Capitulo XVI

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Tras aquella declaración por parte de su esposa, Terry se puso de pie. —Su cuerpo ansiaba satisfacción, y sin embargo, se sentía feliz con el placer proporcionado a su mujer.

Candy yacía lánguidamente en la cama, con una sonrisa de satisfacción como la del gato Cheshire, con los ojos cerrados y una expresión muy diferente al temor virginal que inicialmente había mostrado.

Él se estremeció al ver el vestido roto en el suelo, víctima de su ansiedad por ver el maravilloso cuerpo de Candy. —Terry quería ver más que de pasada sus atributos femeninos. —Quería ver el rizado vello que le cubría el sexo, y sus tiernos pezones como frutos silvestres, mientras la miraba lleno de deseo.

—Voy a quitarme el resto la ropa ahora.

Ella abrió los ojos interesada, él se desabrochó los pantalones lentamente y los colocó con el resto de su ropa. —La mirada de ella fue del miembro que acababa de revelar al rostro de él y de nuevo hacia el bien erecto miembro, permaneciendo allí hasta que su esposo se alejó de los pantalones. —él sonrió al ver el rostro de preocupación de su esposa.

—No te preocupes, amor . —No tendremos problemas.

—¿Está seguro? Preguntó ella asustada ante las proposiciones de su miembro.

—Confía en mí. —Pidió él comprensivo.

—Dijiste que querías ser mía — susurró él, aproximándose a la cama.

—Es verdad, pero creo que deberíamos discutir el asunto, Terry – replicó ella, encogiéndose ante el tamaño de su miembro.

—Ahora no, cariño. —Tal vez más tarde.

—Pero entonces será demasiado tarde... — Candy dejó de hablar y soltó un gritito cuando él apartó las sábanas, pero ella consiguió mantenerlas debajo de los senos.

 — Candy dejó de hablar y soltó un gritito cuando él apartó las sábanas, pero ella consiguió mantenerlas debajo de los senos

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—Quiero verte — dijo, frustrado. — Tú me estas viendo.

—Sí.

—¿Y te gusta lo que ves?

Candy asintió con la cabeza, obligándose a encontrar la mirada de Terry.

—¿Me vas a negar el mismo placer?

—No, Terry. —Quiero que tengas el mismo placer que yo, pero no sé cómo hacerlo, susurró inocentemente.

—Déjame apartar las sábanas y te lo mostraré.

Candy se preparó mentalmente y apartó las sábanas lentamente.

—¿Estás segura? — Le preguntó con voz ronca.

—Sí. ..

Un intenso calor atravesó el cuerpo de la rubia mientras empujaba la ropa de cama lentamente, pero con firmeza. —Terry se quedó sin aliento ante esa belleza desnuda acostada frente a él; necesitaba sentirse dentro de su esposa, rodeado de su calor ardiente. —Apenas podía esperar a que la suave carne de ella lo envolviese hasta hacerlo gritar de placer...—extendió la mano y deslizó su dedo desde el cuello hasta el pecho, le rodeó el pezón, continuó hasta el abdomen, que terminaba en un pequeño nido de vello ensortijado, ella gimió y él sabía que a pesar de haberla saciado, ella no estaba satisfecha. —Su increíble mujer estaba lista para más placer.

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