¿Era miedo lo que reflejaban sus ojos? ¿Emoción? ¿Alegría? No lo sabían con certeza, pero sí que sabían algo con seguridad, que ese encuentro cambiaría sus vidas.
Alice y Charlotte se habían presentado como voluntarias en el Salón Manga de su ciudad, para pasarlo bien y relajarse un poco después de una semana de trabajos parciales. Estaban en la carpa aun medio vacía y comprobaban los micrófonos del karaoke.
-¿Vais bien?- preguntó uno de sus compañeros mientras las veía en el escenario.
Alice lo miró y le hizo una señal para que subiera el volumen de la música.
-Pon la canción de Black Pearl- dijo Charlotte.
La música empezó a sonar, había unas diez personas dando vueltas por allí dentro y eran casi todos del propio staff del Salón. Cuando empezaron a cantar Black Pearl de EXO-M comenzaron a entrar curiosos, y aunque sus voces no eran de cantante profesional, eran lo suficiente para hacer la prueba del micro y llamar la atención de ciertas personas.
El grupo necesitaba unas vacaciones ya. Cuando les dijeron que iban a poder tener unos meses de descanso después de tanto trabajo se alegraron. El grupo decidió irse de vacaciones al extranjero y decidieron el lugar del viaje lanzando un dardo al mapa del mundo que había tras la puerta de uno de los camerinos.
-¿A dónde ha dado?- preguntó Kris a Suho algo intrigado.
-España.
Los chicos sonrieron, España, el país Mediterráneo, con sus playas, sus fiestas, su alcohol... entonces el rostro de Kai se iluminó mientras miraba su teléfono móvil.
-¡Qué suerte precisamente se está celebrando un Salón manga en una de sus ciudades!
-¿Enserio?- dijo Luhan quitándole el móvil y mirando a Kris con ojos suplicantes- Tenemos que ir aquí, hace tiempo que no voy a uno y me muero de ganas...
El aludido suspiró, a pesar de que Luhan era mayor que él tenía una carita de niño pequeño, lo que a veces agotaba al pobre Kris que siempre acababa haciendo lo que él quería. El autoproclamado líder del grupo asintió y Kai y Luhan comenzaron a dar saltos de alegría. Se morían de ganas de volver a sentirse como adolescentes normales, porque desde el debut apenas habían tenido días para jugar y relajarse como dios manda.
-Vallamos allí entonces.Iban bien informados de todo lo que podrían encontrarse en un país ajeno, puesto que se fueron sin el manager o cualquier otro miembro de la compañía, eran ellos doce y su instinto aventurero. Era viernes y los chicos se paseaban por el recinto donde comenzaba a desarrollarse al Salón, estaba tranquilo porque acababan de abrir. Iban camuflados como podían y con el inglés que sabía Kris compraban cosas por los stands.
De pronto un grupo de chicas se les quedaron mirando y decidieron salir antes de que los reconocieran, ¿deberían de haberse disfrazado como sugirió el pequeño maknae en el hotel? Afuera del reciento había una carpa en la que estaban haciendo pruebas y se podía escuchar la voz de dos chicas hablando a través del micrófono y entonces comenzó a sonar la intro de su canción Black Pearl. Los doce chicos se giraron y se miraron los unos a los otros cuando comenzaron a escuchar las dos voces cantando. Se acercaron y se adentraron.
En el escenario había dos chicas casi de la misma altura y vestidas con la misma camisa de color azul que llevaban todos los miembros del staff del Salón. Una de ellas tenía la piel morena y el pelo rizado de color negro le caía en cascada por los hombros y sus ojos estaban posados en su compañera un poco más alta y con una melena castaña lisa medio recogida. Ambas se miraban mientras cantaban en un casi perfecto chino y en su rostro se podía ver como disfrutaban y sentían la canción a pesar de que a veces se les iba un poco el tono de voz y sus mejillas estaban sonrojadas debido a la vergüenza. Entonces la canción llegó a la parte donde Tao y Kris rapeaban y ambas se miraron y comenzaron a reír sin saber qué hacer, saltándose esa estrofa y el chico que estaba frente al ordenador les dio una señal en positivo para que no se preocuparan y ellas continuaron con la canción.
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Tú, yo y los doce (EXO)
FanfictionLa música sonaba por el recinto, los doce chicos miraron sobre el escenario a aquellas dos chicas que cantaban una de sus canciones. No tenían las mejores voces, pero se veía la emoción en sus rostros.