Dos semanas habían pasado desde que Candy y él habían aclarado el pasado, dos semanas las cuales él había aprovechado al máximo, la visitaba a diario y cada día conocía lago nuevo de ella...aquel acontecimiento tenia mas que felices a sus padres quienes habían comenzado perder la esperanza en que las cosas entre él y Candy se solucionarán.
En la comodidad y tranquilidad de su habitación, Terry tiró lentamente del hilo y levantó con las herramientas la vela en miniatura dentro de la botella de cristal. —Una profunda sensación de triunfo le inundó al observar la perfecta reproducción de un velero rodeado ahora de vidrio.
Como una imagen impresa a meses de trabajo colocó el corcho. —No había planeado terminar el barco esa noche, pero se encontraba inquieto después de regresar a su casa.
Trabajar en la miniatura lo había relajado, pero no había conseguido apartar de su mente a Candy. —El deseo que sentía era cada vez mayor. O se casaban, o haría algo que lamentaría..—Como seducirla en la terraza una semana atrás ...—No podía dejar que eso ocurriera.
Como el único de su linaje, era plenamente consciente de su responsabilidad con su título de marqués y futuro Duque de Grantchester de engendrar herederos.
Aunque su honor le exigía que cumpliese con su deber, no tenía ninguna intención de atarse a una mujer inadecuada como hizo su hermano siendo aún muy joven
Todavía recordaba las discusiones entre su joven y guapa cuñada y su joven y estricto hermano. —Peleas que terminaron cuando su hermano murió.
Sin un marido estricto para controlarla, su cuñada pareció enloquecer. —Organizaba fiestas esplendidas, tenía amante sin la menor discreción, hasta el punto de que toda su familia era conscientes de ello, ya que se pasaba la mayor parte del tiempo en Londres.
Gracias a los excesos legendarios de Charlotte, toda la familia Grantchester se vio obligada a soportar los comentarios y chismorreos de la alta e hipócrita sociedad.
John había ignorado en gran medida, tanto los chismes como el comportamiento de su ex cuñada. —De hecho para consternación de Terry su hermano menor había mostrado todos los síntomas de que seguía sus pasos, adjuntándose el calificativo de libertino entre la alta sociedad, antes de su prematura muerte a los veinte años.
Cada vez que Terry recordaba todo aquello, se juraba que nunca se uniría a una mujer como Charlotte, era por esa la razón que aún permanecía soltero...—Cuando regresó a Londres, le había dejado bien claro a sus padres que se casaría con una mujer cuya conducta fuera tan ejemplar que no diera motivo a chismorreos.
Una sonrisa se dibujó en sus labios, al recordar a Candy, quien además de tener una conducta intachable era una mujer atractiva que despertó su pasión hacía cinco años atrás, de una manera muy agradable. —Ella era perfecta para el papel de esposa, sin duda su padre a base de artimañas, había hecho una gran elección, aunque los días que tenía cortejándola, se había dada cuenta que ella tenía una tendencia exasperante hacia la terquedad.
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Los ojos de William Ardley, Conde de Aberdeen mostraron satisfacción al conocer el motivo de la visita de su amigo Richard y su hijo Terruce.
—He hablado con Candice y no se opone a sus intenciones — dijo el padre de Candy sirviendo tres copas de Whisky.
Había algo en la voz del hombre mayor que Terry no pudo descifrar, un alivio sombrío, casi amargo.
—No esperaba que lo hiciera. —hemos aclarado las cosas y con el permiso suyo y el de ella la he cortejado estas últimas semanas.
Entregando una de las copas a Richard y la otra a Terry, el Conde levantó la suya en un brindis antes de sentarse más cómodamente en su silla.
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Rebelde
Fiksi PenggemarEl joven Marquez Terruce Grantchester, al igual que cualquier chico de su edad, hizo una apuesta con sus amigos de besar a la primera joven que entrara al salon de baile, tras dar el beso a la hermosa joven hizo una promesa, sin imaginar que lo que...