Capítulo #61

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El día siguiente no fue muy diferente a estos pasados. Blaise llegó temprano y estuvo ayudando a Fara a estudiar toda la mañana hasta la hora de comer.

Luego, junto a los diablillos, almorzaron y Fara pudo descansar un poco de tantas letras y apuntes. Tenía muchas ganas de acabar con los exámenes, empezar las vacaciones de primavera y aprovechar el tiempo al máximo.

Quería conocer a Blaise más en el sentido de qué era lo que sentía por ella, porque estuvo toda la noche pensando porqué había querido besarla más de una vez. Había considerado que era alguien muy normal para él, que parecía un modelo.

Aunque de momento eso se quedaba en una incógnita, pues ahora se estaba concentrando en ganarle a un videojuego que los mellizos quisieron poner para que se distrajera un poco.

– ¡Sí! –Exclamó emocionada cuando su personaje en la pantalla hizo un baile de victoria.

–Te he dejado ganar. –Dijo Blaise cansado de bailar en el videojuego.

–Simplemente soy mejor bailarina que tú. –Dijo Fara con un tono de superioridad muy cómico.

–Seguro que a fútbol no me ganas. –Blaise, entre risas, se sentó en el sofá.

– ¡Fara juega al fútbol! –Exclamó Jade agarrando el mando del francés.

– ¡Y es la mejor! –Jasper agarró el de su hermana mayor.

– ¿De verdad? –Preguntó Blaise y Fara se ruborizó sentándose en el otro sofá.

Le daba vergüenza que los diablillos la tuvieran tan idealizada, pero se sentía ciertamente orgullosa de ser un muy buen ejemplo para ellos.

–Sí. Con suerte el lunes comenzaré a entrenar de nuevo, si el campo no está horrible lleno de barro por la lluvia. –Blaise asintió mientras los niños seguían jugando.

–Algún día jugaremos. –Le guiñó un ojo.

–Primero iremos a Tumalo. –La emoción en la voz de Fara se hizo presente con un tono agudo que no pasó desapercibido por ninguno.

–Por supuesto. Mañana iremos después del examen. Te pasaré a buscar. –Antes de que Fara hablara, los mellizos lo hicieron.

– ¿Podemos ir? –Preguntaron a la vez.

Fara vio que Blaise los acercó y susurró algo en sus oídos que los hizo reír y asentir a ambos. Luego, como si nada hubiera pasado, siguieron jugando y el francés la miró con una sonrisa. Era una mezcla entre pícara y traviesa.

– ¿Desde cuándo tienen secretos entre ustedes? –Los señaló a los tres.

–Desde que compartimos algo... A alguien. –Dijo con la misma sonrisa, pero el teléfono de Fara sonó con una llamada de Gala y no prestó mucha atención a lo último que dijo.

– ¿Qué comparten? –Respondió antes de descolgar.

–Ahora tendrás que averiguarlo. –Siguió con la misma sonrisa traviesa mientras Fara tuvo que responder a la dudas de los apuntes de su amiga al otro lado del teléfono.

Destino o casualidad [Colaboración]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora