Huir. Sí, eso era lo que debía hacer Yoongi.
Entonces que alguien se lo explicase a sus piernas porque parecían no estar dispuestas a dirigirse a la puerta.
Acuchillado contra la pared pensaba en qué hacer. Nunca le había pasado algo similar.
Era un simple omega cerca de un alfa en celo. Sin embargo, se trataba de mucho más que eso.
No era cualquier alfa, sino su mejor amigo de toda la vida. El muchacho al que le había confiado sus más profundos secretos.
El hecho de estar en el mismo lugar mientras que uno de los dos estaba en celo, podía cambiarlo todo.
Cambio: justo a lo que Yoongi más le temía.
Podía sentir como su lobo se inquietaba al percibir aquel aroma. La intensidad del chocolate con nueces delataba el calor del alfa.
El lobo de Hoseok pedía tomar a alguien, y ese alguien podía ser el azabache si no se apuraba en salir de allí.
No es como si pensase que su mejor amigo podría abusar de él en ese estado. No, tenía en claro que Hoseok no lo haría.
En sus clases de secundaria le habían enseñado que solo los alfas sin control alguno e impulsivos eran los que llegaban a tomar por la fuerza en su época de celo. El castaño no era así, lo sabía. Lo conocía lo bastante como para asegurarlo. Más allá de toda su amabilidad y simpatía, se escondía un alfa que pensaba muy bien en lo que hacía. Puede que pareciese paciente y comprensivo, pero Yoongi sabía que tenía un perfecto control sobre su lobo.
O al menos, eso esperaba. Si Hoseok no calmaba a su lobo estando cerca del azabache, las cosas podrían complicarse.
Los ojos del omega se abrieron con sorpresa al percatarse de cierto detalle que había pasado por alto.
Hoseok y Jisoo habían terminado.
La omega que podría ayudar a calmarlo en su celo ya no salía con él. Ese pequeño detalle solo complicaba aún más la situación.
Hoseok no tenía una pareja estable que lo tranquilizase y el omega más cercano era nada más y nada menos que su mejor amigo.
Sí, definitivamente debía salir del departamento cuanto antes.
Entonces, escuchó ruido. Más objetos cayendo. Eran varios, ninguno de cristal. Provenían de la habitación de su mejor amigo.
Se dijo una vez más que era hora de alejarse.
Se irguió aún con sus manos en la pared. Necesitaba sostenerse de algún lado, sus piernas se sentían temblorosas.
Tomó una honda respiración en un intento de tranquilizarse, y descubrió que había sido mala idea. El aroma a chocolate con nueces se metió por sus fosas nasales de una manera salvaje e inesperada. Se estremeció ante la intensidad en el aire creada por el alfa.
Hoseok necesitaba tomar a un omega, podía sentirlo. Estaba intentando atraer al omega más cercano, y para su suerte, se trataba de él.
Se dio media vuelta intentando alejarse, poner distancia entre el castaño y él. Sin embargo, podía sentir a su lobo retorcerse en su interior. No quería irse, pedía aproximarse al alfa en celo, ayudarlo con su calor. Aceptaba el ser tomado aún sin haber visto al alfa en pleno celo.
Estaba cediendo ante él y el azabache debía impedirlo.
Dio dos pasos en dirección a la puerta de entrada. Eso estaba bien. Mientras siguiese teniendo esa fuerza de voluntad para irse, todo estaría bien.
Iba a dar otro paso, pero el aroma a chocolate con nueces volvió a sus fosas nasales con fuerza. Era como si fuese un imán tratando de atraerlo inevitablemente. Yoongi nunca se había parado a pensar que la naturaleza de un alfa fuese tan intensa.
Llevó una mano a su nariz y boca queriendo no olfatear el aroma que lo haría ceder. Tenía que seguir adelante, procurar que su amistad se mantuviese igual.
Debían seguir siendo Hoseok y Yoongi, los mejores amigos.
Caminó otros dos pasos y se detuvo porque volvía a sentir sus piernas temblorosas. Era como si de repente sus extremidades inferiores se hubiesen convertido en hilos.
Ni siquiera estaba cerca de la entrada, seguía en el pasillo que daba a las habitaciones. ¿Cómo lograría salir si aquel aroma lo estaba enloqueciendo?
Apretó la mano que tenía sobre su nariz y boca, queriendo que así el olor le llegase menos. Como suponía, no sirvió.
Colocó la espalda sobre la pared a un lado mientras se deslizaba contra esta. Sentía que se estaba desvaneciendo, que en cualquier momento cedería. Sabía que no se trataba de debilidad, sino de su instinto gritándole que siguiese su naturaleza. Exiguiéndole que actuase como el omega que era.
En su mente Yoongi se repetía que no debía hacerlo. Su lobo no estaba pensando en las consecuencias, le importaba una mierda su amistad con el castaño. Quería ser tomado por aquel alfa con aroma a chocolate con nueces y parecía que no pararía hasta lograrlo.
No recordaba la última vez que su lobo se había mostrado tan sumiso. Él que siempre intentaba demostrar que no era el estereotipo de omega frágil y necesitado, estaba literalmente en el suelo rogando ser tomado por un alfa. Por el alfa que era su mejor amigo.
Esto no podía ser peor.
O eso pensó.
Aún con la mano en su nariz y boca pudo percibirlo. El alfa dueño del aroma a chocolate con nueces se acercaba, los pasos resonando en el suelo eran la confirmación.
Debía huir. Lo sabía, pero entonces su lobo pareció adueñarse de su cuerpo impidiéndole avanzar y obligándolo a esperar a que aquel alfa se presentase frente a él.
Quería que ser tomado en ese mismo instante.
Yoongi solo tragó saliva y se quedó donde estaba. Sabía que no podría luchar contra su lobo en ese momento.
Sentía su corazón latiendo acelerado mientras la puerta de la habitación de Hoseok se abría lentamente. El aroma a chocolate con nueces se intensificaba causando que sin darse cuenta el azabache, su lado omega ganase terreno.
Sus pensamientos nublándose con el deseo de sentir a aquel alfa rodeándolo con sus brazos, haciéndolo suyo. La parte racional de Yoongi se desvanecía.
Entonces, la puerta finalmente se abrió por completo.
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Cuestionando intenciones - Hopega Omegaverse
Hayran KurguPerfectamente contrario al estereotipo de omega que circula en la sociedad, Yoongi sabe lo que quiere y donde está parado. O al menos, eso creía. La cuestión llega cuando tiene que decidir a quién creerle. ¿Al ex que rompió su corazón o a su mejor...