Capitulo XIV

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El miedo venció la furia que sentía Terry, cuando la misteriosa figura apareció por un lado del camino.

¿Qué le pensaba a esa pequeña cabezona?, ¿que estaba haciendo? Le había dicho que no se moviera de las ruinas.

Abandonó su posición en el vehículo en el momento que Candy se dirigió al otro extremo, pero todavía estaba demasiado lejos para detenerlos.

Maldiciendo se preguntaba, mientras Candy y su acompañante se alejaban..¿dónde estaban Albert y Charlie?.

El silencio de su novia lo preocupaba. —O estaba cometiendo la estupidez de ir voluntariamente, o la estaban amenazando.

Terry se movía sigilosamente reduciendo la distancia entre él y su presa. —Andaba deprisa, pues sabía que en minutos la bruma le impediría ver. —El sonido de sus voces flotaba en el aire e intentó entender lo que decían.

—¿Hacia dónde me lleva? — preguntó Candy.

—Cállese, lady Candice. —No diga nada mas — el tono de voz del hombre, puso a Terry en guardia.

—¿Por qué debo hacerlo? No hay nadie cerca que me pueda escuchar — protestó ella en voz alta. — Tampoco tiene porque amenazarme con un arma, he traído el dinero. ¿No quiere verlo?.

Ante los ojos de Candy, dos bultos conocidos, salieron de entre la bruma y corrieron hacia ella y el hombre a su espalda. —Charlie la agarró y la empujo alejándola con un movimiento rápido; Albert, sin dar oportunidad al chantajista de reaccionar, apartó el arma con un movimiento rápido, y lo derribó con un golpe violento.

Terry llegó a tiempo para ver al individuo caer al suelo. —le hubiese gustado ser él quien tuviera la satisfacción de hacerlo, pero le interrogaría cuando despertara de su sueño forzado.

La bruma estaba muy espesa, y no había razón para creer que el hombre actuara solo.
Sus cómplices podrían estar esperando en las inmediaciones. —El silencio de Albert y Charlie indicaba que ellos pensaban lo mismo.

—Bueno, entonces todo está resuelto — dijo Candy con voz de triunfo.

Albert tapó la boca de Candy con la mano y le susurró algo al oído.

A Terry le hubiera gustado decir que si, pero sus instintos le decían que el chantajista no era el hombre tumbado en el suelo, pero no estaba seguro...—miró a Candy por unos segundos, quería acercarse mas a ella y asegurarse que estaba bien, pero se obligó a mantenerse inmóvil escuchando todo a su alrededor.

Terry quería mandar a Charlie y a Candy al carruaje, pero no estaba seguro de que fuera la mejor decisión, permaneció inmóvil quince minutos más, pero no escuchó nada sospechoso.

El delincuente comenzó a despertar, Terry le hizo una señal a Albert para que lo llevara al carruaje, igual que a Charlie y Candy.

Albert maniató al hombre mientras Terry se concentraba en los ruidos sospechosos, luego el rubio se echó al delincuente en los hombros.

El castaño dio instrucciones para que Candy fuera resguardada detrás de Charlie, hasta llegar al carruaje, el delincuente recuperó el conocimiento pero no pidió ayuda.

Albert y Charlie se sentaron en el asiento del cochero, después de depositar al delincuente en la parte de atrás, mientras que Terry después de ayudar a Candy a subir al carruaje se sentó a su lado y cerró la puerta. —El grupo partió en silencio y Candy fue de la mano de su prometido durante el camino.

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A la distancia, los dueños de tres pares de ojos, se escondían bajo la densa bruma, evitando así, ser descubiertos, agradecieron el no haber tenido trato directo con aquel hombre, de lo contrario estarían al descubierto.

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