Amigos No ©

Capítulo 1

Qué si el amor es lo más importante en la vida, qué si lo que debemos hacer en nuestro trayecto de vida es compartir nuestro lado, qué el amor es incondicional para el ser humano. Qué tonterías, la verdad. Siempre he pensado que el amor hacia otra persona no es tan importante para uno como humano, hay ocasiones donde uno quizá se sienta solo y tenga en mente que nadie lo quiere, mas sin embargo; yo opino que son bobadas. El amor es algo que no todos llegamos a experimentar, uno se van sin siquiera saber el completo significado.

Siempre diría que el amor que nosotros debemos compartir, que debemos prestarle atención, es el de uno mismo. Y va en serio. A veces me costaba ver a personas llorar por uno y no hacer nada, pero es tan difícil como dejar de hacer que un bebé pare de llorar.

Es verdad lo que una vez me dijo mi mejor amigo; debíamos dejar ese tema de lado y mejor concentrarme en la amistad, ¿porqué? Es más importante que pensar en el amor hacia otra persona. Y aunque lo vea tan raro escuchar ese tipo de comentarios de mi mejor amigo decir en voz alta, no pude estar mas que de acuerdo con él, al fin de cuentas era cierto. No debía por qué perder mi tiempo en ese tipo de temas.

Pero a veces me era imposible evitar pensar ese tipo de temas en silencio. Porque, en algún momento uno de los dos se distanciará, y todo porque habrá encontrado a alguien que lo haga tocar el cielo. Y no sabía porqué comenzaba a pensar tanto, en ves de estar bebiendo mi malteada tranquilamente mientras escuchaba las anécdotas de mi mejor amiga que no paraba de mover la boca.

—.. Y puede ser inmaduro pero tuve que hacerlo. No me quedaba de otra, él era un estúpido en haberme dejado encerrada con ese chico que ni la más remota idea tenía de quién era. —soltó un suspiro de rencor y después de beber su malteada de fresa, me miró— ¿me pasé un poco con mi hermano o no, Gisell?

Miré a mi mejor amigo en busca de ayuda. Éste estaba viendo hacia otro lado y cuando sintió mi mirada, no me dijo nada. Mis mejores amigos se aburrían entre ellos y se caían demasiado mal, y aún así se daban la tarea de reunirse cuando yo les llamaba para salir a algún lugar y pasarla bien. Pero de ahí estando juntos, era como si estuviera con uno solo. Joel ni siquiera mencionaba palabra estando Jess con nosotros, y ella hacía lo mismo.

—Se merecía eso y más, Jess. —dije acomodando las palabras adecuadas para que ella no se diera cuenta que no le puse ni la más mínima atención.

Pareció creerselo después de unos segundos porque me sonrió ante mi respuesta.

—Sí, y aunque me odie por haber hecho que terminara su relación con su ex que llevaban ya seis años juntos, ahora con tu opinión, estoy bien.

¿Seis años de relación?

—¿Seis? —repetí abriendo los ojos más de lo normal—. ¿Has destruido una relación de seis años porque él te encerró con un chico desconocido?

—Sí —respondió quitada de la pena.

Volví a mirar a Joel que trataba de contener una risa. Y yo concordando con ella... Si Mike hiciera eso conmigo, seguro y lo estrangulo al pobre.

—Pronto se le pasará y volverá a invitarme a su casa en las Vegas. En fin —se puso de pie, tomando su bolso—, debo irme a casa que debo hacer deberes. Nos vemos mañana en clases, chicos monos.

Me dio un abrazo rápido y después le echó una mirada a Joel —que ni siquiera le dio importancia el otro— y volvió a mí, guiñándome un ojo.

Ella pensaba que Joel y yo eramos algo más que mejores amigos.

Su silueta desapareció enseguida y sólo quedamos Joel y yo en la mesa. Acababan de terminar las vacaciones de cortas y al día siguiente tocaba clases de nuevo. Y como en clases nos vemos muy poco mi mejor amiga y yo, quedamos en ese día quedaríamos en una heladería para hablar cómo nos fue en los pocos días de descanso. Y fue como terminó contando lo que pasó en las Vegas en casa de su hermano mayor.

—¿Quiéres seguir aquí? —inquirió Joel.

—Supongo que no.

Al fin de cuentas Jess se había ido y pensaba que toda esa tarde sería de los tres. Pero no fue así, quedamos como siempre; mi mejor amigo y yo.

Salimos de la heladería y llegamos a su auto negro, ambos entramos y después de un silencio, Joel dio en marcha.

—¿Has considerado lo que te dije esta mañana? —le pregunté rompiendo el silencio.

—¿Lo de ir a cenar a tu casa?

—Sí, mis padres dicen que te has olvidado de ellos. —reí recordando lo de la noche anterior, en la cena.

—Si volví de vacaciones hace dos días, ¡junto con ustedes! —sonrió negando, volvió su mirada a mi—. Son exagerados.

No pude estar mas que de acuerdo.

—¿Quiéres que este en esa cena?

—¡Sí! —exclamé claramente seria—. No puedes dejarme esta vez sola con ellos.

Y ni pregunten por qué.

Soltó una risa y asintió, parando enfrente de mi casa.

—De acuerdo, iré por un par de cosas a mi casa y vuelvo enseguida.

Me dio un beso en la mejilla y yo le devolví otro.

—Te espero entonces. —bajé de su auto y entré a casa.

Como era domingo, mis padres volverían dentro de un par de horas más de su trabajo. Y Mike, mi hermano, quizá ya estaba por llegar a su Universidad, que según él, debía ir a limpiar su habitación que estaba hecha un desastre desde que salió para las vacaciones.

Y sí, tenía la casa para mi sola. Subí a mi habitación y no era una fanática de la limpieza, mas esta vez, estaba todo ordenado y la cama por igual, en aseo lo hizo mi mamá en la mañana antes de irse, así que, ¿qué iba hacer? Me quedaba sólo una cosa por hacer: alistarme para la cena de esta noche. Y es que quizá piensen que para qué alistarse tanto en una cena, dentro de casa, pero lo que no saben de las cenas —cuando es invitado Joel— es que son como cuando vas a los restaurant.

Y bien, como cada cena que se hace en casa con invitación  a mi mejor amigo, siempre terminan por sorprendernos a él y a mi por sus comentarios tan falsos e incómodos para los dos, a pesar de que todo lo que dicen son puras mentiras.

No nos quedaba de otra mas que soportarlo como siempre.

Ah, y decir que... ¡no somos novios!