Libro de Lobos. © |YoonMin| #3.

Libro de Lobos, Epílogo.

El ruido despampanante de voces y alguna que otra copa ser chocada entre sí era lo que se escuchaba en el jardín de aquella casa, algunas risas al igual que gritos de euforia por ver más de cerca el momento preciso en el que dos almas se aceptaban para ser una sola en santo matrimonio, algunos expresaron su felicidad haciendo pequeños gestos de suma alegría, otros solo aplaudieron, pero JiMin y YoonGi, eran los que intentaban retener las lágrimas que anunciaban por salir, aunque el Alfa fue más fuerte y solo esbozó una sonrisa de oreja a oreja, mientras que el pequeño peliazul limpio la escurridiza lágrima que se le escapó.

—¡Que vivan los novios!. —gritaron al unísono.

JungKook deslizó la argolla de oro sobre el dedo anular de TaeHyung, quien al igual que el pelinegro deslizó una argolla en el dedo anular de JungKook. Ambos se miraron a los ojos, notando que en sus iris se hacían presentes sus espíritus lobunos, conociéndose como predestinados.

No sé dijeron palabras el uno al otro, solo fue suficiente sellar su unión con un beso sincero de amor verdadero, aquel que duraría hasta que sus vidas acabasen.

La fiesta continuó, festejando la unión de los futuros herederos del trono de WolfDog, la celebración duro horas, tantas que casi todo el pueblo estuvo ahí, digo casi todo porque como siempre hubo alguno que no asistió. Entre ellos, Park Shimrin y Jung HoSeok, ya que, al bonito rubio le faltaban solo dos mesecitos para dar a luz a su bonito cachorro, y por el temor y el trauma que le quedó desde aquella vez donde había perdido la vida por ingenuo. Decidió que su hijo era más importante, nadie lo juzgo, de echo entendieron su punto de vista, eran conscientes del estado del rubio, así que le ahorraron molestias a la pareja.

Al igual que NamJoon y SeokJin, la pareja se miraba más unida que antes, más segura y muchos admiraban la manera en que se respetaban y apoyaban mutuamente. En como pese a los problemas que conllevaba el matrimonio, ellos eran felices, discutiendo, trabajando, durmiendo, incluso haciendo el amor. Eran felices, y eso nadie lo ponía en duda, no por nada SeokJin sonreía como todo un enamorado mientras NamJoon le sujetaba la mano, un acto simple que al scout dejaba casi mudó, su Beta era el el lobo más paciente y cariñoso. Más ahora, que planeaban tener uno que otro cachorrito. Pero no lo olviden, ellos eran felices.

JiMin solo admiro en silencio, sentando en una de las mesas más alejadas del ruido a todos en la fiesta, su bebé estaba por cumplir los ocho meses de vida, al igual que su otro bebecito que estaba en su vientre, que apenas y tenía sus tres mecesitos. Miro como Baek dormía tranquilo sobre su pecho, ignorando el bullicio de la gente, era un bebé dormilón, además de que su leve aromita a Alfa bebé lo hacía el centro de atención para todos. JiMin quien no cambiaba seguía siendo celoso de quien tocará a sus cachorros, incluido JungKook, el pelinegro se había ganado su afecto, pero por alguna razón, (su instinto lobuno) le hacía creer que JungKook también era su cachorro, así que si, era muy celoso con sus hijos. Incluido su precioso esposo Alfa.

Miro de soslayo como YoonGi platicaba amenamente con los padres de TaeHyung, el peligris asentía sin prestarle mucha atención a lo que los adultos decían. JiMin podía jurar que su Alfa estaba por dormisre, no lo culpaba el trabajo era pesado.— Andando BaekBaek, es hora de ir a la cama. —el bebé chiquito farfullo soniditos mientras enrrollada las piernas en la cintura un poco más abultada del Deltus— Ya se bebé mimado. —canturreo el mayor con cariño. Miro a su familia, aquella que le fue dada de una manera no común pero si única. Sonrió sincero, aceptando que:

Los amaba.

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——¿A dónde me llevas?. —pregunto un cansado JiMin. Se sostuvo de un tallo de árbol, le estaba costando caminar en su estado, y no ayudaba mucho que Min YoonGi lo haya llevado a un día de camping a quien sabe dónde, alejado de la manada— ¡Alfa! —se quejo con un puchero, el peligris, quien iba unos pasos más al frente se detuvo, mirando como su tierno esposo estaba más abajo mirándolo con dagas en los ojos.