El joven Marquez Terruce Grantchester, al igual que cualquier chico de su edad, hizo una apuesta con sus amigos de besar a la primera joven que entrara al salon de baile, tras dar el beso a la hermosa joven hizo una promesa, sin imaginar que lo que...
Los siguientes días Terry se mostraba exageradamente caballeroso con Candy, tanto que ella pensaba que sus sentimientos por ella habían cambiado y eso podría llevarlos a una crisis en su relación.
El único acercamiento que tuvieron, fue un leve roce de labios, en donde Candy apenas sintió los cálidos labios de Terry, aquella situación era exasperante para ella.
Candy reflexionaba sobre esto cuando Terry se acercó para pedirle un segundo baile.
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Ella apoyó la mano en su brazo, pero vaciló al reunirse con las otras parejas en el centro de la sala.
— Prefiero dar un paseo por el jardín, si no te importa. —Hace demasiado calor aquí.
Candy no tenía ninguna intención de moverse por la pista en sus brazos, mientras le envolvían todo tipo de sensaciones y el permanecía mas rígido que una estatua.
Terry notó su insatisfacción y estaba pensando si era correcto dar un paseo por el jardín con su novia.
— ¿Estás segura de que no preferirías bailar?
— Sí, así es.
Terry parecía decepcionado y Candy casi cambió de idea, pero él ya la estaba conduciendo hacia el jardín.
El aire fresco de la noche era agradable y ella respiró profundamente, disfrutando de la libertad de estar lejos de los ojos observadores de todos. —Ella pasaba tanto tiempo comportándose correctamente que a veces se sentía como una marioneta. —Preocupada por sus pensamientos se alejó de él.
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—¿Te sientes bien? Tal vez debería pedirle a tu madre o a tus primos que te lleven a casa, querida.
—No es necesario...—Sólo tengo calor. —Además, es bueno que estemos solos por unos momentos, ¿no te parece?
—Estar en un jardín oscuro no es garantía de privacidad.
—Pero es mejor que una habitación llena de gente...
—Hay momentos en los que una sala llena proporciona más privacidad que un jardín privado.
Ciertamente ellos estaban pensando en diferentes tipos de privacidad. —Ella no podía imaginarse besándolo en un salón lleno de gente, pero la perspectiva de hacerlo en un jardín oscuro hacía latir su corazón más rápidamente. —Sin embargo, sus palabras la desconcertaron.
