Capítulo #29

393 47 6
                                    

Ana se encargó de hablar con Blaise tanto como la saliva le dejaba, Fara escuchaba, hacía gestos lentamente o se ruborizaba y él estaba encantado de responder las preguntas de la mujer con amabilidad.

Fara se preguntaba cómo podía tener tanta paciencia con su madre porque a veces le preguntaba cosas muy personales que Blaise se veía incómodo de responder y ella se veía obligada a interrumpir.

Al fin, cuando acabaron de cenar. Ana pidió a Fara que se quedara con el invitado en el salón mientras ella recogía. Otras veces prácticamente obligaba a su hija a recoger pero hoy no, pues se dio cuenta de la bonita forma en la que miraba al francés.

–Lo siento por sus preguntas, de verdad. –Suspiró cansada.

–No te preocupes, no es nada. –Él le quitó importancia con una sonrisa.

–Se emociona y no se controla, igual que Jade. –Ella rio por lo bajo recordándola.

–Oh, ahora que la mencionas... –Se sentó un poco más cerca de ella.

– ¿Pasa... Pasa algo... Con Jade? –Tartamudeó al verlo a su lado, chocando su muslo con el de ella.

–Dijiste que no odias a su padre. –Ella asintió.

–Sí, bueno... –Él habló sobre su voz.

– ¿Aún sientes algo por él? –Preguntó de golpe con una tierna mirada de cachorro.

Fara se quedó muda mientras se levantaba de la impresión. Ni siquiera un simple "¿qué?" salió de su garganta mientras lo miraba fijamente, procesando la pregunta que le acababa de formular, intentando comprenderla.

– ¿Por quién? –Se atrevió a decir, aún en shock, y vio que él también se levantó para ponerse frente a frente.

–Por el padre de los mellizos, tu ex. –Fara empalideció y un asco, sin ánimo de ofender, crecieron en sus entrañas.

–Jade y Jasper son mis hermanos pequeños. –Aclaró.

Nunca había visto a nadie suspirar tan aliviado como vio a Blaise.

Cerró los ojos llevándose una mano a la frente, como si se diera un ligero golpe, y luego negó mientras reía suavemente aunque acabó transformado en unas grandes carcajadas.

– ¡Tu padrastro! –Exclamó y Fara asintió sin entender qué estaba pasando.

Blaise siguió riendo, la abrazó con euforia y la levantó del suelo dándole una vuelta. Fara solo se agarró de su cuello, guardó el momento y se dejó llevar hasta que volvían a estar frente a frente.

– ¡Fara! ¿Qué es ese escándalo? –Ana apareció y los vio ahí, de pie, uno frente al otro y aún agarrados. Enseguida se soltaron.

–Nada. Blaise ya se iba. –Sus palabras podrían malinterpretarse. –No es que le esté echando ni nada... Quiero decir... –Se apresuró a aclarar.

–No, tienes razón. Debería irme. –Fue hasta la puerta.

Ana le hizo una seña con la cabeza a su hija de que lo acompañara y eso fue lo que hizo roja de la vergüenza por el momento y el abrazo tan eufórico que le había dado.

–Mañana... –Le dijo él cuando estaba por fuera de la puerta. –Mañana voy a hacer caminar por el monte. ¿Te gustaría venir? –Fara asintió de inmediato, luego se dio cuenta que parecía una desesperada.

–Claro, ¿por qué no? –Se encogió de hombros intentando ser casual.

–Te recojo a las 6, así veremos el amanecer ahí. –Se inclinó y besó su mejilla.

–Hasta mañana, Blaise. –Se despidió sin querer.

–Hasta mañana, Fara. –Le vio alejarse hasta que entró en casa y vio a su madre con esa mirada de "me di cuenta de todo".

Destino o casualidad [Colaboración]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora