Capítulo 33

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Los días continuos fueron más murmullos por los estudiantes que las clases que daban los profesores, pues esto se debía a un mismo tema y del cual no tenía la mínima idea de lo que pudiera tratarse los tantos murmullos y emociones de las chicas. A tal punto de que chillaban de la emoción. Sinceramente no comprendía. Y me la daban más difícil pensar por el hecho de que maestros y directora daban a cada instante juntas.

Como era el caso de este día, a media hora de receso.

—Vamos a comer, entonces —dijo Joel saliendo del aula después de que el maestro nos sacara de la clase.

Jess a mi lado nos dirigimos como dijo Joel, quien por cierto ya no le hacían tanta bulla y miradas malas, pues quizá ya estaba olvidado aquel tema a causa del nuevo tema del que todos —incluida Jess— estaban entusiasmados.

De ves en cuando me entraban ganas de preguntarle a Jess, pero por mala suerte Joel siempre aparecía en el momento inapropiado, además de que a cada rato dejaba ver su malhumor del que le daban los compañeros del instituto. Y quizá también esas sean una de las razones por las cuales tampoco le preguntaba a Jess.

—La fila está muy larga, chicos —se quejó Jess observando a toda esa masa que también deseaba pedir comida.

Hice una mueca. De verdad moría de hambre ya que la noche anterior no comí ni cené por estar en un baile con Joel. Que de hecho, aún sigo sin poder creer que después de lo que pasó el día de la playa, él siga actuando como si nada.

¿Es qué tiene basura en su cerebro?

—Nos queda pedir comida fuera de aquí.

Jess y yo nos miramos.

—¿Y quién iría? —inquirió juguetona haciendo referencia a Joel.

Por dentro me invadió la nostalgia. Hace cuánto que deseaba este momento, este en donde solamente eramos los tres y de ves en cuando Jess me recriminará por que Joel le caía mal y viceversa. A veces deseaba tanto este momento como justa ahora estaba pasando. Pues a pesar de todo, Jess y Joel siempre han tenido un hueco en su ser que dice que se caen bien.

Sentí la penetrante mirada de Joel y no quise verlo, pues su opción era errónea si era lo que yo pensaba que iba a decir.

—MI amiga se queda conmigo —Jess me jaló a su lado, apretujándome en ella. Sonreí.

—¿Por qué tuviste que seguir siendo su amiga, Gisell? —espetó serio Joel.

—¿¡Por qué crees, tonto!? ¡Porque me ama más que a ti! ¿Será?

Joel bufo y de ahí tuvo que irse a regañadientes hacia el estacionamiento. Pues ahí esperaría el almuerzo que llegaría por casi una hora.

Mientras tanto, aproveché el momento que tenía nada más con Jess para hablar un poco, así como antes. Salimos del edificio y nos fuimos a sentar a uno de los lugares donde estaban vacíos, casi alejado de la cancha de fútbol y sus bancas.

Pero antes de poder sentarme, el peso de Jess lo sentí encima de mí, justo cuando apenas iba a dar un traspié... y pasó.

—¡Auuuch! —gritamos al mismo tiempo, pues ella quedó encima de mi espalda.

Reímos a carcajadas después de quejarnos.

—Por poco y damos las últimas —gruñi de dolor al momento de poder ponerme de pie, pero sólo conseguí sentarme decente. Jess a mi lado concordó gruñendo del dolor—. Oh, Jess, creo que tengo una cortada en el brazo. Fíjate.

Amigos No ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora