Capítulo 23

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Se dejó guiar de nuevo al sofá por la mano en su antebrazo. No se miraron, ni siquiera cuando tomaron asiento. El silencio reinando como el más firme dictador.

Esto sería definitivo. Marcaría un antes y un después.

—¿Por dónde quieres comenzar? —preguntó el alfa suavemente.

Yoongi se encogió de hombros observando el suelo.

¿Importaba aquello? El asunto entero era incómodo. Quizás por ello habían tratado de atrasarlo tanto tiempo.

—Entonces, creo que comenzaré yo... —dijo el alfa buscando avanzar.

El azabache asintió con la mirada aún en el suelo. Estaba actuando como un cobarde, lo sabía, pero no se animaba a observarlo a la cara en esa situación. Hablarían de cuando tuvieron sexo, eso no era para nada usual entre ellos. En ese momento le regalaría sus pantalones de niño grande a cualquiera que pasase por allí.

—Creo que todo comenzó cuando decidí no ir a nuestra reunión semanas atrás...

Asintió en respuesta, así era. O quizás no, y debería mencionar la idea que había metido Jimin en su cabeza antes de ese hecho. Sin embargo, no lo hizo. De hacerlo, tal vez volvería a desviarse el tema de conversación y él de verdad necesitaba aclararlo. No quería más dudas que lo dejaran despierto por las noches.

Recordar aquel día lo estremeció. Flashbacks pasaron rápidamente por su mente para repetirse segundos después alternando voces y sonidos. Los gemidos, jadeos y frases resonando en su memoria. Lo recordaba como si hubiese ocurrido ayer, como si fuese una de sus mejores experiencias.

—Como sabrás, —retomó el castaño —elegí no hacerlo por motivos contundentes.

Se oyó gracioso. De ser otras las circunstancias, ambos podrían haberse reído. Sin embargo, las cosas no eran sencillas.

—No tuve tiempo de avisarte que había llegado mi celo. Mi racionalidad prácticamente se había esfumado cuando quise tomar el teléfono y llamarte. —explicó con un poco de vergüenza —De hecho, creo que fue un milagro el haber...

" ...resistido tanto tiempo sin tomarte " completó Yoongi en su mente.

Sabía porqué no había continuado la frase. Era incómodo pronunciarlo en voz alta, lo entendía. Se había sentido así al contarle a Jimin. Dos mejores amigos no solían intimar. Era incluso vergonzoso decirlo.

Se sentía como romper una promesa implícita.

—Yoongi —lo llamó en tono serio.

Sabía qué significaba eso. El alfa quería que lo mirase. El problema era que no sabía si sería capaz de hacerlo.

La vergüenza lo estaba consumiendo más rápido que el fuego al papel.

Se mordió el interior del labio reflexionando qué debía hacer. A pesar de su incomodidad, las cosas debían avanzar y si no lo observaba era posible que todo siguiese igual. El azabache no quería ello, y se obligó a aferrarse a ese pensamiento.

Si seguía actuando de la misma manera, no habría progreso.

Respiró profundo y contó hasta cinco mentalmente. Todo estaría bien, no debía preocuparse.

Entonces subió su vista hacia su mejor amigo.

Halló sus ojos y sintió a su lobo removerse en su interior. Tan oscuros y a la vez tan cálidos. Comparables al primer café de la mañana, ese que era tan potente y embriagador que te mantenía atento el resto del día. La primera dosis de una droga de la que sabías que no podrías salir. El laberinto en el cual querrías perderte y no encontrar la salida jamás.

Cuestionando intenciones - Hopega OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora