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Nadie sabe exactamente como ha pasado. Todos estábamos allí y de repente ya no quedaba nada más que una verdad, la verdad de alguien, la verdad de ella.

Ella. Nadie ha sabido nada de ella tampoco, algunos dicen que salió corriendo, corriendo del destino, y de su verdad.

Yo estaba sentado al frente. No parecía nada ofensivo al comienzo, solo música, unas cuantas fotos de un chico de cabello rojo. Tendría aproximadamente 12 años, quizá menos. A medida que pasaban los fotogramas el pequeño chico comenzaba a cambiar.

Salía en otra fotografía con el cabello más largo, ropa diferente. En el siguiente usaba maquillaje, a la cuarta un vestido, en la quinta todo junto. Se veía claramente, se entendía, aunque no se explicara.

Verity, la reina de la escuela, la chica más popular, engreída, el sueño de los chicos aquí, había sido uno de ellos.

Vaya lección para todos.

¿Qué estaría aprendiendo ella? He escuchado en los pasillos que muchas personas la recuerdan de antes. Yo no.

Yo me preguntó donde estará, ¿Cómo? ¿Ha de volver?

¿Quién es Verity Jones?

Es miércoles, han pasado 4 días desde el espectáculo. No he visto a Parker ni a su novia.

No he visto a Parker y a su novia, juntos.

Veo a Lyla caminar por el pasillo con el uniforme del equipo de porristas, lo guarda en su casillero y yo me acerco a ella, sé que compartimos la siguiente clase y quisiera saludarla.

—Hola—digo cuando llego a su lado, ella me devuelve el saludo y comenzamos a caminar.

—Todo está hecho un desastre—dice ella, y se nota preocupada.

—¿A qué te refieres? —preguntó.

Ella me mira un momento y luego responde.

—Las practicas del equipo, nadie sabe bien que hacer sin Verity aquí... —se queda callada a media oración.

Tiene todo el sentido del mundo, Verity es la capitana.

—¿Alguna de sus amigas ha sabido algo de ella? —preguntó.

—No, Leah dice que no responde sus mensajes, ni tampoco las llamadas, nadie sabe nada. Es como si se la hubiera tragado la tierra después del viernes, es angustiante porque quizá podría volver a...—esta vez se queda callada como si la garganta le quemara al pronunciar las palabras. Una bocanada de fuego puro, algo prohibido.

Me atrevo a dar un paso hacia la curiosidad.

—¿Podría volver a...? —digo.

Ella suspira.

—¿Puedo contarte algo? Es bastante personal, pero siento que me ahogo—dice.

Me toma por sorpresa, casi siento cosquillas por el gesto de intimidad.

Asiento, ella me guía hasta la biblioteca y nos sentamos en el segundo piso, estamos faltando a clase, pero a ninguno parece importarle.

Ella se queda callada un momento y me imagino que no sabe como comenzar, no sé que va a decirme y casi siento emoción. Es una sensación extraña.

—Nosotras...fuimos amigas alguna vez—dice—Verity y yo.

Me quedo callado esperando que continúe con lo que esta a punto de decir, y después de un momento, lo hace. Tiene una expresión afligida. Culpable.

—En realidad todos éramos amigos, Lo... —se interrumpe a sí misma y voltea un poco la cabeza, confundida—Verity, Mason, Wallace y yo—dice finalmente—¿Los conoces, ¿verdad?

Yo asiento y ella sigue hablando.

—Nos conocimos desde niños, vivíamos en el mismo vecindario, estudiábamos en la misma escuela. Éramos muy pequeños y Verity siempre tuvo problemas para adaptarse, era demasiado...femenina, incluso en esa época. Wallace y ella eran los mejores amigos, andaban para todas partes, incluso su hermano se sentía celoso a veces, sin embargo, ella empezó a cambiar cuando se llegó la época de la pubertad, no sé. Se volvió retraída, no hablaba, y las cosas en su familia por ese entonces no iban demasiado bien, sus padres se separaron abruptamente, su madre se quedó embarazada. Entonces un día, Wallace y ella discutieron por alguna razón, nunca supimos del todo de que se trataba, pero de alguna manera, Mason y yo tomamos partido por él. Tenía todo el sentido en ese momento, Mason era su hermano, y aunque yo trate de mantener mi relación con ella también termine cediendo. Todos nos alejamos de ella, actuábamos como si no le conociésemos incluso cuando trataba de acercarse, cuando intento pedir ayuda. Ninguno la escucho, y sé que todos nos arrepentimos profundamente por lo que pasó después.

La expresión en su rostro es tan sombría que no me alcanzo a imaginar de que se trata. Pero me duele ver sus ojos así, la culpa se refleja de manera tan amplia que casi tiene una sombra propia.

—¿Qué sucedió? —preguntó.

Ella respira hondo y continua.

—Ella...—puedo oír su voz fragmentarse en pedazos demasiado pequeños como para juntarlos—Ella trató de quitarse la vida.

Un par de lagrimas corren por sus mejillas.

Los ojos de Verity recorren mi columna vertebral, se me ha metido en el alma, me ha recordado muchísimo a alguien.

—¿Cómo fue? —digo, pero entonces recuerdo una vieja historia.

Cuando llegué a esta escuela, se contaba que en uno de los vestidores masculinos se había tratado de colgar un chico recientemente. Nunca supe quién fue, la historia dejo de circular, pero permanecía en la mente de la gente, se recordaba de repente, como si nada.

—¿Fue aquel chico, el que...en los vestidores? —digo.

Ella asiente y se limpia la cara.

—Luego de eso jamás volvimos a verle. Intentamos visitarla en el hospital, pero nunca quiso recibirnos. A Wallace le tomó muchísimo tiempo dejar de culparse por lo que había pasado, a todos en realidad. Siempre me pregunté porque parecía odiarme desde que entro, o desde que regreso, mejor dicho.

—¿Y tus amigos, como están? —pregunto, porque no sé que más decir. Todo es una sorpresa, la sorpresa lo es todo.

—Ninguno ha tocado el tema, Mason me conto que su hermano se encerró todo el día después de lo del video. Es impresionante, Verity es...bueno, Verity. Pero ha dejado de ser ella en absoluto y nadie sabe como reaccionar. ¿Crees que volverá, Cam?

Le dedico un movimiento con los hombros, estoy tan estupefacto como ella.

Aquella tarde, no llueve. En ningún lugar. 

La generación del odio. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora