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Povs Samantha
Veo desde la ventana de mi habitación como mi madre se aleja entre los árboles.
Siempre me ha parecido extraña su forma de actuar pero ahora que Daemon no contó un poco de ella puedo entender más que antes.
Aunque aún tengo muchas preguntas. Si mi madre tenía un hermano y un padre ¿dónde están ellos? También ¿porque no dejaba que los otros vieran sus habilidades? ¿Todos en la manada saben que mi mamá es una híbrida? ¿Qué otros secretos tiene ella que nos involucran a nosotros?
Siento los brazos de alguien tomarme por la cintura y me asusto, inconscientemente lanzó un golpe con mi codo.
Me volteo en posición de ataque pero luego me relajo al ver que la persona a la que golpeé es mi querido Diego.
-Lo siento tanto- le dije mientras lo ayudaba a levantarse.
- No te preocupes cariño también fue mi culpa no debí sorprenderte , es sólo que te veías tan intranquila que pensé que podría calmarte con un abrazo- dijo sobandose el pecho.
-Tenemos que hablar- comentó tratando de regalarle una sonrisa.
-Eso me asusta un poco- dijo el sentándose en mi cama.
-¿Porque te asusta?- pregunté
-Siempre que alguien dice "tenemos que hablar" es malo
Analicé lo que le quería decir en mi cabeza tardandome unos minutos en los que no sabía como iniciar.
-¿Sabes que pasé lo que pasé estaré aquí para ti verdad?- pregunto mientras se acercaba a mi y me acariciaba el rostro.
"Será mejor que se lo digamos de una vez"- dijo mi loba.
-Estoyembarazada- dije tan rápido que creí que no entendería.
"¡¡NO ASI, DEBISTE DECIRLE ALGO ANTES DE SOLTARLE LA NOTICIA!!"-gritó dentro de mi
El color se había desvanecido de su rostro, su mirada estaba ida y movía la boca como si de un pez se tratara.
-Hay no creo que ya lo descompuse- murmuré mientras lo guiaba a la cama- ¡ANA!-grite dándole aire en su rostro.
Ana no tardó en llegar.
-Traeme un vaso de agua porfavor- le dije un poco apurada- Diego, cariño dime algo.
Ana regresó con una jarra de agua y un vaso y lo dejo en el mueble de mi habitación, ella pareció leer el ambiente pues salió rápidamente de la habitación y cerró la puerta detrás.
Tomé el vaso y se lo ofrecí a Diego. Cuando terminó de beber puso el vaso en el suelo y volteo a verme.
-¿Vamos...a ser... papás?- murmuró
-Si- fue lo único que dije antes de sentir como me levantaba del suelo y me abrazaba.
-VAMOS A SER PAPÁS- grito en esta ocasión- un bebé, tuyo y mío, UN BEBÉ.
