22.- Fase Final.

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Grace Fiel

Una semana era tiempo suficiente.

Killua se pasaba los días entrenando en el bosque.

Kurapika era quien leía todos los libros que podía, aquellos en que William Minerva dejaba supuestas pistas para ellos.

Con el conocimiento del mundo hunter se hacía una posible idea de lo que podía ser ya que en realidad ellos sabían que su mundo era incluso peor que este.

Kurapika tomó el bolígrafo y escribió algo en uno de esos libros, después lo cerró y fue a ver a Gon para hablarle de lo que había investigado.

Isabella se encontró a Kurapika saliendo del cuarto de enfermería y sólo le sonrió tranquilamente para pasar a un costado suyo y hacer una sutil pregunta.

— No van a rendirse nunca, ¿cierto? — Tras aquella afirmación, Kurapika se quedó un momento mirando el suelo y después dirigió su mirada a Isabella para responderle.

— ¿Tú sí? — Ahora Kurapika era quien sonreía con intensidad y Mamá quien sentía miedo. Los ojos escarlata eran lo que estaba mirando, pero ahora eran más intensos, decididos, fríos... y sanguinarios.

Aquello era la declaración oficial de guerra.

Cuando Isabella entró a ver a Gon, este hacía levantamientos y estiramientos con sus brazos totalmente recuperados.

Ya habían pasado 6 días y mamá tenía miedo de perder a sus "hijos".

Al día siguiente, Gon, Killua y Kurapika estaban listos para partir. Juntos.

— Ya está todo listo, Kurapika. — dijo Gilda encontrándose con él en el comedor a medio día.

— ¿Estás segura que pueden hacerlo? — Kurapika había insistido en ayudarles con aquello que Don y Gilda planearon con los demás niños, pero tras todo lo ocurrido, la madurez mental de estos había aumentado de forma increíble.

— Debemos asumir que nuestras vidas a partir de hoy correrán riegos todo el tiempo, pero no hubiéramos logrado llegar hasta aquí sin ustedes, es momento de dejarlos ir, muchas gracias por darnos el valor que necesitábamos, nunca nos olvidaremos de ustedes. — Justo al terminar su pequeña despedida, Gilda derramó un par de lágrimas y se abrazó a Kurapika, quién la había comprendido y apoyado desde el inicio.

El plan de Gilda y Don era sacar a todos los niños y trasladarlos al otro lado del muro a salvo mientras Kurapika, Gon y Killua distraían a mamá y a los demonios con una revolución lo suficientemente grande para escandalizarlos y evitar que pudieran atención en quienes escapaban.

Con las técnicas de escape aprendidas, todos los niños estaban listos para salir al mundo exterior y verlo con sus propios ojos.

— Hasta pronto, Gilda. — Dijo Kurapika dándole la espalda con un nudo en la garganta, esperando que el plan funcionara está vez, porque la primera vez que se despidió de las personas que consideró familia perdieron la vida. Y una segunda vez no podría soportarla.

Se estaban jugando el todo o nada.

— Kurapika, estaremos bien, funcionara. — aseguró Gon estirando su mano extendida.

— ¡Sí! — estrechó su mano mostrando la misma sonrisa que el moreno. Kurapika había vuelto a sentirse como un verdadero niño lleno de esperanza, entusiasmo y ganas de atreverse.

Al atardecer, cuando el sol estaba casi perdido entre los árboles, Isabella se había puesto en el comedor con todos los niños al frente, despidiendo a Kurapika.

Hunter x Neverland [Libro 1] Completo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora