Capitulo IV

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"La dependencia emocional es una necesidad afectiva extrema y continua, que obligan a las personas que la padecen a satisfacerla, en un ámbito de relaciones de pareja, en consecuencia gran parte de la vida de estas personas gira en torno al amor."

Capitulo IV.

No dejes que vaya con él.

Aquella frase Gilbert no se la pudo sacar de la cabeza por bastante tiempo, es decir, él había tenido parejas, claro, sin embargo, ninguna significo tanto para él, no para perderse así mismo. Y ahora, que sabía quién era aquella persona que le causo tanto daño y malestar a Antonio, sintió un enojo crecer dentro de él.

Es decir, en su momento Máximo le platicó sobre el amor fallido de Lovino, no obstante, ese amor fallido también era de Antonio. ¿Cuánto no vio sufrir a su amigo sin saber la razón? Siempre se veía triste, melancólico; Francis no había dicho nada muy profundo, sólo que aquella persona marcó profundamente a Antonio.

Y esa persona no era otra más que Lovino.

— ¿Qué haces, Gilbert? —preguntó Antonio, queriendo tomar de nuevo el brazo de Lovino. Quería atraerlo de nuevo a él, y nunca volver a dejarlo ir.

— ¡Suéltame! —bramó Lovino, jalando su brazo.

—Yo... es un error que estemos aquí. —balbuceó torpemente el albino, sin saber que decir. —Andando.

— ¡No sé que te dijo su abuelo pero nada es verdad! —rechistó Antonio, corriendo para interponerse en su camino. — ¡Él no sabe nada!

— ¡Es verdad! ¡Ya soy un adulto, puedo tomar decisiones por mi propia cuenta! —presionó también Lovino, algunos centímetros detrás de él, ejerciendo presión en sus pies para evitar moverse dados los constantes jaloneos de Gilbert.

—Soy tú amigo, confía en mí. —pidió Antonio, mucho más calmado.

El aire frío revoloteó los cabellos de todo, haciéndolos estremecer. Gilbert meditó por segundos que duraron eternidades para los dos presentes.

En esos segundos Lovino giró su mirada a Antonio, formando una sonrisa en su rostro. Seguía igual de hermoso que siempre, una sensación de hormigueo le recorrió todo el cuerpo; ¿cómo es que pudiera verse tan increíble? Y, ahora que lo pensaba, él debía verse hecho una mierda. Sin poder evitarlo se miró, avergonzándose de estar en esas pintas para él.

— ¡E-Está bien! —dijo antes de que Gilbert pudiera pronunciar palabra. Ambos se giraron a él sin comprender. — ¡Volveremos mañana!

— ¡Espera, Lovi!

Lovino se giró a él, pasando saliva. —No te preocupes, no me volveré a ir. No ahora, no nunca más. —sonrió, tomando su mano, alegrando los ojos del español. —Es una promesa.

Francis suspiró lentamente, cerrando los ojos. ¿Por qué había vuelto? Justo cuando Antonio ya comenzaba a ser feliz de nuevo, a no buscarlo al despertar, a volver a sentir por otras personas. En definitiva aferrarse al pasado era algo que si bien Antonio había hecho, lo hizo de tal forma en que no afectara su presente ni su futuro, saliendo adelante, con la esperanza de que Lovino estuviera esperando por él.

Sin embargo, ahora que volvió a aparecer. ¿Qué tan beneficioso sería eso? Francis temía que fuera más perjudicial que bueno.

Si de algo estaba seguro Francis es que la ansiedad de volverse a ver los estaba consumiendo a ambos. Lo pudo confirmar cuando Antonio acunó la cara de Lovino en sus manos, queriendo saber si era una alucinación o de verdad. Antonio tenía la necesidad de poder tener de nuevo aquel amor mísero que dejó ir hace cinco años atrás; recuperar el amor que él mismo se encargó de perder. Tenía confianza ciega en que Lovino aún lo amaba y lo amaría por toda la vida, en que se encontrarían y serían felices de una vez por todas.

Psicología del amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora