verity;

250 15 1
                                    


487 días de vivir la vida de otra persona. Una persona que se parece a mí y me devuelve el saludo desde el espejo, pero que nunca se queda demasiado tiempo como para conversar. Es mejor así, tampoco me interesa hacerlo.

487 días de pretender más que de ser. Quien diría que sería tan fácil. Sonreír, evitar y burlarse. Esas son las reglas de las chicas lindas. Me las inventé para mí, hasta ahora funcionan. También son las reglas de las caricaturas. Soy una especie de caricatura según mi historia.

Seré la mejor entonces.

Estoy en el vestidor, me sacó el uniforme del equipo con desgana, me visto para las siguientes clases, pero antes de salir recuerdo que hoy ayude a alguien que no soy yo misma. No es algo que suceda muy a menudo.

No sé como se llama ese chico y no me interesa saberlo tampoco, nunca he prestado atención suficiente como para recordarlo, tengo mala memoria para recordar, otra regla que me inventé. Que nada te importe demasiado.

Le ayude a recoger unos cuantos libros que se le cayeron cuando el imbécil de Noah lo empujo. Veo como Noah y los demás me observan mientras lo hago, sé que lo hizo a propósito, siempre que tiene que ver con este chico Noah lo hace propósito, he visto como le mira y siento pena por él. Me da lastima que sea tan patético y me da lastima por mi misma salir con gente como él. Me da lastima la gente como yo.

¿Cuánto tiempo pasará antes de que me convierta en alguien como Noah?

No necesito más tiempo, ya soy como él. Veo al chico en el suelo tratando de no mirarme y quiero sacudirlo, quiero sacudirme para que él también me vea a mí. Pero no lo permito, no permito que me mire por demasiado tiempo, este chico me ve, y me ve de verdad. Y eso no me gusta, no lo soporto, lo odio por ello.

Me levanto y me voy como si nada hubiera pasado, no me detengo a mirar atrás porque jamás lo he hecho. Pero una parte de mí desea no haberlo ayudado, haber seguido adelante como siempre. Pero me detuve, le ayudé y eso me costará algo en algún momento.

Salgo de los vestidores y veo a un grupo de chicos aparentemente poco importantes para mí, la clase de personas que no me interesa mirar, ni determinar, pretendo que no existen porque tienen un lugar muy destacado en mi memoria.

Los conozco de toda la vida y ahora ellos no me reconocen y es mejor así. 487 días de recordar que alguna vez fui rechazada, que alguna vez fui alguien a quién eso le importó.

487 días de querer acercarme sin hacerlo. No soy eso y no lo necesito. No son nada para mí y yo soy nada para ellos. Es mejor así, también son 487 días de idear una revancha.

Llegó a casa y me encierro en mi habitación sin mirar demasiado, abajo también los días son largos y esto no es del todo necesario, si no me beneficia en nada entonces no me importa.

Escuchó a mamá. No sé que dice y tampoco quiero saberlo, dudo que sea algo bueno al menos para mí. Escuchó algo que llora, y ese sonido si me cala los huesos, ese sonido si me importa.

El llanto de un pequeño. Mi hermano.

Quito el seguro de la puerta y salgo para llegar a la otra habitación donde veo a mi madre con el teléfono en la mano y un cigarro, me mira y desvía los ojos nuevamente como si no hubiera visto nada, a su lado veo a Malcolm llorando por algo que desconozco, mi madre coloca cara de fastidio y da una calada a su cigarrillo mientras le pide que haga silencio para que ella pueda hablar por teléfono en paz. Me preguntó si vivirá en paz, espero que no.

Malcolm se da cuenta de que estoy parada en el umbral de la puerta y deja de llorar, me sonríe y luego evita mirarme porque sabe cuanto odio verlo llorar, se pasa las manitas por el rostro para pretender que no hacia lo que estaba haciendo.

Sé que lo estoy reprimiendo de sentir, pero no quiero que sea un chico débil, no puedo permitirlo. Me recuerda al chico que ayude con sus libros hoy.

Mañana serán 488 días de sentir lastima por un chico como él. Mañana serán 488 días de odiar lo que eso significa. Mañana serán 488 días de haber enterrado la parte de mí que era como él. 

La generación del odio. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora