cam;

108 10 0
                                        

Han pasado 5 días desde que Parker me golpeó. 4 días desde que Verity me ayudó, de alguna manera ambas cosas me parecían imposibles, la realidad es una situación imposible cuando pasa el tiempo suficiente.

Estoy en mi habitación, desnudo observándome al espejo. He descubierto que no me disgusta, incluso aunque sigo teniendo el prominente moretón, no sé cuando se va a ir, no sé cuando voy a olvidar.

Tengo la piel de una tonalidad amarilla, en la espalda también tengo heridas de Parker cuando me lanzó contra los casilleros, en el corazón también tengo heridas que me ha infringido él. Sin embargo, esta mañana decido que no puedo permitirlo más, ni a él ni a mí.

Trato de acomodar mi desordenado cabello, está creciendo de más. Cuando me termino de vestir bajo para encontrarme con mi padre sentado en el comedor. Todos estos días he estado evitándolo porque no quiero que me pregunté que me sucedió en la cara. Hago lo mismo esta mañana.

—¿Hijo? —escucho desde atrás, cuando estoy a punto de salir.

—¿Papá? —respondo.

Mi papá parece pensar algo un momento. Lo recuerdo más joven y sonriendo más a menudo. Lamento dentro de mí el haberle preocupado durante una parte importante de su vida, debí hacer la carga más liviana y ayudarle. Nunca le he pedido perdón por eso y sé que él no quiere que yo lo haga.

No es un hombre tan mayor como uno creería. Y es un hombre atractivo, con un trabajo estable y un hijo mediocre.

Sé que extraña a mamá. Sé que extraña lo que solíamos ser y eso me duele desde adentro.

Me acerco a él tratando de que no observe demasiado mi rostro.

—Quiero preguntarte algo—dice. Yo me asusto por una fracción de segundo, pero él voltea la mirada y habla nuevamente.

—Dime—digo, y sé que sueno levemente impaciente.

—Has llegado en coche varios días—dice, y yo me quedo mirando hacia la puerta, no esperaba que lo notara. —¿Hiciste algún nuevo amigo? —dice tranquilamente, y sé que dentro de sí aún se preocupa de que yo sea tan retraído, tan antisocial. Teme que vuelva a ponerme mal.

Teme que sea como ella.

No respondo nada por un momento, y la imagen de Rowan se me viene a la mente inmediatamente. No sé porque me hace sonreír un poco, con la cara seria y los brazos cruzados. Aquellos brazos, fuertes y evidentemente trabajados, es una imagen muy digna de ver. No me quedo considerando eso por mucho tiempo, me desconcentra.

¿Rowan es mi amigo? No lo creo. He terminado en su coche por pura casualidad, me ha salvado en dos ocasiones.

—Algo así, papá—digo, porque necesito salir del paso.

—¿Estás seguro?

—Si.

Papá no dice nada más. Se levanta de la silla, pasa a mi lado y me pone una mano en el hombro. La deja suspendida ahí un momento, sé que trata de decir algo, sé que quiere decir que está feliz, pero no lo hace. Papá tiene algunos problemas para expresar sus sentimientos. Solo lo he visto llorar una vez en toda mi vida, y habla tan poco que a veces es incómodo estar cerca de él.

Pero sé que se preocupa. Sé que me quiere.

Termina su camino hasta las escaleras y desaparece con Tyron detrás de él, y yo salgo rápidamente por la puerta.

Hoy tengo tiempo para caminar hasta la escuela, sin embargo, voy por cada esquina esperando encontrar dolor, esperando encontrarme a Parker que viene a saldar una cuenta pendiente conmigo.

La generación del odio. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora