Capítulo #47

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Finalmente, los tres salieron con una bolsa y la hicieron sentarse en uno de los bancos libres. Blaise tomó asiento a su lado y los dos diablillos se quedaron de pie frente a ellos.

–Toma, para ti. –Jasper le extendió un paquete del tamaño de la palma de su mano luego de haber rebuscado en la bolsa que le dio a Blaise.

–Veamos... –Lo fue a abrir y Jade gritó.

– ¡No! ¡Cierra los ojos! –Ella misma le cubrió los dichos con las dos manos, pero eran muy pequeñas. Fara se rió y también escuchó al francés.

–Déjame a mí. –Habló Blaise.

Agarró a Fara de los hombros hasta que la giró, de modo que ahora estaba dándole la espalda a él, pero así pudo cubrirle los ojos con una mano con más comodidad. La otra la dejó en su brazo.

Ella se ruborizó en el peor momento porque, seguramente, él notaría el calor en sus mejillas al igual que ella notaba su respiración en la oreja. Le ponía el vello de punta.

No pudo contener el poner una mano sobre la de él cubriendo sus ojos, como si pudiera quitarla de ahí, aunque Jade le dijo que no podía hacerlo y Jasper se encargó de darle el regalo en la mano libre.

Fara lo abrió como pudo, aunque Jade la ayudó. Le encantaba abrir regalos, muchas veces ella abría también los de Jasper en el cumpleaños de ambos o navidades, cosa que él odiaba porque quería abrir los propios.

– ¡Ya puedes abrir los ojos! –Le dijo la enérgica niña.

El francés, lentamente, quitó la mano de su cara acariciándole la mejilla por el camino, lo que la hizo suspirar y mirar sobre su hombro que Blaise estaba casi apoyado sobre él, muy cerca de su cara. Por eso se sonrojó y volvió a girar la cara hacia los niños y el regalo.

– ¡Me encanta! –Exclamó al ver la pulsera del color de su pelo y con un pequeño colgante de un trébol de cuatro hojas en dorado.

–Es para tus exámenes. Te dará suerte. –Jade le habló con seguridad mientras Fara se ponía el obsequio.

– ¡Es un amuleto de la suerte! –Secundó Jasper de la misma forma, como si hubiera tenido una idea.

–Ustedes dos son mis amuletos de la suerte. –Ella los acercó y abrazó a ambos.

Jasper vio a Blaise mirando hacia la bolsa que, previamente, él le había dado. Lo vio un poco excluido, así que agarró su mano llamándole la atención y le arrastró hasta ellos, de modo que ahora el francés los abrazaba a todos.

Fara no refunfuñó ni dijo nada, ni siquiera se ruborizó. Se dejó abrazar mientras ella abrazaba porque sintió que tenía todo lo que alguna vez quiso, se sintió completa al tenerlos a ellos tres. No necesitaba mucho más.

Destino o casualidad [Colaboración]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora