* Diecisiete *

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Veo a la bella chica atravez de la pantalla, el como ella se sorprende de mi videollamada me causa risa.

Lion cumplió y sí me consiguió el número de mi amiga Abby

_Oh cielos, eres tú! _ canturrea Abby

_Hola

_Veo que tienes una gran habitación

Bajo la mirada algo apenada, y ella se da cuenta.

>> Un momento...¡¿Están durmiendo en la misma habitación?!

Asiento con la cabeza. Se que apenas me cambié y él se portó muy bien, al solo abrasarme para dormir y nada más pero eso no deja de darme algo de vergüenza que mi amiga lo diga.

_Le di la mitad de una oportunidad _ susurro, ella frunce el ceño y suspira

_Oh Leo, te enamoraste de tu marido

Levantó los ojos y veo a Abby quien  me ve con algo de lástima en la mirada yo no había querido reconocerlo pero si... Me enamore de mi marido, me enamore de Max y no supe ni como paso, cuando se suponía le aria la vida imposible para que me votará lo más pronto posible.

_Creo que si...

_Yo te apoyo amiga, si lo quieres lucha por él, sé feliz Leo.

_Gracias Abby

Charlamos un poco más, me cuenta como le va, y en más de una ocasión me dice que me extraña, igual también la extraño. Ciertamente es feliz, me cuenta que está empezando un desafío, así lo llama ella cuando empieza una relación seria. Paso un rato muy agradable hablando con ella.

Para bajar me e puesto un vestido blanco sencillo pero que abrasa mis curvas de forma provocativa. Cuando entro a el comedor veo que Max está a la cabecera y a cada  lado está su mamá, pero a el otro está Nancy, ella está en el lugar que me corresponde.

_Señora _ la primera en notarme es dulce _ le sirvo el desayuno?

No dejo de ver a Max y sus compañías, su Madre me ignora como lo a echo y la víbora sonríe de manera socarrona mientras Max no sabe qué hacer ya que se da cuenta  de la situación

_Seria agradable, gracias

Me ciento al otro extremo de la mesa a unos cinco lugares de distancia de ellos.  Dulce me sirve un abastecido desayuno pero antes de que me dé cuenta ella pone otro lugar donde deja un plato a medio terminar. Levantó la mirada y veo como dulce le sonríe a Max quien le ve desconcertado

_Su esposa desea que la acompañe a desayunar jefecito _ dice tan dulce para luego salir del comedor.

Max se levanta y se acomoda el saco, camina y llega junto a mi, se agacha y toma mis labios para disfrutarlos con su boca en un beso poco inocente.

_Siempre reclama tu lugar _ me susurra para después sentarse a mi lado y seguir su desayuno.

Así como no queriendo veo a lucifer y a la víbora que tiene una exprecion de rabia en la cara. Sonrió y comienzo a desayunar 

_Te vez hermosa sonriendo

_Tu te vez muy bien a mi lado

Tomó la iniciativa y pongo mis manos en sus mejillas, sus ojos brillan de anticipación. Deslizo mis labios por su boca, tentando terreno, disfrutando de su lengua y me sumerjo en un beso que pronto él es el que toma el control.

Es inesperado tomando en cuenta que no le caigo ni a lucifer ni a la víbora pero estoy arreglandome para una cena que se dara para anuncia o prestarme como la esposa de Max, a los socios y amigos más sercanos a la familia y no puedo evitar comparar con mi anterior matrimonio donde de milagro tuve una cena Junto a mis padres y mi flamante esposo (nótese el sarcasmo).

Presiento que será una velada larga.

_Perfecta.

Dulce da unos paso atrás, y me ve de arriba para abajo y en el rostro se le ve lo sadisfecha que esta con su trabajo.

Me a ayudado a arreglarme para la cena. Con un vestido color champán, ajustado en mi busto y cintura, dejado un corte holgado en mis caderas y con una raja izquierda que llega a mi muslo, conjunto a un collar de diamantes y aretes a juego. Terminado con unas sandalias de tiras finas adornadas con brillantes, que cubren mis dedos y un peinado recogido y fresco es como termino de salir de mi habitación claro sin dejar de lado el maquillaje moderado que yo misma me apliqué.

Al bajar a el salón de la mansión, ya hay muchos invitados y dado que yo soy le esposa de Max, pese a que es en mi honor la cena, la anfitriona sigue siendo lucifer. Hasi que el llegar tarde no es mal visto.

Max se aserca  a mí y extiende su mano la cual acepto. Al parecer solo me esperaban para dar inicio a la cena. El comedor está adecuadamente preparado para algunas veinte personas, está vez nadie me quita mi lugar en la mesa, quedó al lado de Max. Me presenta a su mano derecha en la empresa, es una mujer muy bonita que se llama: Catia Zalazar.

La cena transcurre bien, Max me presento con más clientes y personas que le ayudan en la empresa. Catia sin embargo no dejo de verme con una extraña sonrisa en el rostro, y al parecer no le cae bien a Nancy, ya que está en más de una ocasión le a lanzado puyas, que Catia a sabido llevar muy bien.

Después de despedir a los invitados Max nos guía a la parte superior rumbo a nuestra habitación.

Al cerrar la puerta lo ciento tras de mí y me es inevitable suspirar.

Con sus labios rosa mi cuello y yo me extremesco. Sus dedos desienden por mis brazos asta entrelazarlos  con los míos. Suspira y me da un beso en la mejilla.

_No te preocupes cariño, se esperar, soy paciente y...

_pero yo no _ ni yo misma me creo lo que e dicho.

Me vuelvo y lo veo de frente

_¿Qué?

_Te deseo Max, te estoy dando mi confianza, mi cariño... No me defraudes.

_Nunca lo aria.

Agacha la cabeza y atrapa mis labios con los de él en un beso candente, su lengua entra en mi boca y busca la mía, su beso es demandante y solo lo que puedo hacer es agarrarme a sus hombros para no caer ya que está prácticamente sobre de mi. Le quiero, ya no lo puedo negar, y es probable que este matrimonial empezará como algo impuesto, pero mi corazón eso no lo entendió.

Me enamore de mi marido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora