dice.
Escucho a mamá llegar más a o menos a las 3 de la mañana, me levanto sin despertar a mi hermano y me acerco a la puerta para saber si esta sola o no. No escucho la voz de nadie y el olor a tabaco es fácil de reconocer. Salgo a encontrarme con ella en la sala, la veo sentada y en el momento sé que esto no va a terminar bien. No me importa, que así sea.
—¿Dónde estabas? —digo, y sé que empiezo a buscar un problema con ello.
—¿Acaso te importa? —responde ella, y en ese momento me entero de que ha estado bebiendo esta noche. Una noche de martes.
—Malcolm preguntó por ti, ya no sé qué inventarle—digo, casi rendida—le miento diciéndole que vas a llegar pronto hasta que se queda dormido.
Mi madre ríe. Y yo quiero lanzármele encima.
—No te quejes tanto, ambas sabemos lo buena que eres para mentir—dice mientras suelta el humo de su cigarrillo—sigue haciendo lo mismo, sirve para algo.
Me acerco un poco más a mi madre. Al peligro.
—¿Qué clase de madre eres? —le pregunto con desprecio.
Mi madre se levanta y me mira, dibuja una sonrisa irónica. Me agarra el mentón demasiado fuerte.
—La clase de madre que tú nunca serás, porque no puedes. Recuerda quién soy antes de faltarme al respeto, muchachita.
—Es a ti a quién se le olvida quién eres. ¿Quieres que te trate con respeto? Entonces gánatelo—le digo mientras me zafo de su agarre y regreso a la habitación.
Ella no responde nada, por ahora.
Malcolm sigue dormido.
Al día siguiente en la escuela no logró concentrarme.
No soporto a Leah y ella no deja de hablarme. Veo por el rabillo del ojo como Cam se levanta y se acerca al odioso señor Hagger. Después de un momento, sale del salón.
Sólo segundos más tarde, observo a Parker salir detrás de él. Interesante.
Sonrío para mis adentros y me levanto de mi asiento, pongo cara de malestar y me dirijo hasta donde está el señor Hagger, me mira por un momento.
—¿Todo bien? Señorita Jones—me dice.
Yo lo miro con una expresión fingida de angustia.
—Me siento un poco mal, señor. ¿Cree que podría ir un momento a la enfermería? —digo, apenada.
—Por supuesto, si se siente usted mal—dice, yo solo asiento y salgo del salón.
Cuando estoy afuera quiero reírme del estúpido viejo, pero me detengo un momento a observar el pasillo. Veo a Parker a lo lejos caminando rápidamente y lo sigo sin que lo note.
Llego a la esquina que separa los vestidores masculinos del pasillo y entonces lo escuchó hablar.
No me importa lo que están diciendo. Saco mi teléfono celular.
Me quedo atenta tratando de qué no me vean, ninguno se ha percatado de mi presencia ni mucho menos, vaya idiotas.
Veo que Cam no quiere estar cerca de Parker y simplemente trata de esquivarlo. Parker lo sujeta de los hombros y se acerca mucho a él. Yo sonrío.
Lo besa. Incluso aunque es evidente que el niño no desea el contacto.
El ruido que hacen al juntarse se sincroniza con el que hace mi teléfono cuando toma una fotografía.

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La generación del odio.
Roman pour AdolescentsCam es un chico común de instituto que esta enamorado de su mejor amigo, pero pronto descubrirá que el amor significa mucho más que aquello con lo que se ha conformado. Verity es una chica popular, engreída y manipuladora que no permite que nadie s...