Capítulo 22

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CAPÍTULO FINAL

Los días con Lucas eran mágicos. Después de aquella noche todo el mundo estaba pasando la borrachera de navidad, pero nosotros comimos un hervido que mi madre preparó muy rico del que se acostumbraba a tomar en Venezuela luego de un 24 y 31 de diciembre, para pasar las peas o borracheras. Recuerdo ese día cuando Lucas se quemó la lengua con el hervido, era tan chistoso ese chico con sus caras y manos agitadas mientras se quemaba, todo mi amor con él era mágico.

Ya nos encontrábamos saliendo del cine yo no quería venir porque me sentía algo rara una sensación extraña dentro de mí, pero Lucas me saco casi arrastrándome de la casa, y creo que no me arrepiento porque la pasamos muy bien en el cine. Pero como siempre yo miraba en cada esquina solitaria y oscura, y el frío que recorría mi cuerpo me helaba aún más de terror.

—¿Cuál es tu teoría conspiratoria favorita? —pregunté a Lucas para desviar mis pensamientos de terror, mientras él jugaba con mis manos.

—Mmm —musitó mirando al frente —. Ninguna, porque todas son crueles. Como esa del sida que dicen que lo crearon en un laboratorio para liquidar a los negros y homosexuales —dio un suspiro de frustración y continuó: —. Prefiero quedarme con la idea de que pasó de primates a humanos.

—Totalmente de acuerdo. Odio tanto eso —contesté negando ligeramente con mi cabeza —. Odio el trato inhumano que tiene con ellos, y más con los homosexuales, de veras que eso no es un problema, pero la homofobia sí lo es.

—Así es, mi bonita. Y dime esa del cáncer que su cura existe pero la mantienen oculta — comentó exasperando su voz.

—¡Totalmente! —contesté asintiendo ligeramente con mi cabeza —, es cruel que prefieran vender las medicinas porque da más beneficios que la cura en sí.

—Es detestable —contestó haciendo una mueca de asco con su boca —. Te apuesto lo que sea que esa película será un éxito.

—Será un fracaso.

—¿Qué apostamos? —preguntó arqueando sus cejas.

Contigo todo.

—Mmm —musite viendo al cielo —. Contigo apostaría todo, incluso mi virginidad —comenté riendo y me golpee mentalmente por decir eso.

Debes pensar bien antes de hablar, Camila.

—Pero si ya no eres virgen —carcajeó.

—Porque tú me desvirgaste —le recordé a Lucas y carcajeo aún más.

—Tonta.

—Torpe.

—Te amo torpe —confesé con mucho sentimiento.

—Yo te amo más. Con mi vida misma, bonita. Eres lo mejor que me ha pasado bonita —dijo parándose frente a mi mientras ponía un mechón de mi cabello detrás de la oreja —. Como dice Julio Cortázar: Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.

Me miraba pronunciando cada una de esas palabras como si yo fuera lo único que valiera la pena mirar. Sonreí apunto de responder pero con su mano tomó mi barbilla para mirarme muy penetrada mente y luego unió nuestros labios en un son perfecto, cuando nos separamos sonreímos porque sonó un relámpago que estaba avisando que pronto llovería, y el cielo estaba muy oscuro, y los pensamientos de miedo volvían a mí como una ola cada vez más fuerte.

—Creo que es mejor que te marches. Yo puedo llegar sola a casa, estamos cerca. Además tú necesitas madrugar y pronto lloverá. No quiero que te enfermes.

Un amor fugaz ©[✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora