5.- Secretos y cocina

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Grace Field

— ¿Trajiste eso? — preguntó Killua mirando el peluche que cargaba Gon.

— Es de Conny, lo olvidó, quisiera dárselo antes de que se vaya, o llevarlo conmigo. — confesó Gon que se había encariñado con la niña.

— Este lugar me causa escalofríos — Kurapika caminaba por la entrada, un pasillo ancho con poca luz y no veían a mamá ni a Conny por ningún lado. — No veo la salida.

— Pero hay un vehículo por acá, seguramente Conny esté adentro esperando. — Gon apresuradamente abrió la cortina que ocultaba el secreto del orfanato, algo que se suponía no deberían saber. — Kura...pika... — cayó sentado al suelo con el rostro horrorizado.

Killua sabía antes que Gon lo que había dentro, ni siquiera se asomó ya que eso no le causaba ninguna impresión, pero con Gon y Kurapika era historia diferente.

Kurapika abrió los ojos como platos y sus orbes escarlata se hicieron presentes, la manera en que el cuerpo había sido mutilado le recordó fuertemente a su clan, esa sensación de no haber hecho nada para salvar a alguien, esa culpa, esa sed de venganza.

— ¿Qué es esto? — murmuró el rubio sintiendo una mezcla de enojo y tristeza, poco a poco todo quedaba más claro.

Killua escuchó murmullos acercándose y arrastró a Kurapika y Gon debajo del vehículo de carga. Gon todavía estaba en shock y Kurapika veía todo en rojo, los criminales que paseaban por ahí no eran más que mounstros, terribles criaturas con máscaras y dedos largos como lanzas.

— Me dan ganas de morderle un dedo — susurró uno de aquellos seres sosteniendo a la niña entre sus garras.

El albino al ver el rostro de sus compañeros se dió cuenta de que estaban en problemas, en cualquier momento uno de ellos saldría de ahí para atacar pero Killua era el único que conservaba el principio de asesino. No atacar si no sabes qué tan peligroso puede ser el enemigo.

Gon al ver a esos sujetos poner el cadáver de la niña dentro de un frasco no pudo más, rechino los dientes y se decidió a salir, Killua se apresuró a evitar una tragedia.

Los seres preguntaron cuándo tendrían los productos de calidad prometidos a lo que la voz de mamá entre la oscuridad respondió.

— La cosecha de los 3 más grandes aún no está lista pero pronto tendrán noticias de la entrega. — dijo ella mostrándose seria y complaciente, los demonios revisaron la lista dónde mencionaban los números de aquellos 3 que eran justamente quienes se ocultaban bajo ese camión carguero logrando que Kurapika hiciera ruido de molestia y empuñara sus manos.

— ¿Escuchaste? — preguntó uno de los demonios al detectar un ruido bajo el vehículo y sin dudarlo asomó su cabeza debajo del mismo. — No era nada, al menos ya no. — el demonio sacó de ahí al pequeño Bernie, el conejito de peluche de Conny.

Mamá que se encontraba ahí sólo pudo revisar su radar para ver si hubo movimiento cerca.

— Gracias, los contactaré luego, avisenle a la abuela. — se limitó a decir antes de cerrar la conversación y dirigirse nuevamente al orfanato. — Había alguien aquí, pero huyó demasiado rápido.

Kurapika, Gon y Killua estaban respirando agitados dentro de su recámara, tratando de no hacer ruido, como Kurapika sabía que mamá tenía aquel radar tuvieron que apresurarse para llegar velozmente a la casa, Killua que era bastante veloz los ayudó a llegar en menos de unos segundos. Pero eso no evitaba que se sintieran un poco atemorizados por aquella escena.

— ¿Cómo puede ser posible? ¿Qué clase de orfanato es este? ¿Porqué seguimos aquí!? ¡Pudimos haber huido! — crítico Killua lamentándose de su decisión, ahora que estaban lejos del peligro pudo pensar con más claridad pero era muy tarde.

Hunter x Neverland [Libro 1] Completo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora