Aprendiendo a amar. [FanFic de Mesemoa.]

Cap 19.

Tomitake: -Hizo una mueca para luego sentarse en la cama-. Está bien, pero entonces cuéntame...¿Qué paso entre Nozaki y tú? ¿Por qué estaban juntos en la mañana? -Cuestiono curioso-.

Cuando Niban escucho aquella pregunta su semblante cambio, aquella sonrisa que tenía se borro por completo, era como si le hubieran detenido el corazón a fuerzas solo para probar si estaba vivo, se sentó a lado de Tomitake para luego tragar saliva y mirar al techo.

Niban: Me despedí de él, como un amor no correspondido...
Tomitake: ¿Y estas bien solo con eso?
Niban: ¿De que hablas?
Tomitake: Vamos, Shiro no tiene agallas para dejar a Punchan e ir corriendo a los brazos de Nozaki, mientras tu podrías sanar el corazón de Nozaki y él podría llegar a amarte.

Niban guardo silencio ante aquellas palabras que rompían el equilibrio que había logrado, aquel egoísmo que había sido guardo, estaba pidiendo a gritos salir.

Niban: No puedo...hacer eso, ambos son mis amigos, además volví con Nana.
Tomitake: ¿E-enserio? -La voz le titubeo en aquella cuestión incrédula-.
Niban: Sí, de hecho vendrá mañana a verme.
Tomitake: Espero que logres ser feliz. -Dijo aquello sin mucho ánimo mientras fingía una sonrisa-.
Niban: Gracias, eso intento.

De repente Tomitake se puso de pie para así irse, tenía un nudo en la garganta, Niban lo miro extrañado, Tomitake se giro para mirarlo, le sonrió apenas.

Tomitake: Tomemos la foto en otro momento, me duele la cabeza un poco, me iré a dormir un rato.

Apenas logro decir aquello e enseguida salió de la habitación, una vez fuera cerró la puerta con rapidez tras él, respiro hondo y sobo un poco su pecho, le dolía.

Tomitake, jamás lo había dicho e hasta cierto punto, él mismo lo ignoraba, quería fingir que no era real, pero desde el primer momento que vio a Niban, se enamoro, tal vez al principio era por la belleza de este pero con el tiempo el sentimiento crecía y se daba cuenta de cómo el mismo hacia cosas por Niban que no haría por otros, como dejar de lado su celular, leer un libro, dar un consejo, escuchar los problemas ajenos, haría de todo por él, sin embargo, dejarlo ir con alguien más era otra cosa, en cuanto a Nozaki no se preocupaba, pues cruel o no, este no lo amaba, pero Nana era distinta, todos los de MeseMoa sabían cuanto lo amaba, no era que ella fuera mala persona pero no quería verlo a su lado, no quería dejarlo ir, no era una opción para él.

¿Estaría mal....si intentará luchar por él?

No quería pensar en nada, en ese momento le dolía el pecho, sentía unas ganas inmensas de llorar, la garganta hecha un nudo y su mente no podía concentrarse, estaba bastante di vagante, con las últimas fuerzas que tenia se dirigió hasta su cuarto, quería descansar, tal vez, por ahora eso sería lo mejor, descansar y mañana, tomaría una decisión.

Mientras tanto Niban se quedo algo extrañado por aquella manera en la que se fue Tomitake, no era algo normal en él. Aunque en el fondo, también se había quedado pensando en aquellas palabras que este dijo, se preguntaba si estaría bien intentar conquistar a Nozaki, es más, si eso no afectaría su amistad o aquel acuerdo de reencontrarse en la próxima vida, realmente no quería perderlo, por nada del mundo, ni siquiera por su egoísmo, de nuevo, no sabía que hacer, así que solo volvió a acostarse, cubriendo su rostro con una almohada, intentando no pensar en nada, para no dejarse llevar por sus impulsos de querer salir corriendo hacia Nozaki, pero aquello no fue suficiente para parar su mente, pues al cubrir los ojos, la primera persona que le venía a la mente era Nana. ¿Qué error habría cometido ella para ser herida otra vez...? ¿Quién era él para jugar así con ella? Peor aún...¿Qué derecho tenía él de dejarla para ir por Nozaki cuando él fue quién pidió la segunda oportunidad? Nadie...Niban no quería herirla otra vez, no quería cerrarse al mundo solo por Nozaki, quería ser feliz, aún si no fuera con él, porque así se lo prometió y así se lo prometió a él mismo, pero solo aquella idea de tener una oportunidad con él, hacia vibrar su interior, sus emociones, su corazón y aún más su egoísmo.