Los días continuaban pasando, Lucas y yo nos hacíamos más unidos que nunca, nos encariñamos más el uno con el otro, nos lanzábamos bromas, reíamos de cualquier cosa, me hacía olvidar mis problemas. Era el mejor yo no podía pagarle todo lo que hacía por mí, él me ayudó a conseguir varias cajas de pastillas para el corazón de mi madre y eso me hacía tan feliz, ya no tenía que preocuparme tanto por ahora de sus medicinas. Lucas, me alegra que esté siempre para mí, me entiende y me ayudas a salir de esta rutina del día a día, tratando de olvidar los pensamientos que me sofocan. Como el que cada día veo a mi madre más delgada de lo que es, ella no era así, pero como no nos podemos alimentar como es debido por los precios elevados de la comida, toca comer de poquito para que alcance.
No solo somos nosotras, millones de venezolanos están más delgados de lo que eran, muchos eran obesos y ahora parecen cadáveres vivientes, desnutridos, con ojeras profundas en sus rostros pálidos, todo por las preocupaciones del día a día, donde no podrán saber si tendrán o no comida para darles a sus hijos, esos pequeños que no entienden nada, que deben acostarse sin comer preguntándole al cielo porque viven eso, esos pequeños pagan las terribles consecuencias de una mala y corrupta gestión de gobierno.
[...]
Hoy era un nuevo día de trabajo. Llegué un poco más tarde porque no había transporte por falta de gasolina y el metro se encontraba más rebuscado que de costumbre. Lucas se encontraba en la otra calle, esperando en el paso peatonal, di una sonrisa por abajo porque se miraba hermoso con esa camisa negra, y esos pantalones donde tenía sus manos dentro de ellos. Eso me encantaba, la forma en que estaba concentrado con esos audífonos en sus orejas era placentero para mi vista.
Pero de la nada mis ojos se abrieron como platos, y di un grito para mí que heló mi sangre todo fue muy rápido. Un niño tratando de pasar por el paso peatonal por ese pequeño instante jure que el pequeño sería atropellado, pero, Lucas corrió rápidamente, atravesando autos para tomarlo en sus manos.
Por un momento pensé que los atropellarían los dos, pero los autos frenaron con rapidez produciendo un chillido en los neumáticos, sentí como si mi mundo se paralizó en segundos, pero volvió en si rápidamente dando una sonrisa y llevando mi mano al corazón de alegría porque Gracias a Dios ambos estaban bien. El color regresó a mis mejillas y me tranquilice más cuando, Lucas ya lo tenía en sus brazos al pequeño, ellos se alejaban de la carretera, mientras Lucas lo inspeccionaba que estuviera bien, el niño asintió con su cabeza y le dio un fuerte abrazo y por la sonrisa de Lucas que le devolvió sabía que todo estaba bien.
—¡Lucas! —grite al verlo y me hundí en sus brazos.
—¿Qué pasa, bonita? —dijo entre risas —. Sé que me quieres pero no que me lo demuestres tanto.
—¡Tonto! —contesté mientras le pegue en su hombro—. Es que estoy muy agradecida que estén bien.
—¿Quiénes están bien? —dijo de lo más normal.
Lo mire confundida porque no me contó que salvó a ese niño.
—Tú y el niño que acabas de salvar —le dije finalmente y él hacía una mueca de risa —. ¿Pero estas bien? —susurre mientras lo inspeccionaba y milagrosamente no tenía ni un solo rasguño.
Me volví a hundir en sus brazos porque no quería que le pasara nada.
—Tranquila, bonita. Ese niño estaba cerca y mis reflejos son muy buenos, no es para tanto —dijo mientras plantaba un beso en mi cabeza —. Todos tenemos algo por lo que nos creemos capaces de dar la vida. Y yo, bonita, soy capaz de darla si es necesario por ti, eso nunca lo olvides.
[...]
Me encontraba por primera vez en la casa de Lucas, con mí mirada escaneaba todo a mí alrededor, tenía un bonito apartamento para él solo, porque me comento que no vivía con su padre, le gustaba ser independiente. Pase un mechón de mi cabello por detrás y de mi oreja y mordí mis labios entre sonrisas reprimidas por el hermoso lugar. Tenía muchas decoraciones vintage lo cual era extraño en un chico, los colores eran cálidos, había obras de arte en las paredes. Se paró frente de mí con una sonrisa en su rostro donde destacan sus pequeños hoyuelos y sus manos en sus bolsillos.
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Un amor fugaz ©[✔]
Romance«Qué lo único fugaz sean las estrellas. Tu quédate por siempre« Lucas y Camila se encuentran en el metro de la ciudad de Caracas ¿Es acaso una jugada del destino? Desde ese día la atracción entre ambos es evidente. Una vez que ambos se junten, inici...