Capítulo 11

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La puerta se abrió y mostró al alfa en celo.

A Jung Hoseok en celo.

Seguramente el azabache hubiese abierto los ojos sorprendido. Más no podía hacerlo debido a la bruma que estaba nublando sus sentidos.

Allí estaba su mejor amigo como nunca lo había visto.

Llevaba la camisa de color negro desabotonada hasta la mitad, mostrando descaradamente parte de aquel pecho que solo descubría al estar en traje de baño. Inevitablemente sus ojos bajaron a los jeans también negros. Gracias a lo desarreglada que se hallaba la camisa, el sector de la cremallera no podía verse. Sin embargo, el azabache sospechaba que estaría de forma similar a la prenda superior.

Entonces subió a sus ojos. Gran error.

Los ojos de Hoseok no se parecían en nada a los que estaba acostumbrado a observar. La simpatía y ternura habían quedado en el pasado.

No era el mismo sujeto que siempre se ofrecía a ayudarlo. Ahora él necesitaba ayuda y no parecía querer pedirla amablemente. La exigencia refulgía en sus ojos, pero no hacía nada por forzar al azabache.

Era como si lo estuviera esperando. Esperando a que diese el primer paso.

El lobo de Yoongi estaba mucho más inquieto que antes. Al ver al alfa la sumisión y deseo habían aumentado obligándolo a quedarse donde estaba. Su parte omega estaba entregándose a su mejor amigo.

El aroma a chocolate con nueces invadía el lugar más que antes haciendo débiles a sus piernas. Era el típico escenario previo al apareamiento de un alfa y un omega.

Eso no podía pasar. No entre Jung Hoseok y Min Yoongi.

Tenía que irse de allí.

Intentó levantarse para salir del departamento. Un gruñido retumbó por todo el sitio hasta llegar a sus oídos. El azabache sintió su cuerpo estremecerse y se paralizó. Su lobo aceptando la orden implícita: quedarse.

Observó otra vez al alfa, y pudo corroborar que su parte animal estaba tomando el control. Aquella mirada intensa que solo dejaba en claro una idea.

El lobo de Hoseok quería tomar al suyo.

Sintió pánico. Era la primera vez que lo miraba de aquella forma. Todo era tan nuevo y a la vez tan aterrador.

Quería huir, pero no lo lograba. Si se quedaba sucedería lo inevitable. Entonces, ¿qué haría para impedirlo?

En medio de toda la confusión, el castaño actuó.

Pero no de la manera que se esperaba.

De repente los ojos de Hoseok dejaron de mirarlo con intensidad. La preocupación tiñiendo sus orbes. El arrepentimiento haciéndose presente.

Era como si su lado humano hubiese podido tomar el control dándose cuenta de lo asustado que se encontraba Yoongi.

Lo observó por unos segundos más y a continuación cerró la puerta de su habitación rápidamente. Escuchó como colocaba el seguro. Como si el omega fuese la peor de las tormentas.

El azabache quiso sentirse aliviado, de hecho, una parte de él lo estaba. Sin embargo, había otras emociones en su interior.

Tristeza. Decepción. Incertidumbre.

Hoseok había sido más fuerte que su alfa y lo había salvado de sí mismo, pero eso no terminaba de sentirse bien.

El azabache quería eso, que su amistad no se viese afectada por el celo de uno de ellos. Entonces, ¿por qué se sentía así?

Era confuso.

Desde su parte racional intentó levantarse y dirigirse a la puerta de entrada. Lo que había tratado de hacer todo ese tiempo.

Sí, eso era lo mejor.

Sin embargo, su lobo no cooperó. Ojalá solo lo hubiese hecho quedarse en el departamento, pero claro que no. Insatisfecho con el resultado hasta ese momento, lo hizo levantarse y caminar lentamente hacia la puerta de la habitación del castaño.

Había entrado allí muchas veces y había permanecido calmado. No era inusual pasar tiempo en el cuarto de su mejor amigo, pero esto era totalmente diferente.

Un omega con un alfa en celo en el mismo cuarto era tan predecible como normal. Todos sabían en que terminaría aquello.

Una amistad transformada en algo que Yoongi no podía adivinar gracias a sus naturalezas.

Quiso detenerse, no caminar hacia allí, pero su lobo era más fuerte ahora. El hecho de haber visto al alfa dueño del aroma a chocolate con nueces lo había incitado a tomar más terreno ganándole a su parte racional.

El humano estaba siendo dominado por su parte animal.

Al llegar a la puerta, reposó sus palmas en la madera. Luchar con su lobo era muy agotador a nivel físico y mental. Se trataba de las dos mitades que lo conformaban disputándose su cuerpo. Las dos caras de una misma moneda.

Lujuria y lógica.

Impulsividad y razonamiento.

Apoyó la frente contra la madera. Quería irse y a la vez no. Corresponder al alfa y en cambio alejarse.

Hoseok se había resistido. Había luchado contra su celo. Ahora le tocaba a él controlar sus instintos. Siempre se había enorgullecido de no ser como los demás omegas, era su momento de demostrarlo. Sin embargo, no podía hacerlo. Su lobo se empeñaba en buscar a su mejor amigo.

Buscarlo para realizar lo que todo omega y alfa deseaban en su etapa de celo.

El aroma a chocolate con nueces que viajaba por debajo de la puerta nublaba sus sentidos de nuevo. Cerró sus ojos en un intento de tomar el control de su cuerpo.

—Vete.

Una voz ronca y profunda resonó detrás de la madera. Podía notarse al escucharla solo una vez que se trataba de un alfa en su calor primitivo. Aunque a la vez podía oír a su mejor amigo tratando de alejarlo, de salvarlo.

Hoseok era tan buen amigo que incluso siendo dominado por su naturaleza, quería protegerlo. Anteponía su amistad a sus instintos.

¿Cómo era que Jimin podía dudar de él?

El usual temor al recibir una orden de un alfa no apareció. Las ganas de acatarla tampoco. Y es que su omega sabía lo que en realidad quería el lobo del castaño, y estaba más que dispuesto a complacerlo.

—Hablo en serio —volvió a escucharse aquella voz que lo ponía tan ansioso —Yoongi vete.

El hecho de escuchar su nombre en la voz caliente y ronca de un alfa en su etapa de calor lo hizo estremecerse. Captando como el aroma a chocolate con nueces se volvía más intenso debido a su cercanía. Respiró profundo unas cuantas veces más queriendo sentirlo lo más cerca posible.

Ese alfa debía hacerlo suyo.

—Vete, ambos sabemos que es lo mejor.

La voz de su mejor amigo sonaba más suplicante que convincente. Su lobo quería tomar a Yoongi, pero se resistía a la idea.

Hubiese sido como Hoseok pedía de no ser porque el lobo del azabache ya había ganado en su disputa interna.

Cuestionando intenciones - Hopega OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora