Capítulo 17

153 28 40
                                    

Los días pasaban pero no eran nada aburridos porque tenía a quien hacer reír todo el tiempo. Por parte de las protestas; algunos días continuaron y paraban, porque siempre que se comenzaba con una marcha pacífica los guardias las reprimen de forma cruel e inhumana. Se llevaban a chicos inocentes que solo querían un mejor futuro a la cárcel, donde les harían cosas terribles que a ningún ser humano se le desean. Por otra parte más feliz, los días con Lucas pasaban de maravilla. En éste momento lo estaba observando detenidamente, cómo atendía las mesas, arreglaba tenedores, limpiaba y demás, y todo lo hacía con entusiasmo y esa bella sonrisa en su rostro. Siempre que pasaba por mi lado me daba un beso rápido pero jugoso. Al terminar el trabajo, teníamos pensado ir a buscar a unos de sus amigos para acompañarlo al aeropuerto donde se marcharía a México, para estar con su hermana. Y ese tipo de despedidas siempre me eran muy duras de ver. Ya me habían pasado cuando tuve que despedir a varios amigos que extraño mucho, cuando están libres nos comunicabamos por las redes sociales, porque ahora todas las comunicaciones con familia y amigos son a través de una pantalla. Todos ellos se tuvieron que ir, como yo y Lucas que pronto nos teníamos que marchar, porque vivir en Venezuela es difícil, donde todo parece un vídeo juego con un nivel más difícil cada día por enfrentar.

[...]

Ya estábamos en la parada de autobuses, yo jugaba con el cabello de Lucas esperando la llamada de su amigo para que nos diera la dirección de donde se estaba quedado. Lucas me comentó que era un buen amigo suyo de hace tiempo, yo sonría porque sus amigos también eran mis amigos. Su teléfono sonó dos veces y deje su cabello poniendo mis manos en mis piernas mientras Lucas contestaba la tan esperada llamada. Yo me puse como una demente a mirar todas las calles, estaban solas. Pero igual debía estar alerta si no venía una moto o algo, mis nervios siempre en este tipo de situaciones salían a flote.

-Espera, mi pana. Lo pondré en altavoz.

Lucas oprimió un botón en su teléfono y yo miraba más asustada aún a los lados que no nos fueran a robar porque no se puede sacar el teléfono en la calle. Con un arrebato de manos te lo roban dejando estático sin poder hacer nada.

Escuche por el altavoz la cómica voz del muchacho y sus palabras.

-Bueno, menor, mira te me apuras oyó. Te me llegas a la cuadra que ya sabes. Cuándo mires un cartel de chino y nacho* subes dos cuadras y verás una la licorería del pana yonaiker, te metes por un callejón, hay miraras un viejo acostado pero tranquilo que ese no roba. Es pana mío, menor. Bueno entras por una abertura en una pared rosada que dice "te quiero puta" y pasas, menor. Venté rápido si no el vuelo me pateara el culo.

Yo reía por como hablaba, pero sabía que muchos chicos en Caracas hablaban de esa manera. Seguimos sus indicaciones e íbamos bien porque nos encontramos al señor tirado que parecía más bien muerto. Apreté la mano de Lucas para que lo viera y él solo reía, pero la verdad daba mucho miedo.

-Bonita, si yo soy lindo, imagínate muerto - dijo él burlón. Yo le pegue en su hombro por lo que dijo y río más aún.

-¡Volvage*! -grite cuando mire el carro mientras le pegaba en su cabeza con mi mano.

-¡Sellado! -contestó. Pero lo dijo muy tarde porque yo ya le había pegado en su cabeza y él me dio una mirada muy matadora pero burlona.

Ya nos encontrábamos al frente del amigo de Lucas luego de pasar todo lo que sus indicaciones que dijo por teléfono. Él era un chico moreno, alto, con su típico bolso de lado y su gorra plana. Me decía todo tipo de comentarios chistosos, esos comentarios tensaban a Lucas. Me decía desde mamacita rica, hasta que deseaba chuparse esa pepa de mangos yo sonreí avergonzada por eso, pero a pesar de eso era un buen chico, y estaba feliz por reencontrarse con su hermana cinco años después.

Un amor fugaz ©[✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora