Capitulo VII

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Candy se detuvo a mitad de las escaleras y descendió nuevamente, encaminándose inmediatamente a la cocina, en busca de Dorothy; al no encontrarla, subió las escaleras con rapidez, de repente sentía que le faltaba el aire en sus pulmones, abrió la puerta de su recámara y estaba a punto de lanzar una maldición, cuando vio a Dorothy quien esperaba por ella de pie junto a su cama

—Tenemos que darnos prisa. —Tienes una cena antes de ir al teatro.

—Primero cuéntame lo que te dijo la cocinera.

—No tenemos tiempo para hablar sobre eso ahora. —Querrás bañarte antes de vestirte.

—Cuéntame lo que sabes ahora..ordenó.

Dorothy se retorció las manos...—Candy, los rumores de los empleados no significan nada.

—Vamos, Dorthy...—Quiero saberlo todo, así que comienza..

Dorothy suspiró resignada..

—Parece que una de las criadas de la cocina frecuenta a un criado Graham Manor.

— ¿Entonces?

—Él le contó, que tu prometido visita a una mujer que fue actriz. —El no sabe qué tipo de relación mantienen, ya que casi siempre el señor la visita por el día, pero sabe su nombre y dirección.

Candy sintió un mareo. —No podía ser verdad. —Debía de haber una explicación para el comportamiento de Terry, pero no se le ocurría ninguna justificación aceptable para que su novio visitase la casa de una ex actriz, excepto la de una relación ilícita.

La rubia pensó enfrentarse a él con una pregunta directa, pero desechó la idea. Si Terry fuese inocente, se pondría furioso por su desconfianza. —Además, si le parecía inapropiado que una mujer discutiera su propia ilegitimidad, seguro que desaprobaría que ella le hiciese preguntas sobre un tema tan indecoroso.

Ella había aprendido con su padre, que confiar ciegamente en un hombre era la receta perfecta para el desastre. —El fingía ser perfecto, cuando en verdad, había tratado a su primera esposa de manera horrible y poco caballerosa.

Terry le había dicho que no se verían esa noche. ¿Iría a visitar a la actriz?

Los años de comportamiento perfecto y rígido autocontrol se desvanecieron ante el miedo que le roía las entrañas. Confesarle su amor a Terry la había hecho vulnerable; siendo el perfecto modelo de excelencia, él esperaba que ella estuviera a su altura y Candy necesitaba saber si se iba a casar con un hombre en quien podía confiar, o con un mujeriego con la apariencia de un santo.

—Dorothy, dile a mi madre que tengo un terrible dolor de cabeza. —Después, consígueme un disfraz. —Creo que el mozo de cuadra y yo tenemos el mismo tamaño. Tráeme alguna ropa suya.

—No me pidas eso, Candy.

—Rápido... —Tenemos que trazar un plan.

A pesar de la dolorosa incertidumbre que la consumía, la joven rubia sentía un placer inexplicable ante esa aventura.

Hacía mucho tiempo que no le temía a nada, principalmente a las convenciones sociales. —Sus padres no lo aprobarían. ..—Seguramente, Terry se escandalizaría, mucho más si descubriera su verdadera personalidad, pero Candy supo que esa criatura impetuosa y Rebelde era la que verdaderamente existía bajo esa fachada de modelo de excelencia.

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Candy tiró de la rustica tela que cubría sus piernas. —Los pantalones ajustados eran mucho menos cómodos de lo que imaginaba.

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