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Isabella solía ser mi novia. —es lo primero que digo al tener a Poché frente a mí. Antes de que ella notara mi presencia, pude ver su largo cabello azul moverse al compás de la brisa del casi invierno mientras esbozaba una tímida sonrisa a cada persona que se cruzaba con su mirada. Es realmente adorable, y es aún más adorable cuando se enoja.

Ella parpadea varias veces, sonriendo forzadamente y ladea la cabeza un poco, haciendo un ademán de confusión.

Sólo quería decírtelo porque querías saber más cosas sobre mí... —agrego, desviando la mirada, preguntándome si lo que dije fue correcto o si la he cagado por completo.

Oh... —murmura bajito— Bueno... Según a lo que me describiste, debe ser muy bonita y rara. —ríe forzadamente— Supongo que se complementarían bien, porque también eres rara, así que imagínate las tonterías que podrían hacer juntas.

—No, no. Terminamos. Ya pasó. —aclaro, moviendo las manos en un acto de nerviosismo involuntario— Y de hecho, ya la he superado... —miento, desviando la mirada como un ladrón siendo descubierto en pleno delito.

Claro, eso es lo que dices, pero tu cara demuestra todo lo contrario. —comenta, cruzándose de brazos y mostrando una expresión seria.

— ¿Por qué lo dices? —arqueo una ceja y me pregunto si debería mirarla o seguir desviando la mirada.

Cuando hablas de ella se te dilata la pupila, y te ves un poco más feliz. —suspira algo triste a mi parecer.

—¿Qué? No es cierto. —por fin decido mirarla a los ojos, haciendo una mirada que significaba resignación. Está bien, aún la quiero, un poquito más ahora que puedo verla— Bueno... Sí es un poco cierto. —agrego, desviando la mirada de nuevo.

[...]

Poché suspira. Por dentro, quiere llorar; por fuera, está sonriendo. Su suspiro es su último aliento de intento de conquista a la alta chica castaña que no se atreve a mirarla.

Entonces, ¿planeas conquistarla o algo así?
— pregunta, tratando de parecer esa amiga incondicional, pero en realidad, ella esperaba que dijera que no.

—¿Eh? —Calle comienza a ponerse nerviosa, es bastante complicado hablar de cosas que tengan que ver con ella— No, no, no. Está claro que no... funcionaría, ya sabes. Ella es de las que se van y vuelven cuando quieren. —agacha la mirada.

La pequeña peli azulada toma de la mano de la más alta para que ambas se sienten en uno de los bancos del parque  para hablar con más comodidad. Toda la atmósfera se vuelve nostálgica; el cielo se complementa con la suave brisa que hacía crujir los ramajes de los árboles, creando un sonoro sonido de la naturaleza. Era el único sonido que había en ese momento, porque ni Poché ni Calle habían dicho palabra alguna desde que se sentaron.

El celular de Calle empieza a vibrar en su bolsillo, y causa que ella dé un respingo. Estaba tan concentrada jugando con sus pulgares, evitando hacer contacto visual con la azulada que su celular la tomó de imprevisto.

Isabella Miller: ¿Estás ocupada hoy? Podemos ir a comer muchas, MUCHAS, hamburguesas. De esas de 250g. ¡Vamos a ser obesas juntas! ¿Qué me dices?

Calle lee el mensaje, y Poché también lo lee por el rabillo del ojo. Poché se encoge de hombros y le toca el brazo a la contraria mientras le sonríe forzadamente.

—Deberías ir con ella, después de todo no se quedará mucho tiempo. Tienes que aprovechar.

Calle niega con la cabeza.

Cold Coffe--CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora