Capítulo #21

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Blaise puso un paño húmedo sobre su cabeza y Fara suspiró pensando en que si levantaba la mano podía tocar su bonito rostro. Ella lo veía tan cerca y tan lejos a la vez.

Se contuvo de hacerlo y solo cerró los puños con las sábanas dentro, como si así pudiera abstenerse de lo que su corazón le decía y su cabeza negaba. Blaise se dio cuenta que algo le pasaba.

– ¿Te encuentras mal? ¿Quieres que te lleve al médico? –Sus cejas se arquearon mostrando preocupación.

–No hace falta, estoy bien. Solo pensaba en los exámenes y los niños. –Medio mintió.

– ¿Cómo llevas los estudios? –Le preguntó, aunque parecía que quería decirle otra cosa.

–Bastante mejor de lo que pensaba. –Se sinceró.

–Seguro que pasas el curso sin problemas. –Acarició su pelo y ella cerró los ojos al contacto. Se sentía tan bien. – ¿Y los niños? –Preguntó apartando la mano. Fara abrió los ojos. – ¿Están con su padre? –Parecía interesarse por el tema.

–Sí, hasta que me avise o el próximo fin de semana los tenga otra vez. Ya sabes, un fin de semana con papá y otro con mamá. –Él asintió despacio.

–Entiendo... –La Sra. Johnson entró en la habitación con un bol humeante en una bandeja.

–Anda, tómatelo todo, pero cuidado que está ardiendo. –Le dijo la mujer de avanzada edad.

Fara miró a Blaise cuando oyó la palabra "ardiente" y, para su sorpresa, él le devolvió la mirada con una sexy sonrisa ladeada, como si se hubiera metido en sus pensamientos.

Se sonrojó y miró el bol de sopa incorporándose en la cama. Él la ayudó agarrándola de las manos y Fara temió empezar a temblar de los nervios o peor, a sudar. No pasó, afortunadamente.

La Sra. Johnson le acercó la bandeja y se la puso en el regazo, así a Fara se le hacía más fácil tomar pequeños sorbos de aquella deliciosa sopa. Le había encantado y, además, se sentía mimada.

O se sintió así por unos instantes, puesto que Blaise se levantó y salió de la habitación con la señora cuando ella se acabó la sopa, diciéndole que ahora en adelante tendría que descansar.

Le vio salir detrás de la mujer, no sin antes guiñarle un ojo y dedicarle una sonrisa que la hizo caer en la cama con un profundo suspiro como si fuera una adolescente enamorándose.

Destino o casualidad [Colaboración]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora