No pude hacer otra cosa que quedarme en una clase de inmovilidad, mientras aún seguía en el parque, con la silueta del sol difuminándose en el cielo del atardecer.
Miro el móvil varias veces, sin saber exactamente qué responder, parpadeando varias veces.
Cold Coffee: Qué.
Fue lo único que se me ocurrió escribir, porque lo que ella decía no tenía sentido alguno. Ella se alejó, ella fue la que me dejó. ¿Por qué se esmera en regresar a mi vida con tanta insistencia? Aunque yo cometí el error de hablarle primero.
Quiero apagar el celular,o lanzarlo por el tobogán donde previamente se había lanzado Poché con rapidez. Pero la curiosidad es tan grande, y espero a que sólo sea una mala broma, como todas las que suele hacer.
Isabella Miller: Lo que leíste.
Cold Coffee: Tus bromas siguen siendo igual de malas.
Isabella Miller: Ay.
Suelto un suspiro y bajó por las escaleras, porque no tengo ganas de sentirme que caigo por un tobogán, además estoy mareada. Y en todo el transcurso de mi corto viaje de la casa juegos de madera hasta el suelo del parque, Isa envía otro mensaje, que esta vez es un archivo adjunto (una imagen).
Es ella, pero esta vez tiene un gorrito café y su bonita sonrisa a medias. Está en el aeropuerto, porque se puede ver detrás de ella una ventana donde se puede observar avión a punto de despegar.
Oh, no.
No, no, no, no.
Isabella Miller: ¿Ahora me crees?
Cold Coffee: Estoy en un momento de confusión. ¿Por qué haces esto?
Isabella Miller: Porque quiero verte. ¿Qué una amiga no puede anhelar ver a su otra amiga?
Cold Coffee: Nunca deseaste verme con tanta insistencia cuando salíamos.
Isabella Miller: Ay.
Isa estaba escribiendo, pero no me importó y comencé a escribir también, aún parada en el parque, con la mortecina luz del sol apagándose con cada minuto que pasaba.
Isabella Miller: Te lo había dicho, que aún te quería un poquito. ¿Por qué haces esto? ¿Es alguna técnica de tortura hacia mí?
Dejó de escribir, supongo que borró todo lo que iba a decirme, y volvió a escribir de nuevo, quizá alguna respuesta para mi incómoda y triste pregunta.
Isabella Miller: ¿Podemos hablar? Faltan unos quince minutos para el vuelo.
Cold Coffee: Bueno.
Isabella Miller: Bueno, aquí está mi número.
Maldita.Ella fue la que ocasiona todo tipo de problemas, y aun así quiere que yo le llame y que yo gaste mi saldo.
¿Podría haber alguna persona más mala que ella?
Agregué el número a mis contactos y la llamé.
Mis rodillas temblaban, así que comencé a caminar despacio, porque sentía que si me quedaba ahí, de pie, con el atardecer casi terminando, me caería como una damisela desesperada en plena etapa de agonía y melodrama.
—Hola. —dije, tratando de ocultar mi voz trémula. La verdad no quería hablar con ella, pero sentía una extraña curiosidad acerca de su viaje hasta acá, y necesitaba saber todo.
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Cold Coffe--Caché
Fiksi PenggemarDaniela Calle un usuario con el corazón roto y lo único que hace es publicar cosas absurdas y melancólicas de poemas o páginas deprimentes en una cuenta falsa "Cold Coffe". Se encuentra en plena crisis existencial cuando de repente recibe un mensaje...