Cerré la laptop donde recién acababa de terminar mis deberes del instituto para después tirarme en la cama, cansada. Apenas y pude concentrarme en ella tendiendo en cuenta que eso me serviría en los próximos exámenes que tendría para terminar el último semestre que quedaba de la preparatoria. Pero a pesar de que las letras y números hacían olvidar aquellas escenas de la fiesta que hubo anteriormente, no podía sentir aquella sensación de descepción tanto como de vergüenza.
Siempre me dije que jamás sería lastimada a causa de un hombre, que no me dejaría manipular por uno de ellos porque todos eran unos imbéciles. Pero cuando aquel chico se metió entre mis piernas... Me cegue por completo. No pensé que aquellas acciones que me mostraba eran parte de una gran mentira. Y aún más cuando aquel resultó ser mi mejor amigo.
Todo por haber sido una idiota, de eso no me quedaba duda.
Pero Joel... ¿Porqué hizo eso? ¿Qué fue lo que hice para que me hubiera hecho algo así? No estábamos en un juego, mucho menos en una edad donde todo lo tomáramos de esa forma.
—¿Cariño? —volví a mi madre que estaba en la puerta de mi habitación mirándome con confusión—. Un chico está abajo en la sala. Según él dice que ya está listo para las clases.
Me mordi el labio.
—¿Quién es, Gisell? ¿Y porqué Joel no ha venido? La persona que está abajo es un chico, ¿entiendes?
—Es un compañero, mamá. Enseguida bajo.
—¿Y porqué él está aquí, y quién es?
—Te he dicho que es un compañero de clase y viene como él mismo lo ha dicho: viene por las clases.
—¿No es suficiente con las del instituto?
—Es nuevo aquí.
—¿Del que todos hablan? ¿La familia De Jesús? ¿Los de México?
Le hice señas que parara con sus preguntas y asintió, saliendo de mi habitación.
¿Porqué tuve que aceptar ayudarlo?
—Por estúpida, ya sé —negué con la cabeza mientras rebuscaba en mi mini biblioteca las anotaciones que había hecho en las últimas semanas de clases, en las que por supuesto Zabdiel no estuvo presente.
Bajé a la sala después de un par de minutos. Lo primero que vi en la sala fue a mi madre que veía en los sillones con una mala cara, y entendí a la perfección cuando a quien le hizo mala cara era a Zabdiel que veía algo en su celular, distraído a todo lo que había a su alrededor. Lo primero que pensé al verlo ahí fue burla por parte de él. Porque, ¿porqué me eligió a mi como una guiadora? Yo muy apenas pasaba las materias con buenas notas y eso era gracias a, bueno, al chico mentiroso.
Baje los pocos escalones para llegar a Zabdiel y que me notara ahí. Y en cuanto lo hizo, una sonrisa apareció en su rostro, haciendo que sus pequeños ojos se achinaran lo suficiente para verse lindo e inocente.
—Hola —saludó con su típica
sonrisa—. Espero no haber demorado tanto.—Por supuesto que no. En hora buena has llegado —me dirigí a mi mamá que no paraba de observarnos desde la cocina—. Estaremos en mi habitación tomando notas de clases por si se ofrece algo.
—¿Joel vendrá a cenar? El fin de semana nos dejó mal y eso que hice su comida favorita.
Se me hizo un nudo en la garganta.
—A estado muy ocupado con sus entrenamientos, mamá. Ya habrá otro día.
No muy convencida se metió dentro de la cocina, dejándome a solas con Zabdiel que hizo como si no fuese escuchado nada. Caminó detrás de mi hasta la habitación y entramos después. Lo bueno de que él vendría fue que pude organizar bien mi habitación, y no por el motivo de que no quisiera dejar una mala impresión, si no mas bien porque ya le debía una limpia a mi habitación desde que tenía memoria.
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Amigos No ©
FanfictionEn el instituto tanto como el Pueblo, dicen que Joel Pimentel es un chico frío, serio; Pero también dicen que es sexy y atractivo. Esta claro que se debe a su apariencia chico malo. Nadie de las chicas ha mencionado palabra con él. No pueden mostrar...