Blood Sweet And Tears

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Cuando Taehyung salió de su hogar sus padres no le dirigieron la palabra, el ahora pelinegro tan solo se encogió de hombros y se dirigió a la estación de trenes que lo llevaría hacia el lugar donde sí le agradaba estar.

Llamó a Jin antes de subirse avisándole que estaría allí en unas horas, este último le prometió que llegaría justo a tiempo para recibirlo ansiosamente. Una vez dentro del tren recostó su cabeza en el vidrio del transporte, observaba ligeramente el paisaje pasar rápidamente, muy pronto empezarían las clases de nuevo, dependia de lo que le dijeran en la disquera para saber si seguiria estudiando o no, lo único bueno que conllevaria el volver sería la posibilidad de ver a Jin seguido, sonrió por un momento mientras sentía como el sueño se apoderaba de él.

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-Taehyung se encargará del negocio junto con Hoseok, tiene mi palabra, verá, realicé un par de llamadas y resulta que el jefe de aquella disquera es un viejo amigo mío, logré llegar a un acuerdo y mi hijo no tendrá de otra que irse-. Habló el señor Kim. 

Después de la cena que tuvieron hace unos días, aquel hombre se encargó de buscar a que empresa había entrado su hijo, encontrándose con la agradable sorpresa de que conocía al jefe de aquella compañía, así que se puso en la tarea de lograr un acuerdo. Sin embargo, no le había mencionado nada acerca de esto porque quería que disfrutara de sus cinco minutos de felicidad, sabía de antemano que en unas dos semanas o menos su hijo se encontraría rumbo a Nueva York junto con el hijo de su socio. 

-Muy bien, espero que sea así, no podemos irnos para atrás cuando llevamos un buen tiempo organizando este proyecto-. 

-No se preocupe, todo saldrá como lo planeamos-.

-Bien, que tenga buena tarde señor Kim-.

-Lo mismo digo señor Jung-.

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Las horas habían pasado volando y Taehyung se sentía euforico, estaba bajando su equipaje del tren cuando notó una cabellera castaña acercarse a él con rápidez, su precioso Jin esquivaba a las personas a su alrededor mientras le dedicaba una hermosa sonrisa llena de amor, una vez estuvo lo bastante cerca, el menor se lanzó a él abrazandólo con fuerza para luego besarle con dulzura. 

-Te extrañe, mucho-. Dijo Tae separándose un poco para observarlo.

-¿Mucho?- Respondió Jin sonriendo. 

-Mucho, mucho-.

-Yo también te extrañe amor, las cosas no eran lo mismo sin ti-. Plantó un beso en la mejilla del pelinegro. Las personas a su alrededor pasaban observándolos debido a la escena que estaban mostrando, algunos con asco, otros soreprendidos y unos pocos con una sonrisa en su rostro. -Te llevaré a comer algo, luego iremos a tu casa a ver películas y si quieres podemos hacer algo más-.Sonrío pícaramente.

-Claro, puedes quedarte a dormir-. Respondió con naturalidad sin comprender el doble sentido de las palabras de su novio,  se separaron lentamente y empezaron a caminar fuera de la estación manteniendo sus dos manos entrelazadas.

Fueron a un pequeño y acogedor restaurante donde comieron, dieron un taciturno paseo en el parque antes de regresar al apartamento del menor, las maletas no resultaron ser problema alguno para ninguno de los dos, estaban en paz con la prescencia del otro, sentían como si hubieran pasado años sin verse, naturalmente, esperaban que aquella relación perdurase mucho tiempo y que su felicidad no resultara ser efímera. 

La tarde caía, el rojizo color del cielo daba un romántico ambiente y los dos amantes caminaban sin prisa por entre un camino rodeado de árboles, de vez en cuando se podía escuchar el crujir de las hojas secas esparcidas por el suelo, no hacían falta las palabras entre ambos, con el solo hecho de tener sus manos juntas y su corazón latiendo al mismo tiempo era suficiente.

Al poco tiempo llegaron a la residencia de Taehyung, entre sonrisas cómplices y miradas cargadas de dulzura ambos entraron al lugar, se pusieron cómodos en la cama del dueño, encendieron el televisor y buscaron una película apropiada para ver.

-¿Enserio nunca has visto Hachi Tae?-. Taehyung puso sus ojos en blanco.

-Te juro que no, jamás la he visto-.

-Entonces veremos esa, es muy linda-. 

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-No llores amor-.

-Como no voy a llorar si el pobre perrito esperó a su dueño hasta la muerte- Jin tomó la mandibula del pelinegro, limpió sus lágrimas con delicadeza y plantó un casto beso en sus labios.

-Ya pasó-. Sonrió aun sin soltar su rostro.

-Quiero adoptar un perro Jin-. Lo besó rápidamente. 

-Te prometo que lo haremos muy pronto-. Volvió a besarlo pero esta vez con más intensidad.

Taehyung pasó sus brazos por el cuello del contrario para atraerlo más a su cuerpo, sus lenguas danzaban sincronizadamente, Seokjin recostó el cuerpo de su novio delicadamente en el colchón, separándose un poco para observarlo. Su cabello desordenado, su camisa con unos cuantos botones desabrochados, sus labios hinchados y rojos y su respiración agitada.

-Eres perfecto Tae-. El rostro del nombrado se tiño de carmesí.

-Me ves así porque me quieres bobo-.

-Así no lo fuera, siempre serás perfecto-. Lo siguió besando.

Cuidadosamente desabrochaba su camisa, mientras que con su indíce de vez en cuando acariciaba la tersa piel que poseía, una vez desabotonados Taehyung le quitó la camisa al castaño, pasó una mano por todo su torso sintiendo sus formados abdominales y con la otra sostenía su amplia espalda.

Jin empezó a besar el cuello de su amante, escuchando de vez en cuando los jadeos que este soltaba, bajo sus besos hasta su torso deteniéndose de vez en cuando para dejar pequeños mordiscos, poco a poco fue desabrochando el pantalón del pelinegro al tiempo que desabrochaba el suyo también.

En aquella oscura habitación donde la luz de la calle se adentraba por su ventana, sus cuerpos eran levemente iluminados por esta, el ruido de los autos pasar y el caminar de algunas personas lograban acallar ligeramente el sonido de sus besos entremezclados con sus gemidos.

Aquella noche, al igual que su primera vez, no sólo se entregaron en cuerpo, sino también en alma.

"Incluso mi sangre, sudor y lágrimas, Incluso mi cuerpo, corazón y alma, sabes que todo es tuyo."

Feliz inicio de semana <3

SoledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora