Edimburgo, Escocia 1915
Tras casi diecisiete años intentando agradar a sus padres, Lady Candice Ardley hija del conde y la condesa Aberdeen, sabía que esta vez obtendría su ira, o su repulsión...
Después de todo no era correcto que una hija chantajeara a sus padres, sobre todo cuando el motivo era impedir que su matrimonio con un duque se realizase, el mayor deseo de su madre.
Sus amiga Annie y Patty, quienes también eran las actuales novias de sus primos, se habían criado en America, y por lo tanto eran más independientes que la mayoría de las damas Escocesas, por no decir Europeas.
Annie le había dicho a Candy que para negociar debía conocer a su adversario, además de poseer algo que él desease o necesitase, y sobre todo estar dispuesta a seguir hasta el fin.
Candy conocía a sus padres hasta cierto punto..—Tenía algo con lo que negociar, y después de la horrible experiencia de la noche anterior, estaba dispuesta a llegar hasta el final, costase lo que costase.
Hizo una mueca de desagrado al recordar que el Duque en cuestión era un viejo rabo verde, nada amable, además sabía de buena fuente que durante sus dos matrimonios anteriores, las esposas habían sido infelices, era tan desagradable que aún sus mismos empleados rumoraban que no era capaz de conservar ni una sola amante, ya que era un déspota y arrogante, que creía que su riqueza y status le garantizaba conseguir todo lo que deseara..
El horrible hombre, le había dejado bien claro la noche anterior a Candy que ella era su capricho actual; Por Dios! el anciano tenía nietos de la edad de ella, pero eso no parecía molestarle y decía que a ella tampoco debería hacerlo.
Cuando el Duque se marchó de su casa, Candy se dio un largo baño, frotándose con el jabón de esencia a rosas, pero todavía sentía el contacto de sus horribles, flacuchentos y arrugados dedos y sus húmedos labios sobre su mano; se estremeció al recordar el aliento caliente y su brusquedad al hablar.
Sintió rabia al recordar que sus padres habían autorizado el cortejo de aquel asqueroso y libertino duque.
Su madre había dejado bien claro que esa unión era todo lo que podía desear para su única hija, mientras que su padre era demasiado reservado para dar opiniones al respecto, sin embargo, había alentado las intenciones del duque.
Candy tuvo que aceptar, muy a su pesar, que su felicidad no era algo importante para sus padres,...—pero si lo era, el prestigio social que obtendrían con aquel matrimonio.
Aquel hecho le había lastimado en gran manera, ya que ella era tan solo una jovencita quien apenas había hecho su presentación en sociedad y había asistido a un solo baile.
Casi se le olvidó respirar antes de entrar con cautela en el salón; el sol del atardecer bañaba la fina alfombra, con su resplandor mudo. —Su madre estaba tremendamente orgullosa de que aquella alfombra, fuera incluso más fina que la de la sala de estar del duque.
Candy dio un vacilante paso al frente. ..—Aunque las chimeneas estaban encendidas, el calor de las llamas no disipaba el frio que la cubría como un manto incómodo.
El miedo no era un buen compañero, así que, con decisión se despojó de ese sentimiento.
Sabia que cabía la posibilidad, que después de ese día, sus padres la odiarían y aquello la tenía sin cuidado..—No le quedaba otra, había tomado una decision, que a los ojos de sus padres resultaría drástica y catastrófica...—No se casaría con aquel horrible hombre.
El momento era ahora, el Duque llegaría de visita el día siguiente y Candy sospechaba que los planes de su madre, eran anunciar el compromiso matrimonial durante su baile de cumpleaños, que seria dentro de un mes, así que estaba en una carrera contra el tiempo, tenía que actuar ¡ya!..
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Rebelde
FanfictionEl joven Marquez Terruce Grantchester, al igual que cualquier chico de su edad, hizo una apuesta con sus amigos de besar a la primera joven que entrara al salon de baile, tras dar el beso a la hermosa joven hizo una promesa, sin imaginar que lo que...