Candy no pensaba en la noche de bodas mientras se preparaba para la ceremonia. Tenía demasiadas preocupaciones en su mente.
La Tía Elroy por la mañana se la llevó aparte, para darle la charla sobre la vida conyugal, creyendo que su madre la había descuidado debido a las tensas relaciones entre ambas. Candy no tuvo el valor de decirle a la estimada dama que su madre, ya había cumplido con el deber. —Los consejos de su tía eran muy parecidos a los de su madre, salvo en algo.
Ella le había dicho que una mujer debía considerar su deber en el lecho como sagrado a pesar de la incomodidad y la vergüenza que una joven sufría cuando su marido hacia uso de sus derechos conyugales. —Según su Tía Elroy, las cosas no mejoraban con el tiempo, cuando se trataba del lado ardiente del matrimonio.
Candy estaba segura de que se equivocaba, pero el nerviosismo por la consumación del matrimonio aumentó en su interior por momentos.
Su madre llegó para supervisar el arreglo personal de su hija. —Hasta aquel momento, había conseguido mantener a Annie alejadas del dormitorio y ordenó que Dorothy, que se encargara del arreglo personal de Candy.
—Parece que vas a un entierro, aunque dadas las circunstancias tiene sentido, no podemos consentir que todos crean que no eres feliz.
—Estoy feliz con mi matrimonio — respondió la rubia.
—¿Cómo puedes estarlo, cuando sabes que eso puede perjudicar la posición de nuestra familia en la sociedad? Nunca imaginé que había criado a una hija tan egoísta, eso es un golpe que ninguna madre debería afrontar — dijo tocándose el borde del ojo con un pañuelo bordado.
Candy rehusó sentirse culpable, no quería causarle pesar a su familia con su boda, pero era mejor que su secreto saliera a la luz cuando ella fuese la marquesa de Grantchester, que siendo todavía la hija soltera de un conde.
Había intentado atrapar al chantajista pero su plan fracasó, al igual que su intento de abandonar la ciudad. —Lo mejor que podía hacer por ellos, era casarse con Terry y confiar en la protección que la ofrecería cuando el escándalo estallara. —Solo esperaba que él no se arrepintiese.
Annie ingresó a la habitación y aunque la madre de Candy intento impedírselo, se acercó a Candy y comenzó a retirar el exceso de labial y polvo que Dorothy le había aplicado.
Sin dignarse a hablar con Annie, la madre de Candy miró a su hija...—Pensé que como su madre, tendría algo que decir sobre el arreglo de Candice el día de su boda. —Algunas personas no tienen modales.
Candy apretó los dientes intentando refrenar su temperamento.
—Algunas personas harían mejor ocupándose de su propia apariencia, en vez de molestar a una joven preciosa. — respondió Annie. — Las lágrimas, pueden estropear el polvo que usa para oscurecer sus ojos, dándole un aspecto ridículo.
Candy reprimió una risa cuando su madre lanzó una exclamación al darse la vuelta para mirarse en el espejo. —Viendo que Annie tenía razón busco rápidamente el cosmético.
Aprovechando la distracción de su madre, Annie tomó a Candy de la mano y junto a Dorothy, la llevó a otra habitación, para encargarse personalmente del arreglo de su amiga, una vez finalizó, Annie dio un paso hacia atrás y la observó con una sonrisa.
—Estas preciosa, Candy.
Dorothy asintió con la cabeza, emocionada.
—Sí que lo estás, Candy.
Candy intentó sonreír, aunque tenía el estómago contraído por la tensión.
—Gracias.
—Ayude a la condesa con los últimos retoques, después la llevaré a la sala de visitas para esperar el carruaje..le pidió Annie a Dorothy.
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Rebelde
FanfictionEl joven Marquez Terruce Grantchester, al igual que cualquier chico de su edad, hizo una apuesta con sus amigos de besar a la primera joven que entrara al salon de baile, tras dar el beso a la hermosa joven hizo una promesa, sin imaginar que lo que...