Capítulo #31

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A las 4:15 puso el despertador. Le costó un poco levantarse porque no acostumbraba a despertarse tan temprano para salir a correr pero, definitivamente, valía la pena cuando pensaba el porqué.

Se aseó, arregló una mochila grande de viaje como la que solía llevarse cuando iba a alguna caminata o excursión y desayunó escribiendo algunos de sus sentimientos y pensamientos en un cuaderno.

Su teléfono estaba en silencio porque su madre aún dormía a las casi 5, pero como todavía tenía el modo vibración puesto, se le hizo fácil darse cuenta de la llamada entrante con el nombre de Blaise.

– ¿Hola? –Susurró para no despertar a Ana.

–Estoy en tu puerta. –Fara se levantó, cogió la mochila y salió rápidamente, con una tostada en la boca. –Hola. –La saludó.

Hoflag. –Ruborizada, se quitó la tostada. –Digo... Hola. –Blaise se rió.

–Vamos. No quiero que lleguemos tarde a nuestra cita –los ojos de Fara se iluminaron– con el amanecer. –Él comenzó a caminar hasta el coche.

Fara se quedó con las palabras "nuestra cita" en la cabeza aunque Blaise ni siquiera quisiera referirse a lo que estaban haciendo como una, pero simplemente esas dos palabras dichas por él hicieron que su corazón saltara.

Blaise le hizo un gesto con la mano, ella se acercó y él le quitó la mochila para meterla en el maletero del coche. Luego, cada uno subió a la parte de delante y él le dio permiso a Fara para ser dueña de la radio, que pusiera la música que quisiera.

Sin dudar, ella conectó el teléfono al reproductor y por los altavoces empezó a sonar una de sus canciones favoritas de Maroon 5.

That may be all I need

In darkness, she is all I see

Come and rest your bones with me

Driving slow on Sunday morning

And I never want to leave.

Comenzó a cantar por lo bajo, con ligera vergüenza, pero cuando vio que él también empezó a cantar sin que le importara si lo hacía bien o mal, le imitó y acabaron teniendo un buen viaje hasta la cima de la montaña.

Llegaron a tiempo para el amanecer, aunque no llegaron el mirador de la ciudad. Él aparcó a un lado de la carretera, se bajaron y observaron el sol levantarse sentados sobre el capó del coche.

Fara sintió algo en su hombro. Se sobresaltó y miró para ver la mano de Blaise ahí, pues le había pasado un brazo por los hombros. Lejos de sentirse nerviosa, y aunque se había ruborizado, se sintió en calma cuando él la acercó un poco más a su cuerpo y descansó la cabeza en su pecho.

Destino o casualidad [Colaboración]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora